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III. DIVISIÓN DEL REINO DAVÍDICO (12)
12 División del reinoa
1 Roboam fue a Siquem,b porque todo Israel había ido allá para proclamarle rey.c
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1 a 12.1-24 Este importante relato se refiere a un momento crucial en la historia del pueblo elegido. En él se da cuenta del vivo descontento que habían ido acumulando entre las tribus del norte las excesivas cargas impuestas durante el reinado de Salomón. También describe cómo Roboam, hijo de Salomón, en vez de atender a las justas reclamaciones del pueblo, le respondió con desdeñosa altanería, provocando de ese modo en la asamblea una rebelión que trajo como consecuencia la división del reino davídico. De este modo se constituyó en el sur el reino de Judá, con su capital en Jerusalén, mientras que en el norte las tribus agrupadas en torno a Jeroboam formaron el reino de Israel. Véanse 1 R 4.20 nota f ; 11.31 nota n. e Introducción. b 12.1 Siquem: antiguo centro político y religioso, que en tiempos de Josué había sido escenario de una asamblea memorable (véase Jos 24.1 n.). Fue la primera capital del reino del norte (cf. 1 R 12.25), y después del exilio se convirtió en la principal ciudad de los samaritanos (cf. Eclo 50.26) . Véase Índice de mapas. c 12.1 Para explicar este encuentro de Roboam con las tribus del norte, se ha propuesto la siguiente hipótesis, que no carece de verosimilitud: Roboam, en su condición de descendiente de David, había sido aclamado rey de Judá por derecho hereditario; en cambio, para reinar sobre las tribus del norte, debía renovar el pacto que su abuelo David había hecho con los ancianos de Israel (cf. 2 S 5.1-5). Al fracasar este acuerdo (cf. v. 16), dichas tribus se apartaron de Judá y eligieron su propio rey. Véase 1 R 11.31 nota n.
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2 Pero lo supo Jeroboam,d hijo de Nabat, que estaba todavía en Egipto, adonde había huido del rey Salomón y donde se había quedado a vivir.
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2 d 12.2 Jeroboam: Cf. 1 R 11.26-40.
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3 Cuando mandaron a llamarle, Jeroboam y todo el pueblo de Israel fueron a hablar con Roboam, y le dijeron:
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4 –Tu padre fue muy duro con nosotros. Alivia tú ahora la dura servidumbre y el pesado yugo que él nos impuso, y te serviremos.
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5 Roboam les contestó:
–Marchaos, y volved a verme dentro de tres días.
La gente se fue,
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6 y entonces el rey Roboam consultó a los ancianos que habían servido a Salomón, su padre, mientras vivió. Les preguntó:
–¿Qué me aconsejáis que responda a esta gente?
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7 Ellos le dijeron:
–Si hoy te pones al servicio de este pueblo y les respondes con buenas palabras, ellos te servirán siempre.
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8 Pero Roboam no hizo caso del consejo de los ancianos, sino que consultó a los muchachos que se habían criado con él y que estaban a su servicio,
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9 preguntándoles:
–¿Qué me aconsejáis que responda a esta gente que me ha pedido que aligere el yugo que mi padre les impuso?e
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9 e 12.6-9 Estos ancianos habían sido antes los expertos consejeros del rey Salomón; los muchachos, por el contrario, eran los camaradas de juventud de Roboam. Dado que este último comenzó a reinar a los cuarenta y un años (1 R 14.21), para esta época ya no debían ser tan jóvenes.
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10 Aquellos jóvenes que se habían criado con él le respondieron:
–A esa gente que te ha pedido que aligeres el yugo que tu padre les impuso, debes responderle esto: ‘Si mi padre fue duro, yo lo soy mucho más;f
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10 f 12.10 Si mi padre... soy mucho más: lit. mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre.
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11 si él os impuso un yugo pesado, yo lo haré más pesado todavía; y si él os azotaba con correas, yo os azotaré con látigos de puntas de hierro.’
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12 Al tercer día volvió Jeroboam a presentarse con todo el pueblo ante Roboam, como el rey les había dicho.
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13 Pero el rey les contestó duramente, sin hacer caso del consejo que le habían dado los ancianos,
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14 y les repitió lo que le habían aconsejado los muchachos: que si su padre les había impuesto un yugo pesado, él les impondría uno más pesado todavía, y que si su padre los había azotado con correas, él los azotaría con látigos de puntas de hierro.
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15 El rey, pues, no hizo caso del pueblo, porque el Señor había dispuesto que sucediera así para que se cumpliera lo que el Señor había prometido a Jeroboam, hijo de Nabat, por medio de Ahías, el de Siló.g
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15 g 12.15 Cf. 1 R 11.29-39.
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16 Cuando todo el pueblo de Israel vio que el rey no le había hecho caso, le respondió de este modo:
“¡No tenemos nada que ver con David!
¡Ninguna herencia compartimos con el hijo de Jesé!
¡A vuestras casas, israelitas!
¡Y David, que cuide de su familia!”h
Al momento, los israelitas se fueron a sus casas.
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16 h 12.16 Este mismo grito de rebelión había sido lanzado por el benjaminita Sebá al final del reinado de David (2 S 20.1).
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17 En cuanto a los israelitas que vivían en las ciudades de Judá, Roboam siguió reinando sobre ellos.
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18 Y cuando Roboam envió a Adoram,i que era el encargado del trabajo obligatorio, todo Israel lo mató a pedradas. Entonces el rey Roboam subió rápidamente a su carro y huyó a Jerusalén.
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18 i 12.18 Adoram (o Adoniram): Cf. 2 S 20.24; 1 R 4.6; 5.14.
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19 De este modo se rebeló Israel contra la dinastía de David hasta el día de hoy.
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