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Génesis 2, 18-24

Génesis :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50

18 Luego, Dios el Señor dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él.”
19-20 Y Dios el Señor formó de la tierra todos los animales y todas las aves, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre. El hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves y a todos los animales salvajes, y ese nombre les quedó.p Sin embargo, ninguno de ellos resultó ser la ayuda adecuada para él. 19 p 2.19-20 Para los antiguos semitas, el nombre no era algo meramente exterior, sino una parte constitutiva de la persona o cosa nombradas. Poner o cambiar un nombre era una forma de afirmar la autoridad o el dominio (cf. 2 R 23.34; 24.17).
21 Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y, mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne.
22 De esa costilla, Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre,
23 que al verla dijo:
“¡Esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar ‘mujer’, porque Dios la sacó del hombre.”q
23 q 2.23 En hebreo, las palabras traducidas por hombre y mujer tienen un sonido muy similar. Este parecido, lo mismo que el relato de la formación de la mujer con una costilla sacada del hombre, quiere destacar la unidad de naturaleza, la íntima afinidad entre ambos sexos y, por tanto, la igualdad esencial de derechos.
24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona.r
24 r 2.24 Mt 19.5; Mc 10.7-8; 1 Co 6.16; Ef 5.31. Este v. pone de relieve la dignidad y el sentido profundo de la unión matrimonial.

© 2002 Sociedades Bíblicas Unidas y Sociedad Bíblica de España

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020