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1 Samuel 10

1 Samuel :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31

10
Tomó entonces Samuela una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, lo besó, y le dijo:
--¿No te ha ungidob Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?c
10
a 10.1 Nótese que es un profeta el que consagra al primer rey de Israel. Es decir, que la realeza israelita aparece desde el comienzo vinculada al profetismo. Así se quiere dar a entender que dicha institución debía estar al servicio del pueblo de Dios. En adelante, los profetas reconocerán en principio la autoridad y la misión del rey (cf. 2 S 7), pero no por eso dejarán de reprocharle sus abusos e injusticias. Cf. 2 S 12.1-14; 1 R 18.1-19; Jer 22.1-12.
b 10.1 ¿No te ha ungido Jehová... Israel?: La unción con el aceite sagrado, al mismo tiempo que establecía un vínculo particular entre Dios y el “ungido”, significaba la elección divina y la consagración formal para el desempeño de un cargo o función (cf. Lv 8.12). La continuación del relato muestra asimismo que la unción confería el don del espíritu (v. 10; cf. 1 S 16.13), es decir, la fuerza y la competencia para el cumplimiento de esa misión. Véase Sal 2.2 n.
c 10.1 Su pueblo: lit. su heredad.
Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel,d en Selsa,e en el territorio de Benjamín, los cuales te dirán: “Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros, y dice: ‘¿Qué haré acerca de mi hijo?’ ”. d 10.2 Raquel: Cf. Gn 35.19.
e 10.2 Selsa: Podría tratarse de una población aún no identificada, aunque también es posible que el texto hebreo esté mal conservado.
Más adelante, cuando llegues a la encina de Tabor,f te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios, en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otro tres tortas de pan y el tercero una vasija de vino. f 10.3 La encina de Tabor: Esta expresión no se refiere al monte Tabor, situado más al norte, en la llanura de Jezreel o Esdrelón. Algunos la identifican con Alón-bacut, es decir, la encina del llanto, cercana a Betel, debajo de la cual había sido enterrada Débora, la nodriza de Rebeca (Gn 35.8).
Luego que te hayan saludado, te darán dos panes, que tú tomarás de su mano.
Después de esto llegarás al collado de Dios,g donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres en la ciudad encontrarás una compañía de profetash que descienden del lugar alto, precedidos de salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. g 10.5 Collado de Dios: lit. Gabaa de Dios. Es llamada también Gabaa de Saúl (1 S 15.34; Is 10.29; cf. 1 S 11.4) y Gabaa de Benjamín (1 S 13.2,15; 14.16). Se encontraba a 6 km. al norte de Jerusalén. El complemento de Dios podría tener el valor de un superlativo, y en ese caso el significado del nombre sería Colina muy alta o muy hermosa. Pero, más probablemente, ese nombre se debía al santuario o “lugar alto” que había en sus alrededores (cf. v. 10).
h 10.5 Una compañía de profetas: Estas agrupaciones de profetas extáticos son una de las manifestaciones más antiguas del profetismo israelita. Sus integrantes solían vivir en las inmediaciones de un santuario o “lugar alto” y practicaban cierta forma de vida comunitaria (cf. 2 R 2.3,15; 4.38-44); pero su característica más notable era el recurso a la música y a las danzas para entrar en un estado de trance o de exaltación. Su comportamiento extravagante los hacía a veces ridículos (cf. 2 R 2.23) y la exaltación colectiva solía resultar contagiosa (cf. 1 S 19.20-24). Fuera de Israel (cf. 1 R 18.19-29), e incluso dentro de él (cf. 1 R 22.10-22), esos estados de frenesí producían con frecuencia manifestaciones cercanas al delirio y la enajenación.
Entonces el espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre.
Cuando se te hayan cumplido estas señales, haz lo que te parezca bien, porque Dios está contigo.
Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo junto a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo vaya a tu encuentro y te enseñe lo que has de hacer.
Aconteció luego, que apenas volvió él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios el corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día.
10 Cuando llegaron allá al collado, la compañía de los profetas les salió al encuentro. Entonces el espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos.
11 Todos los que lo conocían de antes, al verlo que profetizaba con los profetas, se decían unos a otros: «¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también está entre los profetas?».i 11 i 10.11 ¿Saúl también está entre los profetas?: Esta pregunta expresa el estupor de los que veían a Saúl, un joven perteneciente a una familia de buena posición, mezclado con aquel grupo de profetas en trance.
12 Y alguno de allí preguntó:
«¿Y quién es el padre de estos?».j
Por esta causa se hizo proverbio: «¿También Saúl entre los profetas?».
12 j 10.12 ¿Y quién es el padre de estos?: La gente se pregunta de quiénes son discípulos aquellos profetas, o bien quiere dar a entender que no tienen padre, es decir, que son de muy baja condición social.
13 Cuando cesó de profetizar, llegó al lugar alto.k
13 k 10.13 Al lugar alto: otra posible traducción: a su casa.
14 Un tío de Saúl dijo a él y a su criado:
--¿A dónde fuisteis?
Él respondió:
--A buscar las asnas; y como vimos que no aparecían, acudimos a Samuel.
15 Dijo el tío de Saúl:
--Te ruego que me cuentes qué os dijo Samuel.
16 Saúl respondió a su tío:
--Nos declaró expresamente que las asnas habían sido halladas.
Pero del asunto del reino, de que Samuel le había hablado,l no le contó nada.
16 l 10.16 Todo el relato anterior tenía por finalidad presentar a Saúl como un héroe digno de reinar sobre su pueblo a causa de sus cualidades personales (cf. 9.2) y de las circunstancias extraordinarias de su elección por parte de Dios (cf. 10.1). En tal sentido, este relato de la consagración de Saúl como primer rey de Israel es afín al de la elección de David y al de su combate con Goliat (1 S 16.1-13; 17.1-54) y al del juicio de Salomón (1 R 3.16-28).
17 Después Samuel convocó al pueblom delante de Jehová en Mizpa,
17 m 10.17 El relato que se extiende hasta el final del cap. retoma el hilo de la narración que en 1 S 8.22 había quedado en suspenso. El pueblo es convocado a una asamblea sagrada, y la elección del rey se realiza por medio de la suerte (v. 21). De este modo, adquiere estado público lo que hasta el momento había sido un secreto entre Samuel y Saúl (cf. 1 S 9.1--10.16).
18 y dijo a los hijos de Israel:
«Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de manos de los egipcios y de manos de todos los reinos que os afligieron.
19 Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: “No, tú nos darás un rey”. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y familias».
20 Samuel hizo acercarse a todas las tribus de Israel, y fue designada la tribu de Benjamín.
21 Hizo que se acercara la tribu de Benjamín por familias, y fue designada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Lo buscaron, pero no fue hallado.n 21 n 10.20-21 Acerca de la elección por medio de un sorteo, cf. Jos 7.16-18; 1 S 14.40-42.
22 Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había concurrido allí aquel hombre. Y respondió Jehová: «Está ahí, escondido entre el bagaje».
23 Entonces corrieron, lo sacaron de allí y, puesto en medio del pueblo, sobresalía por encima de todos de los hombros para arriba.
24 Samuel dijo a todo el pueblo:
--¿Habéis visto al elegido de Jehová? No hay nadie como él en todo el pueblo.
Entonces el pueblo gritó con alegría:
--¡Viva el rey!ñ
24 ñ 10.24 ¡Viva el rey!: Cf. 2 S 16.16; 1 R 1.34,39; 2 R 11.12.
25 Samuel expuso luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová.o
25 o 10.25 Este documento, que no se ha conservado, podría ser una especie de acta constitucional de la monarquía, destinada a reglamentar el ejercicio de la autoridad real. Cf. Dt 17.14-20.
26 Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y lo acompañaron los hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado.
27 Pero algunos perversos dijeron: «¿Cómo nos ha de salvar este?». Lo despreciaron y no le llevaron presentes; pero él disimuló.

© 1995 Sociedades Bíblicas Unidas

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020