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Juan 12-19

Juan :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21

12 Una mujer derrama perfume sobre Jesúsa
(Mt 26.6-13; Mc 14.3-9)
Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado.b Allí hicieron una cena en honor de Jesús. Marta servía,c y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él. María, tomando unos trescientos gramosd de perfume de nardoe puro, muy caro, perfumó los piesf de Jesús y luego los secó con sus cabellos. Toda la casa se llenó del aroma del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, aquel que iba a traicionar a Jesús, dijo:
–¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios,g para ayudar a los pobres?
Pero Judas no dijo esto porque le importasen los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero,h robaba del que allí ponían. Jesús le dijo:
–Déjala, porque ella estaba guardando el perfume para el día de mi entierro.i A los pobres siempre los tendréis entre vosotros,j pero a mí no siempre me tendréis.
Conspiración contra Lázaro
Muchos judíos, al enterarse de que Jesús estaba en Betania, fueron allá, no solo por Jesús sino también por ver a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. 10 Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro,k 11 porque por causa suya muchos judíos se separaban de ellos y creían en Jesús.l
Jesús entra en Jerusalén
(Mt 21.1-11; Mc 11.1-11; Lc 19.28-40)
12 Al día siguiente, la gran multitud que había acudido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua se enteró de que Jesús llegaba a la ciudad. 13 Entonces cortaron hojas de palmera y salieron a recibirle, gritando:
–¡Hosana!m ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el Rey de Israel!n
14 Jesús encontró un asno y montó en él, como se dice en la Escritura:
15 “No tengas miedo, ciudad de Sión;ñ
mira, tu Rey viene
montado en un borriquillo.”o
16 Al principio, sus discípulos no comprendieron estas cosas; pero después, cuando Jesús fue glorificado,p recordaron que todo lo que le había sucedido era lo que estaba escrito acerca de él.
17 Los que se hallaban con Jesús cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó, hablaban de lo que habían visto. 18 Por eso salió la gente al encuentro de Jesús, porque se habían enterado de la señal milagrosa hecha por él. 19 Pero los fariseos se decían unos a otros:
–Ya veis que así no conseguiremos nada. ¡Mirad, todo el mundo le sigue!
Unos griegos buscan a Jesús
20 Entre la gente que había ido a Jerusalén a adorar a Dios en la fiesta, había algunos griegos.q 21 Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea,r y le rogaron:
–Señor, queremos ver a Jesús.
22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y los dos fueron a contárselo a Jesús. 23 Jesús les dijo:
–Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.s 24 Os aseguro que si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, seguirá siendo un solo grano; pero si muere, dará fruto abundante. 25 El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna.t 26 Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre le honrará.
Jesús anuncia su muerte
27 “Siento en este momento una angustia terrible, pero ¿qué voy a decir? ¿Diré: ‘Padre, líbrame de esta angustia’? ¡Pero si precisamente para esto he venido!u 28 ¡Padre, glorifica tu nombre!”
Entonces vino una voz del cielo, que decía: “¡Ya lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez!”
29 Al oir esto, la gente que estaba allí decía que había sido un trueno, aunque algunos afirmaban:
–Un ángel le ha hablado.
30 Jesús les dijo:
–No ha sido por mí por quien se ha oído esta voz, sino por vosotros. 31 Ahora va a ser juzgado el mundo. ¡Ahora va a ser expulsado el que manda en este mundo!v 32 Pero cuando yo sea levantado de la tierra,w atraeré a todos a mí.
33 Con esto daba a entender de qué forma había de morir.x 34 La gente le contestó:
–Por la leyy sabemos que el Mesías vivirá para siempre:z ¿cómo, pues, dices tú que el Hijo del hombre ha de ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?
35 Jesús les dijo:
–Todavía estará la luz entre vosotros por un poco de tiempo. Andad, pues, mientras tenéis esta luz, para que no os sorprenda la oscuridad, porque el que anda en oscuridad no sabe por dónde va. 36 Creed en la luza mientras todavía la tenéis, para que pertenezcáis a la luz.b
Cuando hubo dicho estas cosas, Jesús se fue y se ocultó de ellos.
Por qué los judíos no creían en Jesús
37 A pesar de que Jesús había hecho tan grandes señales milagrosas delante de ellos, no creían en él, 38 pues tenía que cumplirse lo que escribió el profeta Isaías:
“Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?
¿A quién ha revelado el Señor su poder?”c
39 Así que no podían creer, como también escribió Isaías:
40 “Dios les ha cerrado los ojos
y ha entorpecido su mente
para que no puedan ver ni entender;
para que no se vuelvan a mí
y yo los sane.”d
41 Isaías dijo esto porque había visto la gloria de Jesús y hablaba de él.e
42 Creyeron, sin embargo, en Jesús muchos de los judíos, incluso algunos de los más importantes. Pero no lo manifestaban públicamente por miedo a los fariseos, para no ser expulsados de las sinagogas.f 43 Y es que preferían la honra que procede de los hombres a la honra que procede de Dios.
Las palabras de Jesús juzgarán a la gente
44 Jesús dijo con voz fuerte: “El que cree en mí no cree solamente en mí, sino también en mi Padre, que me ha enviado. 45 Y el que me ve a mí, ve también al que me ha enviado.g 46 Yo, que soy la luz,h he venido al mundo para que los que creen en mí no permanezcan en la oscuridad. 47 Pero a aquel que oye mis palabras y no las obedece, no soy yo quien le condena, porque yo no he venido para condenar al mundo sino para salvarlo.i 48 El que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya tiene quien le condene: las palabras que he dicho le condenarán el día último.j 49 Porque yo no hablo por mi propia cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. 50 Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que digo, lo digo como el Padre me ha ordenado.”
13 II. JESÚS REGRESA AL PADRE (13–21)a
1. La última cena (13–17)
Jesús lava los pies a sus discípulos
Era la víspera de la fiesta de la Pascua.b Jesús sabía que le había llegado la horac de dejar este mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre había amado a los suyos que estaban en el mundo, y así los amó hasta el fin.d
2-4 El diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la idea de traicionar a Jesús. Durante la cena,e Jesús, sabiendo que había venido de Dios, que volvía a Diosf y que el Padre le había dado toda autoridad,g se levantó de la mesa, se quitó la ropa exterior y se puso una toalla a la cintura. Luego vertió agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulosh y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.
Cuando iba a lavar los pies a Simón Pedro, este le dijo:
–Señor, ¿vas tú a lavarme los pies?
Jesús le contestó:
–Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero más tarde lo entenderás.
Pedro dijo:
–¡Jamás permitiré que me laves los pies!
Respondió Jesús:
–Si no te los lavo no podrás ser de los míos.
Simón Pedro le dijo:
–¡Entonces, Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza!i
10 Pero Jesús le respondió:
–El que está recién bañado no necesita lavarse más que los pies,j porque todo él está limpio. Y vosotros estáis limpios,k aunque no todos.
11 Dijo: “No estáis limpios todos”, porque sabía quién le iba a traicionar.
12 Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la ropa exterior, se sentó de nuevo a la mesa y les dijo:
–¿Entendéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón porque lo soy. 14 Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros.l 15 Os he dado un ejemplo para que vosotros hagáis lo mismo que yo os he hecho.m 16 Os aseguro que ningún sirviente es más que su señorn y ningún enviado es más que el que lo envía. 17 Dichosos vosotros, si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica.
18 “No me estoy refiriendo a todos vosotros: yo sé a quiénes he escogido. Pero tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: ‘El que come conmigo se ha vuelto contra mí.’ñ 19 Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis que yo soy.o 20 Os aseguro que quien recibe al que yo envío me recibe a mí, y quien me recibe a mí recibe al que me ha enviado.”p
Jesús anuncia la traición de Judas
(Mt 26.20-25; Mc 14.17-21; Lc 22.21-23)
21 Habiendo dicho estas cosas, Jesús, profundamente conmovido, añadió con toda claridad:
–Os aseguro que uno de vosotros me va a traicionar.
22 Los discípulos comenzaron a mirarse unos a otros, sin saber a quién se refería. 23 Uno de sus discípulos, al que Jesús quería mucho,q estaba cenando junto a él,r 24 y Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara a quién se refería. 25 Él, acercándose más a Jesús, le preguntó:
–Señor, ¿quién es?
26 –Voy a mojar un trozo de pan –le contestó Jesús–, y a quien se lo dé, ese es.
En seguida mojó un trozo de pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en su corazón. Jesús le dijo:
–Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
28 Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por qué se lo había dicho. 29 Como Judas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le decía que comprara algo para la fiesta o que diera algo a los pobres.
30 Judas tomó aquel trozo de pan y salió en seguida. Ya era de noche.
El nuevo mandamiento
31 Después de haber salido Judas, Jesús dijo:
–Ahora se manifiesta la gloria del Hijo del hombre,s y la gloria de Dios se manifiesta en él.t 32 Y si él manifiesta la gloria de Dios, también Dios manifestará la gloria del Hijo del hombre. Y lo hará pronto. 33 Hijitos míos, ya no estaré mucho tiempo con vosotros. Me buscaréis, pero lo mismo que dije a los judíos os digo ahora a vosotros: No podréis ir a donde yo voy.u 34 Os doy este mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros. Así como yo os amo,v debéis también amaros los unos a los otros. 35 Si os amáis los unos a los otros, todo el mundo conocerá que sois mis discípulos.w
Jesús anuncia la negación de Pedro
(Mt 26.31-35; Mc 14.27-31; Lc 22.31-34)
36 Simón Pedro preguntó a Jesús:
–Señor, ¿a dónde vas?
–A donde yo voy –le contestó Jesús– no puedes seguirme ahora, pero me seguirás después.x
37 Pedro le dijo:
–Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti!
38 Jesús le respondió:
–¿De veras estás dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el gallo me negarás tres veces.y
Jesús, el camino al Padre
14
“No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí.a En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, no os habría dicho que voy a prepararos un lugar.b Y después de ir y prepararos un lugar, vendré otra vezc para llevaros conmigo, para que vosotros también estéis donde yo voy a estar. Ya sabéis el camino que lleva a donde yo voy.”
Tomás dijo a Jesús:
–Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo vamos a saber el camino?d
Jesús le contestó:
–Yo soy el camino,e la verdad y la vida.f Solamente por mí se puede llegar al Padre.g Si me conocéis, también conoceréis a mi Padre; y desde ahora ya le conocéis y le estáis viendo.
Felipe le dijo entonces:
–Señor, déjanos ver al Padre y con eso nos basta.h
Jesús le contestó:
–Felipe, ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros y todavía no me conoces? El que me ve a mí ve al Padre:i ¿por qué me pides que os deje ver al Padre? 10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las cosas que yo os digo no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace su propia obra. 11 Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí; si no, creed al menos por las propias obras. 12 Os aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes,j porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidáis en mi nombre yo lo haré, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre. 14 Yo haré cualquier cosa que me pidáis en mi nombre.k
Jesús promete enviar el Espíritu Santo
15 “Si me amáis, obedeceréis mis mandamientos.l 16-17 Y yo pediré al Padre que os envíe otro defensor,m el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con vosotros. Los que son del mundon no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero vosotros lo conocéis, porque él está con vosotros y permanecerá siempre en vosotros.
18 “No voy a dejaros abandonados: volveréñ para estar con vosotros. 19 Dentro de poco, los que son del mundo ya no me verán; pero vosotros me veréis,o y viviréis porque yo vivo. 20 En aquel día os daréis cuenta de que yo estoy en mi Padre, y que vosotros estáis en mí y yo en vosotros. 21 El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que me ama.p Y mi Padre amará al que me ama, y yo también le amaré y me mostraré a él.”
22 Judas (no el Iscariote)q le preguntó:
–Señor, ¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo?
23 Jesús le contestó:
–El que me ama hace caso a mi palabra; y mi Padre le amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él. 24 El que no me ama no hace caso a mis palabras. Las palabras que estáis escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado.r
25 “Os he dicho todo esto mientras permanezco con vosotros; 26 pero el Espíritu Santo, el defensor que el Padre enviará en mi nombre,s os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho.
27 “Os dejo la paz. Mi paz os doy,t pero no como la dan los que son del mundo. No os angustiéis ni tengáis miedo. 28 Ya me oísteis decir que me voy, y que vendré para estar otra vez con vosotros.u Si de veras me amaseis os habríais alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo. 29 Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis.v
30 “Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el que manda en este mundo.w Él no tiene ningún poder sobre mí, 31 pero así ha de ser, para que el mundo sepa que yo amo al Padre y que hago lo que él me ha encargado.x
“Levantaos, vámonos de aquí.
Alegoría de la vid verdadera
15
“Yo soy la vida verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpiab para que dé más. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado.c Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí.
“Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer.d El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego.e
“Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas,f pedid lo que queráis y se os dará.g Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos. Yo os amo como el Padre me ama a mí; permaneced, pues, en el amor que os tengo. 10 Si obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.h
11 “Os hablo así para que os alegréis conmigo y vuestra alegría sea completa.i 12 Mi mandamiento es este: Que os améis unos a otros como yo os he amado.j 13 No hay amor más grande que el que a uno le lleva a dar la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. 16 Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os he escogido a vosotrosk y os he encargado que vayáis y deis mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre.l 17 Esto es, pues, lo que os mando: Que os améis unos a otros.m
El mundo odia a Jesús y a los suyos
18 “Si el mundo os odia, sabed que a mí me odió primero. 19 Si fuerais del mundo, la gente del mundo os amaría como ama a los suyos. Pero yo os escogí de entre los que son del mundo, y por eso el mundo os odia, porque ya no sois del mundo.n 20 Acordaos de lo que os dije: ‘Ningún sirviente es más que su amo.’ñ Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; y si han hecho caso a mi palabra, también harán caso a la vuestra. 21 Todo esto van a haceros por mi causa,o porque no conocen al que me envió.
22 “Ellos no tendrían culpa alguna si yo no hubiera venido a hablarles. Pero ahora no tienen disculpa por su pecado, 23 pues los que me odian a mí odian también a mi Padre. 24 No tendrían culpa alguna si yo no hubiera hecho entre ellos cosas que ningún otro ha hecho; pero ya han visto estas cosas y, sin embargo, me odian a mí y odian también a mi Padre. 25 Pero esto sucede porque tienen que cumplirse las palabras que están escritas en su ley: ‘Me odiaron sin motivo.’p
26 “Pero cuando venga el defensor,q el Espíritu de la verdad, que yo enviaré de parte del Padre, él será mi testigo. 27 Y también vosotros seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo desde el principio.
16
“Os digo estas cosas para que no perdáis vuestra fe en mí.a Os expulsarán de las sinagogas,b e incluso llegará el momento en que cualquiera que os mate creerá que le está prestando un servicio a Dios.c Eso lo harán porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Os digo esto para que, cuando llegue el momento, os acordéis de que ya os lo había dicho.
La actividad del Espíritu Santo
“No os dije esto al principio porque yo estaba con vosotros. Pero ahora me voy para estar con el que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta a dónde voy; al contrario, os habéis puesto muy tristes porque os he dicho estas cosas. Pero os digo la verdad: es mejor para vosotros que me vaya. Porque si no me voy, el defensord no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Cuando él venga, mostrará claramente a la gente del mundo dónde está la culpa, dónde la inocencia y dónde el juicio. La culpa la mostrará en ellos, porque no creen en mí;e 10 la inocencia, en mí, porque voy al Padre y ya no me veréis; 11 y el juicio, en el que manda en este mundo, porque ya ha sido condenado.f
12 “Tengo mucho más que deciros, pero en este momento sería demasiado para vosotros. 13 Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder. 14 Él me honrará, porque recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer. 15 Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso os he dicho que el Espíritu recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer.
16 “Dentro de poco ya no me veréis, pero un poco más tarde volveréis a verme.”g
La tristeza se convertirá en alegría
17 Algunos de los discípulos de Jesús se preguntaban unos a otros:
–¿Qué quiere decir con eso? Nos dice que dentro de poco no le veremos, y que un poco más tarde le volveremos a ver, y que es porque va al Padre. 18 ¿Qué significa ‘dentro de poco’? No entendemos de qué está hablando.
19 Jesús, dándose cuenta de que querían hacerle preguntas, les dijo:
–Os he dicho que dentro de poco no me veréis, y que un poco más tarde me volveréis a ver: ¿es eso lo que os estáis preguntando? 20 Os aseguro que vosotros lloraréis y estaréis tristes, mientras que la gente del mundo se alegrará. Sin embargo, aunque estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en alegría. 21 Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero cuando ya ha nacido la criatura, la madre se olvida del dolor a causa de la alegría de que un niño haya venido al mundo. 22 Así también, vosotros os angustiáis ahora, pero yo volveré a veros y entonces vuestro corazón se llenará de alegría, de una alegría que nadie os podrá quitar.h
23 “Aquel día ya no me preguntaréis nada. Os aseguro que el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre. 24 Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre: pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa.i
Jesucristo, vencedor del mundo
25 “Os he dicho estas cosas por medio de comparaciones, pero viene la hora en que ya no usaré comparaciones, sino que os hablaré claramente acerca del Padre. 26 Aquel día le pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré por vosotros al Padre, 27 porque el Padre mismo os ama. Os ama porque vosotros me amáis a mí y habéis creído que he venido de Dios. 28 Salí del Padre para venir a este mundo, y ahora dejo el mundo para volver al Padre.”j
29 Entonces dijeron sus discípulos:
–Ahora estás hablando con claridad, sin usar comparaciones. 30 Ahora vemos que sabes todas las cosas y que no es necesario que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que has venido de Dios.
31 Jesús les contestó:
–¿Así que ahora creéis? 32 Pues llega la hora, y ya es ahora mismo, cuando os dispersaréis cada uno por su lado,k y me dejaréis solo. Aunque no estoy solo, puesto que el Padre está conmigo. 33 Os digo todo esto para que encontréis paz en vuestra unión conmigo. En el mundo habréis de sufrir, pero tened valor, yo he vencido al mundo.l
17 Jesús ora por sus discípulosa
Habiendo dicho estas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: “Padre, la horab ha llegado. Glorificac a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti. Pues tú has dado a tu Hijo autoridad sobre todos los hombres, para que dé vida eterna a los que le confiaste. Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.d
“Yo te he glorificado aquí en el mundo, pues he terminado lo que me encargaste que hiciera. Ahora pues, Padre, dame en tu presencia la misma gloria que yo tenía contigo desde antes que existiera el mundo.e
“A los que del mundo escogiste para confiármelos, les he hecho saber quién eres.f Eran tuyos, y tú me los confiaste y han hecho caso a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me confiaste viene de ti, pues les he dado el mensaje que me diste y lo han aceptado. Han comprendido que en verdad he venido de ti, y han creído que tú me enviaste.
“Te ruego por ellos. No ruego por los que son del mundo,g sino por los que me confiaste, porque son tuyos. 10 Todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío; y mi gloria se hace visible en ellos.
11 “Yo no voy a seguir en el mundo, pero ellos sí van a seguir en el mundo, mientras que yo voy para estar contigo. Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completamente unidos, como tú y yo. 12 Cuando estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura.h
13 “Ahora voy a ti; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo.i 14 Yo les he comunicado tu palabra;j pero el mundo los odia porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal.k 16 Así como yo no soy del mundo, tampoco ellos son del mundo. 17 Conságralosl a ti por medio de la verdad: tu palabra es la verdad.m 18 Como me enviaste a mí al mundo, así yo los envío.n 19 Y por causa de ellos me consagro a mí mismo,ñ para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.
20 “No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí al oir el mensaje de ellos. 21 Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como tú y yo somos una sola cosa: 23 yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno y así el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas como me amas a mí. 24 Padre, tú me los confiaste, y quiero que estén conmigoo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la creación del mundo. 25 Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco,p y estos también saben que tú me enviaste. 26 Les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.”q
2. Pasión y muerte (18–19)
Jesús es arrestado
(Mt 26.47-56; Mc 14.43-50; Lc 22.47-53)
18
Después de decir estas cosas, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del arroyo de Cedrón,a donde había un huerto en el que entró Jesús con ellos.b También Judas, el que le traicionaba, conocía el lugar, porque muchas veces se había reunido allí Jesús con sus discípulos. Así que Judas se presentó con una tropa de soldados y con algunos guardias del templo enviados por los jefes de los sacerdotes y por los fariseos. Iban armados y llevaban lámparas y antorchas. Pero como Jesús ya sabía todo lo que había de pasarle, salió a su encuentro y les preguntó:
–¿A quién buscáis?
–A Jesús de Nazaret –le contestaron.
Dijo Jesús:
–Yo soy.c
Judas, el que le traicionaba, estaba también allí con ellos. Cuando Jesús les dijo: “Yo soy”, se echaron atrás y cayeron al suelo. Jesús volvió a preguntarles:
–¿A quién buscáis?
Repitieron:
–A Jesús de Nazaret.
Jesús les dijo:
–Ya os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que los demás se vayan.
Esto sucedió para que se cumpliese lo que Jesús mismo había dicho: “Padre, de los que me confiaste, ninguno se perdió.”d 10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno llamado Malco, criado del sumo sacerdote. 11 Jesús dijo a Pedro:
–Vuelve la espada a su lugar. Si el Padre me da a beber esta copa amarga,e ¿acaso no habré de beberla?
Jesús ante Anás
(Mt 26.57-58; Mc 14.53-54; Lc 22.54)
12 Los soldados de la tropa, con su comandante y los guardias judíos del templo, arrestaron a Jesús y lo ataron. 13 Le llevaron primero a casa de Anás, porque este era suegro de Caifás,f el sumo sacerdote de aquel año. 14 Este Caifás era el mismo que había dicho a los judíos: “Es mejor que un solo hombre muera por el pueblo.”g
Pedro niega conocer a Jesús
(Mt 26.69-70; Mc 14.66-68; Lc 22.55-57)
15 Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. El otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, de modo que entró con Jesús en la casa; 16 pero Pedro se quedó fuera, a la puerta. Por eso, el discípulo conocido del sumo sacerdote salió y habló con la portera, e hizo entrar a Pedro.h 17 La portera preguntó a Pedro:
–¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre?
Pedro contestó:
–No, no lo soy.
18 Como hacía frío, los criados y los guardias del templo habían encendido fuego y estaban allí, calentándose. Pedro también estaba entre ellos, calentándose junto al fuego.
Jesús es interrogado por el sumo sacerdote
(Mt 26.59-66; Mc 14.55-64; Lc 22.66-71)
19 El sumo sacerdotei comenzó a preguntar a Jesús acerca de sus discípulos y de lo que enseñaba. 20 Jesús le respondió:
–Yo he hablado públicamente delante de todo el mundo. Siempre he enseñado en las sinagogas y en el templo,j donde se reúnen todos los judíos; así que no he dicho nada en secreto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a quienes me han escuchado y que ellos digan de qué les hablaba. Ellos saben lo que he dicho.
22 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del templo le dio una bofetada,k diciéndole:
–¿Así contestas al sumo sacerdote?
23 Jesús le respondió:
–Si he dicho algo malo, muéstrame qué ha sido; y si lo que he dicho está bien, ¿por qué me pegas?
24 Entonces Anás envió a Jesús, atado, al sumo sacerdote Caifás.
Pedro niega de nuevo a Jesús
(Mt 26.71-75; Mc 14.69-72; Lc 22.58-62)
25 Entre tanto, Simón Pedro seguía allí, calentándose junto al fuego. Le preguntaron:
–¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre?
Pedro lo negó, diciendo:
–No, no lo soy.
26 Luego le preguntó uno de los criados del sumo sacerdote, pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja:l
–¿No te vi con él en el huerto?
27 Pedro lo negó otra vez, y en aquel mismo instante cantó el gallo.m
Jesús ante Pilato
(Mt 27.1-2,11-14; Mc 15.1-5; Lc 23.1-5)
28 Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano.n Como ya comenzaba a amanecer, los judíos no entraron en el palacio, pues habrían quedado ritualmente impuros y no habrían podido comer la cena de Pascua.ñ 29 Por eso salió Pilatoo a hablar con ellos y les preguntó:
–¿De qué acusáis a este hombre?
30 –Si no fuera un criminal –le contestaron–, no te lo habríamos entregado.
31 Pilato les dijo:
–Lleváoslo y juzgadle conforme a vuestra propia ley.
Los judíos contestaron:
–Los judíos no tenemos autoridad para ejecutar a nadie.p
32 Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera en que tendría que morir.q 33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:
–¿Eres tú el Rey de los judíos?r
34 Jesús le dijo:
–¿Eso lo preguntas tú de tu propia cuenta o porque otros te lo han dicho de mí?
35 Le contestó Pilato:
–¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
36 Jesús le contestó:
–Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
37 Le preguntó entonces Pilato:
–¿Así que tú eres rey?
Jesús le contestó:
–Tú lo has dicho: soy rey.s Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.t
38 –¿Y qué es la verdad? –le preguntó Pilato.
Jesús, sentenciado a muerte
(Mt 27.15-31; Mc 15.6-20; Lc 23.13-25)
Después de esta pregunta, Pilato salió otra vez a hablar con los judíos. Les dijo:
–Yo no encuentro ningún delito en este hombre. 39 Y ya que tenéis la costumbre de que os ponga en libertad a un preso durante la fiesta de la Pascua, ¿queréis que os ponga en libertad al Rey de los judíos?
40 Todos volvieron a gritar:
–¡A ese no! ¡A Barrabás!
Y Barrabás era un ladrón.
19
Pilato, entonces, ordenó que azotaran a Jesús. Además, los soldados tejieron una corona de espinas y la pusieron en la cabeza de Jesús, y le vistieron con una capa de color rojo oscuro.a Luego se acercaban a él, diciendo:
–¡Viva el Rey de los judíos!
Y le golpeaban en la cara.
Pilato volvió a salir y les dijo:
–Mirad, os lo he sacado para que sepáis que yo no encuentro en él ningún delito.b
Salió, pues, Jesús, con la corona de espinas en la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato dijo:
–¡Ahí tenéis a este hombre!
Cuando le vieron los jefes de los sacerdotes y los guardias del templo, comenzaron a gritar:
–¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
–Pues lleváoslo y crucificadle vosotros, porque yo no encuentro ningún delito en él.
Los judíos le contestaron:
–Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.c
Al oir esto, Pilato tuvo más miedo todavía. Entró de nuevo en el palacio y preguntó a Jesús:
–¿De dónde eres tú?
Pero Jesús no le contestó nada.d 10 Pilato insistió:
–¿Es que no me vas a contestar? ¿No sabes que tengo autoridad, tanto para ponerte en libertad como para crucificarte?
11 Jesús le contestó:
–Ninguna autoridad tendrías sobre mí, si Dios no te la hubiera dado.e Por eso, el que me ha entregadof a ti es más culpable de pecado que tú.
12 Desde aquel momento, Pilato buscó la manera de poner en libertad a Jesús; pero los judíos le gritaban:
–¡Si le pones en libertad, no eres amigo del césar! ¡Todo el que se hace rey es enemigo del césar!
13 Al oir esto, Pilato ordenó que sacaran a Jesús, y luego se sentóg en el tribunal, en el lugar que llamaban en hebreo Gabatá (es decir, El Empedrado). 14 Era la víspera de la Pascua, hacia el mediodía.h Pilato dijo a los judíos:
–¡Aquí tenéis a vuestro Rey!
15 Pero ellos gritaban:
–¡Muera! ¡Muera! ¡Crucifícalo!
Pilato les preguntó:
–¿Acaso he de crucificar a vuestro Rey?
Y los jefes de los sacerdotes le contestaron:
–¡No tenemos más rey que el césar!
16 Entonces Pilato les entregó a Jesús para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron.i
Crucifixión de Jesús
(Mt 27.32-44; Mc 15.21-32; Lc 23.26-43)
17 Jesús, llevando su cruz, salió para ir al llamado “Lugar de la Calavera” (que en hebreo es Gólgota). 18 Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. 19 Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero que decía: “Jesús de Nazaret, Rey de los judíos.” 20 Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde crucificaron a Jesús se hallaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21 Por eso, los jefes de los sacerdotes judíos dijeron a Pilato:
–No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘El que dice ser Rey de los judíos.’
22 Pero Pilato les contestó:
–Lo que he escrito, escrito queda.
23 Después de crucificar a Jesús, los soldados tomaron sus ropas y se las repartieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también su túnica, pero como no tenía costura, sino que estaba tejida de arriba abajo de una sola pieza, 24 se dijeron entre ellos:
–No la partamos. Echémosla a suertes, a ver a quién le toca.
Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron entre sí mi ropa y echaron a suertes mi túnica.”j Esto fue lo que hicieron los soldados.
25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena.k 26 Cuando Jesús vio a su madre y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho,l dijo a su madre:
–Mujer, ahí tienes a tu hijo.
27 Luego dijo al discípulo:
–Ahí tienes a tu madre.m
Desde entonces, aquel discípulo la recibió en su casa.n
Muerte de Jesús
(Mt 27.45-56; Mc 15.33-41; Lc 23.44-49)
28 Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura,ñ dijo:
–Tengo sed.
29 Había allí una jarra llena de vino agrio.o Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopop y se la acercaron a la boca. 30 Jesús bebió el vino agrio y dijo:
–Todo está cumplido.
Luego inclinó la cabeza y murió.
La lanzada en el costado
31 Era el día de la preparación de la Pascua. Los judíos no querían que los cuerpos quedasen en las cruces durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy solemne.q Por eso pidieron a Pilato que ordenara quebrar las piernasr a los crucificados y quitar de allí los cuerpos. 32 Fueron entonces los soldados y quebraron las piernas primero a uno y luego al otro de los crucificados junto a Jesús. 33 Pero al acercarse a Jesús vieron que ya había muerto. Por eso no le quebraron las piernas.
34 Sin embargo, uno de los soldados le atravesós el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.t 35 El que cuenta esto es uno que lo viou y que dice la verdad. Él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis. 36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: “No le quebrarán ningún hueso.”v 37 Y en otra parte dice la Escritura: “Mirarán al que traspasaron.”w
Jesús es sepultado
(Mt 27.57-61; Mc 15.42-47; Lc 23.50-56)
38 Después de esto, José, el de Arimatea,x pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era un seguidor de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. 39 También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús,y llegó con unos treinta kilosz de perfume de mirra y áloe.a 40 José y Nicodemo, pues, tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según acostumbraban hacer los judíos para enterrar a sus muertos. 41 En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo,b donde todavía no se había depositado a nadie. 42 Allí pusieron el cuerpo de Jesús, porque el sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el sábado de los judíos.c

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020