19 Manda ahora gente que reúna a todos los israelitas en el monte Carmelo,d con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, a quienes Jezabel mantiene.
Elías y los profetas de Baal
20 Ahab mandó llamar a todos los israelitas, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.
21 Entonces Elías, acercándose a todo el pueblo, dijo:
–¿Hasta cuándo vais a continuar con este doble juego? Si el Señor es el verdadero Dios, seguidle a él, y si lo es Baal, a él deberéis seguir.
El pueblo no respondió palabra,
22 y Elías continuó diciendo:
–Yo soy el único profeta del Señor que ha quedado con vida, en tanto que de Baal hay cuatrocientos cincuenta profetas.
23 Pues bien, que se nos den dos becerros, y que ellos escojan uno, que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña, pero que no le prendan fuego. Yo, por mi parte, prepararé el otro becerro y lo pondré sobre la leña, pero tampoco le prenderé fuego.
24 Luego vosotros invocaréis a vuestros dioses, y yo invocaré al Señor, ¡y el dios que responda enviando fuego,e ése es el Dios verdadero!
–¡Buena propuesta! –respondió todo el pueblo.
25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal:
–Escoged uno de los becerros y preparadlo primero, ya que vosotros sois muchos. Luego invocad a vuestro dios, pero no encendáis fuego.
26 Así pues, ellos tomaron el becerro que se les había entregado y lo prepararon, y desde la mañana hasta el mediodía invocaron a Baal. Decían: “¡Contéstanos, Baal!”, y daban brincos alrededor del altar que habían construido,f pero ninguna voz les respondía.
27 Hacia el mediodía, Elías se burlaba de ellos diciéndoles:
–Gritad más fuerte, porque es un dios. A lo mejor está ocupado, o está haciendo sus necesidades, o ha salido de viaje. ¡Tal vez esté dormido y haya que despertarlo!g
28 Ellos seguían gritando y cortándose con cuchillos y lancetas, como tenían por costumbre, hasta quedar bañados en sangre.h
29 Pero pasó el mediodía, y aunque continuaron gritando y saltando como locos hasta la hora de ofrecer el sacrificio,i no hubo ninguna respuesta. ¡Nadie contestó ni escuchó!
30 Entonces Elías dijo a toda la gente:
–Acercaos a mí.
Toda la gente se acercó a él, y él se puso a reparar el altar del Señor, que estaba derribado.j
31 Tomó doce piedras,k conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob,l a quien el Señor dijo que se llamaría Israel,
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