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Lucas 19-23

Lucas :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

Jesús y Zaqueo
19
Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma.a Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle, porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que, echando a correr, se adelantó, y para alcanzar a verle se subió a un árbolb junto al cual tenía que pasar Jesús. Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo:
–Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.
Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador.c Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor:
–Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.
Jesús le dijo:
–Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham.d 10 Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.e
Parábola del dinero
(Mt 25.14-30)
11 La gente escuchaba estas cosas que decía Jesús. Y él les contó una parábola, porque ya se encontraba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios estaba a punto de manifestarse. 12 Les dijo: “Un hombre de la nobleza se fue lejos, a otro país, para ser hecho rey y regresar.f 13 Antes de partir llamó a diez de sus criados,g entregó a cada uno una gran suma de dineroh y les dijo: ‘Negociad con este dinero hasta que yo vuelva.’ 14 Pero las gentes de su país le odiaban, y enviaron tras él una comisión con el encargo de decir: ‘No queremos que este hombre sea nuestro rey.’
15 “Pero él fue hecho rey. A su vuelta, mandó llamar a aquellos criados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. 16 El primero se presentó y dijo: ‘Señor, tu dinero ha producido diez veces más.’ 17 El rey le contestó: ‘Muy bien, eres un buen administrador. Y como has sido fiel en lo poco, te hago gobernador de diez ciudades.’i 18 Se presentó otro y dijo: ‘Señor, tu dinero ha producido cinco veces más.’ 19 También a este le contestó: ‘Tú serás gobernador de cinco ciudades.’
20 “Pero se presentó otro, que dijo: ‘Señor, aquí está tu dinero. Lo guardé en un pañuelo, 21 pues tuve miedo de ti, porque eres un hombre duro que recoges lo que no pusiste y cosechas donde no sembraste.’ 22 Entonces le dijo el rey: ‘Tú eres un mal administrador, y por tus propias palabras te juzgo. Puesto que sabías que yo soy un hombre duro, que recojo lo que no puse y cosecho donde no sembré, 23 ¿por qué no llevaste mi dinero al banco para, a mi regreso, devolvérmelo junto con los intereses?’ 24 Y ordenó a los que estaban allí: ‘Quitadle el dinero y dádselo al que ganó diez veces más.’ 25 Ellos le dijeron: ‘Señor, ¡pero si este ya tiene diez veces más!’ 26 El rey contestó: ‘Os digo que al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.j 27 Y en cuanto a mis enemigos, a esos que no querían tenerme por rey, traedlos acá y matadlos en mi presencia.’ ”
V. EN JERUSALÉN (19.28–24.53)
1. Actividad en Jerusalén (19.28–21.38)
Jesús entra en Jerusalénk
(Mt 21.1-11; Mc 11.1-11; Jn 12.12-19)
28 Dicho esto, Jesús siguió su viaje a Jerusalén. 29 Cuando ya estaba cerca de Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos,l envió a dos de sus discípulos 30 diciéndoles:
–Id a la aldea de enfrente, y al llegar encontraréis un asno atado que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. 31 Si alguien os pregunta por qué lo desatáis, respondedle que el Señor lo necesita.
32 Los discípulos fueron y lo encontraron todo como Jesús se lo había dicho. 33 Mientras desataban el asno, los dueños les preguntaron:
–¿Por qué lo desatáis?
34 Ellos contestaron:
–Porque el Señor lo necesita.
35 Se lo llevaron a Jesús, cubrieron el asno con sus capas e hicieron que Jesús montara en él. 36 Conforme Jesús avanzaba, la gente tendía sus capas por el camino.m 37 Y al acercarse a la bajada del monte de los Olivos, todos sus seguidores comenzaron a gritar de alegría y a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto. 38 Decían:
–¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!n ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!ñ
39 Entonces algunos fariseos que se hallaban entre la gente le dijeron:
–Maestro, reprende a tus seguidores.
40 Pero Jesús les contestó:
–Os digo que si estos callan, las piedras gritarán.
41 Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad,o lloró por ellap 42 y dijo: “¡Si entendieras siquiera en este día lo que puede darte paz!... Pero ahora eso te está oculto y no puedes verlo. 43 Pues van a venir días malos para ti, en los que tus enemigos te cercarán con barricadas, te sitiarán, te atacarán por todas partes 44 y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra,q porque no reconociste el momento en que Dios vino a salvarte.”r
Jesús purifica el templos
(Mt 21.12-17; Mc 11.15-19; Jn 2.13-22)
45 Después de esto, Jesús entró en el templo y comenzó a expulsar a los que allí estaban vendiendo.t 46 Les dijo:
–En las Escrituras se dice: ‘Mi casa será casa de oración’,u pero vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones.v
47 Todos los días enseñaba Jesús en el templo,w y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo. 48 Pero no encontraban la manera de hacerlo, porque toda la gente le escuchaba con gran atención.
La autoridad de Jesús
(Mt 21.23-27; Mc 11.27-33)
20
Un día, mientras Jesús estaba en el templo enseñando a la gente y anunciando la buena noticia, llegaron los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, junto con los ancianos, y le preguntaron:
–¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado esa autoridad?a
Jesús les contestó:
–Yo también os voy a hacer una pregunta. Respondedme: ¿Quién envió a Juan a bautizar: Dios o los hombres?b
Empezaron a discutir unos con otros: “Si respondemos que lo envió Dios, él nos dirá: ‘¿Por qué no le creísteis?’ Y si decimos que fueron los hombres, la gente nos matará a pedradas, porque todos están convencidos de que Juan era un profeta.” Así pues, respondieron que no sabían quién había enviado a Juan a bautizar. Jesús les contestó:
–Entonces tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Parábola de los labradores malvados
(Mt 21.33-44; Mc 12.1-11)
Luego comenzó Jesús a hablar a la gente contando esta parábola: “Un hombre plantó una viña,c la arrendó a unos labradores y emprendió un largo viaje. 10 A su debido tiempo, mandó un criado a pedir a los labradores la parte de cosecha que le correspondía; pero ellos le golpearon y lo enviaron con las manos vacías. 11 Entonces el dueño mandó otro criado; pero también a este lo insultaron, le golpearon y lo enviaron con las manos vacías. 12 Volvió a mandar otro, pero los labradores también le hirieron y lo echaron fuera.
13 “Finalmente, el dueño de la viña dijo: ‘¿Qué haré? Mandaré a mi hijo, que me es tan querido.d Seguramente lo respetarán.’ 14 Pero cuando los labradores le vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero: matémoslo y la viña será para nosotros.’ 15 Así que lo sacaron de la viña y lo mataron.e
"¿Qué, pues, creéis que hará con ellos el dueño de la viña? 16 Irá y matará a aquellos labradores, y dará la viña a otros.”
Al oirlo, dijeron:
–¡Eso, jamás!
17 Pero Jesús los miró y dijo:
–Entonces ¿qué significa esto que dicen las Escrituras:
‘La piedra que despreciaron los constructores
es ahora la piedra principal'?f
18 Cualquiera que caiga sobre esa piedra se hará pedazos, y si la piedra cae sobre alguien, lo aplastará.g
19 Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley quisieron apresar a Jesús en aquel mismo momento, porque sabían que al contar esta parábola se refería a ellos. Pero tenían miedo de la gente.
La cuestión de los impuestos
(Mt 22.15-22; Mc 12.13-17)
20 Enviaron unos espías que, aparentando ser hombres de bien, hicieran decir a Jesús algo que les diera pretexto para entregarle al gobernador. 21 Le preguntaron:
–Maestro, sabemos que lo que dices y enseñas es correcto, y que no juzgas por las apariencias. Tú enseñas de veras a vivir como Dios ordena. 22 ¿Estamos nosotros obligados a pagar impuestos al césar, o no?h
23 Jesús, dándose cuenta de la mala intención que llevaban, les dijo:
24 –Enseñadme un denario.i ¿De quién es la imagen y el nombre aquí escrito?
Le contestaron:
–Del césar.
25 Jesús les dijo:
–Pues dad al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios.j
26 Y no pudieron sorprenderle en ninguna palabra delante de la gente. Al contrario, admirados de su respuesta, se callaron.
La pregunta sobre la resurrección
(Mt 22.23-33; Mc 12.18-27)
27 Después acudieron algunos saduceos a ver a Jesús. Los saduceos niegan que haya resurrección de los muertos,k y por eso le plantearon este caso:
28 –Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre casado muere sin haber tenido hijos con su mujer, el hermano del difunto deberá tomar por esposa a la viuda para darle hijos al hermano que murió.l 29 Pues bien, había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó, pero murió sin dejar hijos. 30 El segundo 31 y luego el tercero se casaron con la viuda, y lo mismo hicieron los demás, pero los siete murieron sin dejar hijos. 32 Finalmente murió también la mujer. 33 Así pues, en la resurrección, ¿cuál de ellos la tendrá por esposa, si los siete estuvieron casados con ella?
34 Jesús les contestó:
–En este mundo, los hombres y las mujeres se casan; 35 pero los que merezcan llegar a aquel otro mundo y resucitar, sean hombres o mujeres, ya no se casarán, 36 puesto que ya tampoco podrán morir. Serán como los ángeles, y serán hijos de Dios por haber resucitado. 37 Hasta el mismo Moisés, en el pasaje de la zarza ardiendo, nos hace saber que los muertos resucitan. Allí dice que el Señor es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. 38 ¡Y Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos están vivos!m
39 Algunos maestros de la ley dijeron entonces:
–Bien dicho, Maestro.
40 Y ya no se atrevieron a hacerle más preguntas.
¿De quién desciende el Mesías?
(Mt 22.41-46; Mc 12.35-37)
41 Jesús les preguntó:
–¿Por qué se dice que el Mesías desciende de David?n 42 Pues David mismo, en el libro de los Salmos, dice:
‘El Señor dijo a mi Señor:
Siéntate a mi derecha
43 hasta que yo haga de tus enemigos
el estrado de tus pies.’ñ
44 ¿Cómo puede entonces el Mesías descender de David, si David mismo le llama Señor?o
Jesús acusa a los maestros de la ley
(Mt 23.1-36; Mc 12.38-40; Lc 11.37-54)
45 Toda la gente estaba escuchando, y Jesús dijo a sus discípulos: 46 “Guardaos de los maestros de la ley, pues les gusta andar con ropas largas y que los saluden con todo respeto en la calle. Buscan los asientos de honor en las sinagogas y los mejores puestos en los banquetes,p 47 y so pretexto de hacer largas oraciones devoran las casas de las viudas.q ¡Esos recibirán mayor castigo!”
La ofrenda de la viuda pobre
(Mc 12.41-44)
21
Jesús estaba viendo cómo los ricos echaban dinero en las arcas de las ofrendas,a y vio también a una viuda pobre que echaba dos monedas de cobre.b Entonces dijo:
–Verdaderamente os digo que esta viuda pobre ha dado más que nadie, pues todos dan sus ofrendas de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para su sustento.c
Jesús anuncia la destrucción del templo
(Mt 24.1-2; Mc 13.1-2)
Algunos estaban hablando del templo, de la belleza de sus piedras y de las ofrendas que lo adornaban.d Jesús dijo:
–Vienen días en que de todo esto que estáis viendo no quedará piedra sobre piedra. ¡Todo será destruido!e
Señales antes del fin
(Mt 24.3-28; Mc 13.3-23)
Preguntaron a Jesús:
–Maestro, ¿cuándo ocurrirán esas cosas? ¿Cuál será la señal de que ya están a punto de suceder?
Jesús contestó: “Tened cuidado y no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘Ahora es el momento’, pero no los sigáis.f Y cuando oigáis alarmas de guerras y revoluciones no os asustéis, pues aunque todo eso tiene que ocurrir primero, aún no habrá llegado el fin.”
10 Siguió diciéndoles: “Una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro; 11 en diferentes lugares habrá grandes terremotos, hambres y enfermedades, y en el cielo se verán cosas espantosas y grandes señales.g
12 “Pero antes de eso os echarán mano y os perseguirán: os llevarán a juicio en las sinagogas, os meterán en la cárcel y os conducirán ante reyes y gobernadores por causa mía.h 13 Así tendréis oportunidad de dar testimonio de mí. 14 Haceos el propósito de no preparar de antemano vuestra defensa, 15 porque yo os daré palabras tan llenas de sabiduría que ninguno de vuestros enemigos podrá resistiros ni contradeciros en nada.i 16 Pero seréis traicionados incluso por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos.j Matarán a algunos de vosotros 17 y todo el mundo os odiará por causa mía,k 18 pero no se perderá ni un solo cabello de vuestra cabeza.l 19 ¡Permaneced firmes y salvaréis vuestra vida!
20 “Cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed que pronto será destruida. 21 Entonces los que estén en Judea, que huyan a las montañas; los que estén en Jerusalén, que salgan de la ciudad; y los que estén en el campo, que no regresen a ella. 22 Porque serán días de castigom en los que se cumplirá cuanto dicen las Escrituras. 23 ¡Pobres de las mujeres que en aquellos días estén embarazadas o tengan niños de pecho!, porque habrá mucho dolor en el país y un castigo terrible contra este pueblo. 24 A unos los matarán a filo de espada, a otros los llevarán prisioneros por todas las naciones, y los paganos pisotearán Jerusalén hasta que se cumpla el tiempo que les ha sido señalado.n
El regreso del Hijo del hombre
(Mt 24.29-35,42-44; Mc 13.24-37)
25 “Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas.ñ En la tierra, las naciones estarán confusas y angustiadas por el ruido terrible del mar y de las olas. 26 La gente se desmayará de espanto pensando en lo que ha de sucederle al mundo, pues hasta las fuerzas celestiales se tambalearán.o 27 Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria.p 28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, animaos y levantad la cabeza, porque muy pronto seréis liberados.”
29 También les propuso Jesús esta comparación: “Mirad la higuera, o cualquier otro árbol: 30 cuando veis que ya brotan sus hojas, comprendéis que el verano está cerca. 31 De la misma manera, cuando veáis que suceden esas cosas, sabed que el reino de Dios ya está cerca.
32 “Os aseguro que todo ello sucederá antes que haya muerto la gente de este tiempo. 33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34 “Tened cuidado y no dejéis que vuestro corazón se endurezca por los vicios, las borracheras y las preocupaciones de esta vida, para que aquel día no caiga de pronto sobre vosotros 35 como una trampa; porque así vendrá sobre todos los habitantes de la tierra. 36 Permaneced vigilantes, orando en todo tiempoq para que podáis escapar de todas esas cosas que van a suceder, y para que podáis presentaros delante del Hijo del hombre.”
37 Jesús enseñaba de día en el templo,r pero de noche se quedaba en el monte llamado de los Olivos. 38 Y toda la gente madrugaba para ir al templo a escucharle.
2. Pasión y muerte (22–23)
Conspiración para arrestar y matar a Jesús
(Mt 26.1-5,14-16; Mc 14.1-2,10-11; Jn 11.45-53)
22
Estaba ya cerca la fiesta en que se come el pan sin levadura, o sea, la fiesta de la Pascua.a Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que tenían miedo de la gente,b buscaban la manera de matar a Jesús.
Entonces Satanás entró en Judas,c uno de los doce discípulos, al que llamaban Iscariote. Este fue a ver a los jefes de los sacerdotes y a los oficiales del templo, y habló con ellos sobre cómo entregarles a Jesús. Ellos se alegraron y prometieron dinero a Judas. Este aceptó, y empezó a buscar un momento oportuno, cuando no hubiera gente, para entregarles a Jesús.
La Cena del Señor
(Mt 26.17-29; Mc 14.12-25; Jn 13.21-30; 1 Co 11.23-26)
Llegó el día de la fiesta en que se comía el pan sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero de Pascua.d Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo:
–Id a prepararnos la cena de Pascua.
Ellos le preguntaron:
–¿Dónde quieres que la preparemos?
10 Jesús les contestó:
–Al entrar en la ciudad encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua;e seguidle hasta la casa donde entre 11 y decidle al dueño de la casa: ‘El Maestro pregunta: ¿Cuál es la sala donde he de comer con mis discípulos la cena de Pascua?’ 12 Él os mostrará en el piso alto una habitación grande y arreglada: preparad allí la cena.f
13 Fueron, pues, y lo encontraron todo como Jesús les había dicho, y prepararon la cena de Pascua.g
14 Cuando llegó la hora,h Jesús y los apóstoles se sentaroni a la mesa. 15 Él les dijo:
–¡Cuánto he deseado celebrar con vosotros esta cena de Pascua antes de mi muerte! 16 Porque os digo que no volveré a celebrarla hasta que se cumpla en el reino de Dios.j
17 Entonces tomó en sus manos una copa,k y habiendo dado gracias a Dios dijo:
–Tomad esto y repartidlo entre vosotros; 18 porque os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
19 Después tomó el pan en sus manos, y habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
–Esto es mi cuerpo,l entregado a muerte en favor vuestro. Haced esto en memoria de mí.
20 Lo mismo hizo con la copa después de la cena, diciendo:
–Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre,m la cual es derramada en favor vuestro. 21 Pero mirad, la mano del que me va a traicionar está aquí, con la mía, sobre la mesa.n 22 Pues el Hijo del hombre ha de recorrer el camino que se le ha señalado,ñ pero ¡ay de aquel que le traiciona!
23 Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién sería el traidor.
Quién es el más importante
24 Los discípulos tuvieron una discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado el más importante.o 25 Jesús les dijo: “Entre los paganos, los reyes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y a los jefes se les llama benefactores.p 26 Pero vosotros no debéis ser así. Al contrario, el más importante entre vosotros tiene que hacerse como el más joven, y el que manda tiene que hacerse como el que sirve.q 27 Pues ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa a comer o el que sirve? ¿No es acaso el que se sienta a la mesa? En cambio yo estoy entre vosotros como el que sirve.r
28 “Vosotros habéis estado siempre conmigo en mis pruebas. 29 Por eso yo os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, 30 y comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”s
Jesús anuncia la negación de Pedro
(Mt 26.31-35; Mc 14.27-31; Jn 13.36-38)
31 Dijo también el Señor:
–Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearost como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí,u ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.
33 Simón le dijo:
–Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y hasta a morir contigo.
34 Jesús le contestó:
–Pedro, te digo que hoy mismo, antes que cante el gallo,v negarás tres veces que me conoces.
Se acerca la hora de la prueba
35 Luego Jesús les preguntó:
–Cuando os envié sin bolsa ni provisiones ni sandalias,w ¿acaso os faltó algo?
Ellos contestaron:
–Nada.
36 Entonces les dijo:
–Ahora, en cambio, el que tenga bolsa, que la traiga, y también provisiones; y el que no tenga espada, que venda su abrigo y se compre una.x 37 Porque os digo que ha de cumplirse en mí lo que dicen las Escrituras: ‘Y fue contado entre los malvados’.y Porque todo lo que de mí está escrito ha de cumplirse.
38 Ellos dijeron:
–Señor, aquí hay dos espadas.
Y él contestó:
–Ya basta.z
Jesús ora en Getsemaní
(Mt 26.36-46; Mc 14.32-42)
39 Luego salió Jesús y, según su costumbre, se fue al monte de los Olivos. Los discípulos le siguieron. 40 Al llegar al lugar, les dijo:
–Orad, para que no caigáis en tentación.a
41 Se alejó de ellos como a distancia de un tiro de piedra, y se puso a orar de rodillas,b 42 diciendo:
–Padre, si quieres, líbrame de esta copa amarga;c pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
43 [En esto se le apareció un ángel del cielo, que le daba fuerzas. 44 En medio de un gran sufrimiento, Jesús oraba aún más intensamente, y el sudor le caía al suelo como grandes gotas de sangre.]d 45 Cuando se levantó de la oración fue a donde estaban los discípulos, y los encontró dormidos, vencidos por la tristeza. 46 Les dijo:
–¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no caigáis en tentación.
Jesús es arrestado
(Mt 26.47-56; Mc 14.43-50; Jn 18.2-11)
47 Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó un grupo de gente. El que se llamaba Judas, que era uno de los doce discípulos, iba a la cabeza, y se acercó a besar a Jesús. 48 Jesús le dijo:
–Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del hombre?e
49 Los que estaban con Jesús, al ver lo que pasaba, le preguntaron:
–Señor, ¿atacamos con espada?
50 Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote cortándole la oreja derecha. 51 Jesús dijo:
–Dejadlo. Ya basta.
Y tocando la oreja al criado, se la curó. 52 Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían ido a apresarle:
–¿Por qué venís con espadas y palos como si yo fuera un bandido? 53 Todos los días he estado con vosotros en el templo,f y ni siquiera me tocasteis. Pero esta es vuestra hora, la del poder de las tinieblas.g
Pedro niega conocer a Jesús
(Mt 26.57-58,69-75; Mc 14.53-54,66-72; Jn 18.12-18,25-27)
54 Arrestaron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro le seguía de lejos. 55 Allí, en medio del patio, habían hecho fuego, y se sentaron alrededor. Pedro también se sentó entre ellos. 56 En esto, una sirvienta, al verle sentado junto al fuego, se quedó mirándole y dijo:
–También este estaba con él.
57 Pero Pedro lo negó, diciendo:
–Mujer, yo no le conozco.
58 Poco después le vio otro y dijo:
–Tú también eres de ellos.
Pedro contestó:
–No, hombre, no lo soy.
59 Como una hora más tarde, otro insistió:
–Seguro que este estaba con él. Además es de Galilea.
60 Pedro dijo:
–¡Hombre, no sé de qué hablas!
En el mismo instante, mientras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo. 61 Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: “Hoy, antes que cante el gallo, me negarás tres veces.”h 62 Y salió Pedro de allí y lloró amargamente.
Se burlan de Jesús
(Mt 26.67-68; Mc 14.65)
63 Los hombres que estaban vigilando a Jesús se burlaban de él y le golpeaban.i 64 Le taparon los ojos y le decían:
–¡Adivina quién te ha pegado!
65 Y le insultaban de otras muchas maneras.
Jesús ante la Junta Suprema
(Mt 26.59-66; Mc 14.55-64; Jn 18.19-24)
66 Al hacerse de día se reunieron los ancianos de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Condujeron a Jesús ante la Junta Suprema,j y allí le preguntaron:
67 – Dinos, ¿eres tú el Mesías?
–Si os digo que sí –les contestó–, no me vais a creer; 68 y si os hago preguntas, no me vais a responder. 69 Pero desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios todopoderoso.k
70 Todos le preguntaron:
–¿Así que tú eres el Hijo de Dios?
–Vosotros decís que lo soy –contestó Jesús.l
71 Entonces dijeron ellos:
–¿Qué necesidad tenemos de más testigos? ¡Nosotros mismos lo hemos oído de sus propios labios!m
Jesús ante Pilato
(Mt 27.1-2,11-14; Mc 15.1-5; Jn 18.28-38)
23
Se levantaron todos y condujeron a Jesús ante Pilato.a En presencia de este comenzaron a acusarle, diciendo:
–Hemos encontrado a este hombre alborotando a nuestra nación. Dice que no debemos pagar impuestos al césarb y afirma que él es el Mesías, el Rey.c
Pilato le preguntó:
–¿Eres tú el Rey de los judíos?
–Tú lo dices –contestó Jesús.d
Entonces Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y a la gente:
–No encuentro culpa alguna en este hombre.
Pero ellos insistían aún más:
–Con sus enseñanzas está alborotando a todo el pueblo. Empezó en Galilea y ahora sigue haciéndolo aquí, en Judea.
Jesús ante Herodes
Al oir esto, Pilato preguntó si Jesús era de Galilea. Y al saber que, en efecto, lo era, se lo envió a Herodes,e el gobernador de Galilea, que por aquellos días se encontraba también en Jerusalén. Al ver a Jesús, Herodes se alegró mucho, porque ya hacía bastante tiempo que quería conocerle, pues había oído hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro.f Le preguntó muchas cosas, pero Jesús no le contestó nada.g 10 También estaban allí los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que le acusaban con gran insistencia. 11 Entonces Herodes y sus soldados le trataron con desprecio, y para burlarse de él le pusieron un espléndido manto real. Luego Herodes se lo envió nuevamente a Pilato.h 12 Aquel día se hicieron amigos Pilato y Herodes, que hasta entonces habían sido enemigos.
Jesús, sentenciado a muerte
(Mt 27.15-26; Mc 15.6-15; Jn 18.39–19.16)
13 Pilato reunió a los jefes de los sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, 14 y les dijo:
–Aquí me habéis traído a este hombre, diciendo que alborota al pueblo, pero le he interrogado delante de vosotros y no le he encontrado culpable de nada de lo que le acusáis. 15 Ni tampoco Herodes, puesto que nos lo ha devuelto. Ya veis que no ha hecho nada que merezca la pena de muerte. 16 Le voy a castigar y luego lo pondré en libertad. [ 17 ] i
18 Pero todos a una comenzaron a gritar:j
–¡Fuera con ese! ¡Suéltanos a Barrabás!
19 Barrabás era uno que estaba en la cárcel por una rebelión en la ciudad, y por un asesinato. 20 Pilato, que quería poner en libertad a Jesús, les habló otra vez; 21 pero ellos gritaron más aún:
–¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!k
22 Por tercera vez les dijo Pilato:
–Pues ¿qué mal ha hecho? Yo no encuentro en él nada que merezca la pena de muerte. Le voy a castigar y luego lo pondré en libertad.
23 Pero ellos insistían a grandes voces, pidiendo que lo crucificase. Y como sus gritos crecían más y más, 24 Pilato decidió hacer lo que le pedían: 25 puso en libertad al que habían escogido, el que estaba en la cárcel por rebelión y asesinato, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
Crucifixión de Jesús
(Mt 27.32-44; Mc 15.21-32; Jn 19.17-27)
26 Cuando llevaban a crucificar a Jesús, echaron mano de un hombre de Cirene llamado Simón, que venía del campo, y le hicieron cargar con la cruz y llevarla detrás de Jesús.l
27 Mucha gente y muchas mujeres que lloraban y gritaban de dolor por él, le seguían. 28 Jesús las miró, y les dijo:
–Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos.m 29 Porque vendrán días en que se dirá: ‘¡Dichosas las que no pueden tener hijos, los vientres que nunca concibieron y los pechos que no dieron de mamar!’n 30 Y entonces comenzará la gente a decir a los montes: ‘¡Caed sobre nosotros!’, y a las colinas: ‘¡Escondednos!’ñ 31 Porque si con el árbol verde hacen todo esto, ¿qué no harán con el seco?o
32 También llevaban a dos malhechores, para matarlos junto con Jesús. 33 Cuando llegaron al sitio llamado de la Calavera,p crucificaron a Jesús y a los dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. 34 [Jesús dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”]q
Los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.r 35 La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él diciendo:
–Salvó a otros; ¡que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido!
36 Los soldados también se burlaban de Jesús. Se acercaban a él y le daban a beber vino agrio,s 37 diciéndole:
–¡Si eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo!
38 Y sobre su cabeza había un letrero que decía: “Este es el Rey de los judíos.”
39 Uno de los malhechores allí colgados le insultaba, diciéndole:
–¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!
40 Pero el otro reprendió a su compañero diciendo:
–¿No temes a Dios, tú que estás sufriendo el mismo castigo? 41 Nosotros padecemos con toda razón, pues recibimos el justo pago de nuestros actos; pero este no ha hecho nada malo.
42 Luego añadió:
–Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.
43 Jesús le contestó:
–Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.t
Muerte de Jesús
(Mt 27.45-56; Mc 15.33-41; Jn 19.28-30)
44 Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda aquella tierra quedó en oscuridad.u 45 El sol dejó de brillar y el velov del templo se rasgó por la mitad. 46 Jesús, gritando con fuerza, dijo:
–¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!w
Dicho esto, murió.
47 Cuando el centurión vio lo que había sucedido, alabó a Dios diciendo:
–¡No hay duda de que este hombre era inocente!
48 Toda la multitud que estaba presente y que vio lo ocurrido regresó a la ciudad golpeándose el pecho.x 49 Pero todos los amigos de Jesús, y también las mujeresy que le habían seguido desde Galilea, se quedaron allí, mirando de lejos aquellas cosas.z
Jesús es sepultado
(Mt 27.57-61; Mc 15.42-47; Jn 19.38-42)
50-51 Un hombre bueno y justo llamado José, que era miembro de la Junta Suprema de los judíos y que esperaba el reino de Dios, no estuvo de acuerdo con la actuación de la Junta. Este José, natural de Arimatea, un pueblo de Judea, 52 fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53 Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en un sepulcro excavado en una peña,a donde todavía no habían sepultado a nadie. 54 Era el día de la preparación, y el sábado estaba a punto de comenzar.b
55 Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galileac fueron y vieron el sepulcro, y se fijaron en cómo sepultaban el cuerpo. 56 Cuando volvieron a casa, prepararon perfumes y ungüentos.d
VI. ¡JESÚS HA RESUCITADO! (24)
El anuncio de la resurrección de Jesús
(Mt 28.1-10; Mc 16.1-8; Jn 20.1-10)
Las mujeres descansaron el sábado, conforme al mandamiento,e

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020