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Lucas 10, 25-37

Lucas :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

Parábola del buen samaritano
25 Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerle a prueba le preguntó:
–Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?s
25 s 10.25-28 Cf. Mt 19.16,19 y paralelos; cf. también Mt 22.34-40; Mc 12.28-34.
26 Jesús le contestó:
–¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?
27 El maestro de la ley respondió:
–‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente;t y ama a tu prójimo como a ti mismo.’u
27 t 10.27 Dt 6.5. u 10.27 Lv 19.18.
28 Jesús le dijo:
–Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida.v
28 v 10.28 Lv 18.5.
29 Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:
–¿Y quién es mi prójimo?w
29 w 10.29 Según Lv 19.18,33-34, el deber de amar al prójimo se extendía a los israelitas y a los extranjeros establecidos en Israel.
30 Jesús le respondió:
–Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericóx fue asaltado por unos bandidos. Le quitaron hasta la ropa que llevaba puesta, le golpearon y se fueron dejándolo medio muerto.
30 x 10.30 El camino de Jerusalén a Jericó, que en solo 25 km. baja unos 1000 m. hasta llegar al valle del Jordán, pasa por lugares desiertos y era notorio por los asaltos. Los oyentes de Jesús darían por supuesto que el hombre de esta parábola era un judío (véase 10.33 n.).
31 Casualmente pasó un sacerdote por aquel mismo camino, pero al ver al herido dio un rodeo y siguió adelante.
32 Luego pasó por allí un levita,y que al verlo dio también un rodeo y siguió adelante. 32 y 10.32 Levita: miembro de la tribu de Leví, que servía en el culto del templo.
33 Finalmente, un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, le vio y sintió compasión de él.z 33 z 10.33 Con fina ironía, Jesús pone a un samaritano (véase 9.52-53 n.), a quien los judíos consideraban extranjero y, prácticamente, pagano, como ejemplo de alguien que cumplió con el mandamiento de amar al prójimo.
34 Se le acercó, le curó las heridas con aceite y vino,a y se las vendó. Luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. 34 a 10.34 Aceite de oliva y vino eran remedios caseros comunes para desinfectar y curar heridas.
35 Al día siguiente, el samaritano sacó dos denarios,b se los dio al posadero y le dijo: ‘Cuida a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi regreso.’ 35 b 10.35 dos denarios: Véase Tabla de Pesas, Monedas y Medidas.
36 Pues bien, ¿cuál de aquellos tres te parece que fue el prójimoc del hombre asaltado por los bandidos? 36 c 10.36 Jesús insinúa que el samaritano no se detuvo a preguntarse si el otro era su prójimo (según la opinión común no lo era), sino que se hizo prójimo del necesitado, dándole su ayuda.
37 El maestro de la ley contestó:
–El que tuvo compasión de él.d
Jesús le dijo:
–Ve, pues, y haz tú lo mismo.
37 d 10.37 Es irónico ver cómo el maestro de la ley, a quien sus tradiciones impedían considerar como “prójimo” a uno de Samaria, no se digna contestar directamente con las palabras “el samaritano”, pero tampoco puede evadir la respuesta obvia.

© 2002 Sociedades Bíblicas Unidas y Sociedad Bíblica de España

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020