El sabio y el necio
11 El que cumple la ley domina sus instintos;
honrar al Señor lleva a la sabiduría.
12 El que no es inteligente no puede aprender,
pero hay una inteligencia llena de amargura.
13 La ciencia del sabio es como un río crecido,
y sus consejos como manantial que no se agota.d
14 La mente del necio es como un vaso roto:
nada retiene de lo que aprende.
15 Si un hombre inteligente oye un proverbio,
lo alaba y añade otro;
si lo oye un tonto,
pone mala cara y no le presta atención.
16 Escuchar a un necio es como viajar con una carga a cuestas;
¡qué delicia, en cambio, oir hablar a un inteligente!
17 Cuando el pueblo se reúne, pide la opinión del sabio
y se queda pensando en lo que dice.
18 La sabiduría es para el necio como una casa en ruinas:
todo lo que él sabe decir son palabras sin sentido.
19 La instrucción es para el necio como cadenas en los pies
o como esposas en la mano derecha.
20 El tonto se ríe a carcajadas;e
el sabio, cuando mucho, sonríe suavemente.
21 La instrucción es para el sabio como adorno de oro,
como un brazalete en el brazo derecho.
22 El necio se precipita en una casa;
el sensato se detiene respetuosamente.
23 El necio, desde la puerta, espía hacia adentro;
el bien educado se queda fuera.
24 Es mala educación aplicar el oído a la puerta;
un hombre sensato se moriría de vergüenza.
25 El charlatán habla por los codos;
el sabio pesa cada palabra.
26 El necio dice todo lo que piensa;
el sabio piensa todo lo que dice.f
27 Cuando un malvado maldice a su enemigo,
a sí mismo se maldice.g
28 El chismoso trae mal sobre sí mismo
y se hace odioso a todos sus vecinos.
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