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Lucas 22,14 - 23,56

Lucas :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

14 Cuando llegó la hora,h Jesús y los apóstoles se sentaroni a la mesa. 15 Él les dijo:
–¡Cuánto he deseado celebrar con vosotros esta cena de Pascua antes de mi muerte! 16 Porque os digo que no volveré a celebrarla hasta que se cumpla en el reino de Dios.j
17 Entonces tomó en sus manos una copa,k y habiendo dado gracias a Dios dijo:
–Tomad esto y repartidlo entre vosotros; 18 porque os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
19 Después tomó el pan en sus manos, y habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
–Esto es mi cuerpo,l entregado a muerte en favor vuestro. Haced esto en memoria de mí.
20 Lo mismo hizo con la copa después de la cena, diciendo:
–Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre,m la cual es derramada en favor vuestro. 21 Pero mirad, la mano del que me va a traicionar está aquí, con la mía, sobre la mesa.n 22 Pues el Hijo del hombre ha de recorrer el camino que se le ha señalado,ñ pero ¡ay de aquel que le traiciona!
23 Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién sería el traidor.
Quién es el más importante
24 Los discípulos tuvieron una discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado el más importante.o 25 Jesús les dijo: “Entre los paganos, los reyes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y a los jefes se les llama benefactores.p 26 Pero vosotros no debéis ser así. Al contrario, el más importante entre vosotros tiene que hacerse como el más joven, y el que manda tiene que hacerse como el que sirve.q 27 Pues ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa a comer o el que sirve? ¿No es acaso el que se sienta a la mesa? En cambio yo estoy entre vosotros como el que sirve.r
28 “Vosotros habéis estado siempre conmigo en mis pruebas. 29 Por eso yo os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, 30 y comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”s
Jesús anuncia la negación de Pedro
(Mt 26.31-35; Mc 14.27-31; Jn 13.36-38)
31 Dijo también el Señor:
–Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearost como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí,u ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.
33 Simón le dijo:
–Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y hasta a morir contigo.
34 Jesús le contestó:
–Pedro, te digo que hoy mismo, antes que cante el gallo,v negarás tres veces que me conoces.
Se acerca la hora de la prueba
35 Luego Jesús les preguntó:
–Cuando os envié sin bolsa ni provisiones ni sandalias,w ¿acaso os faltó algo?
Ellos contestaron:
–Nada.
36 Entonces les dijo:
–Ahora, en cambio, el que tenga bolsa, que la traiga, y también provisiones; y el que no tenga espada, que venda su abrigo y se compre una.x 37 Porque os digo que ha de cumplirse en mí lo que dicen las Escrituras: ‘Y fue contado entre los malvados’.y Porque todo lo que de mí está escrito ha de cumplirse.
38 Ellos dijeron:
–Señor, aquí hay dos espadas.
Y él contestó:
–Ya basta.z
Jesús ora en Getsemaní
(Mt 26.36-46; Mc 14.32-42)
39 Luego salió Jesús y, según su costumbre, se fue al monte de los Olivos. Los discípulos le siguieron. 40 Al llegar al lugar, les dijo:
–Orad, para que no caigáis en tentación.a
41 Se alejó de ellos como a distancia de un tiro de piedra, y se puso a orar de rodillas,b 42 diciendo:
–Padre, si quieres, líbrame de esta copa amarga;c pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
43 [En esto se le apareció un ángel del cielo, que le daba fuerzas. 44 En medio de un gran sufrimiento, Jesús oraba aún más intensamente, y el sudor le caía al suelo como grandes gotas de sangre.]d 45 Cuando se levantó de la oración fue a donde estaban los discípulos, y los encontró dormidos, vencidos por la tristeza. 46 Les dijo:
–¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no caigáis en tentación.
Jesús es arrestado
(Mt 26.47-56; Mc 14.43-50; Jn 18.2-11)
47 Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó un grupo de gente. El que se llamaba Judas, que era uno de los doce discípulos, iba a la cabeza, y se acercó a besar a Jesús. 48 Jesús le dijo:
–Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del hombre?e
49 Los que estaban con Jesús, al ver lo que pasaba, le preguntaron:
–Señor, ¿atacamos con espada?
50 Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote cortándole la oreja derecha. 51 Jesús dijo:
–Dejadlo. Ya basta.
Y tocando la oreja al criado, se la curó. 52 Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían ido a apresarle:
–¿Por qué venís con espadas y palos como si yo fuera un bandido? 53 Todos los días he estado con vosotros en el templo,f y ni siquiera me tocasteis. Pero esta es vuestra hora, la del poder de las tinieblas.g
Pedro niega conocer a Jesús
(Mt 26.57-58,69-75; Mc 14.53-54,66-72; Jn 18.12-18,25-27)
54 Arrestaron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro le seguía de lejos. 55 Allí, en medio del patio, habían hecho fuego, y se sentaron alrededor. Pedro también se sentó entre ellos. 56 En esto, una sirvienta, al verle sentado junto al fuego, se quedó mirándole y dijo:
–También este estaba con él.
57 Pero Pedro lo negó, diciendo:
–Mujer, yo no le conozco.
58 Poco después le vio otro y dijo:
–Tú también eres de ellos.
Pedro contestó:
–No, hombre, no lo soy.
59 Como una hora más tarde, otro insistió:
–Seguro que este estaba con él. Además es de Galilea.
60 Pedro dijo:
–¡Hombre, no sé de qué hablas!
En el mismo instante, mientras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo. 61 Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: “Hoy, antes que cante el gallo, me negarás tres veces.”h 62 Y salió Pedro de allí y lloró amargamente.
Se burlan de Jesús
(Mt 26.67-68; Mc 14.65)
63 Los hombres que estaban vigilando a Jesús se burlaban de él y le golpeaban.i 64 Le taparon los ojos y le decían:
–¡Adivina quién te ha pegado!
65 Y le insultaban de otras muchas maneras.
Jesús ante la Junta Suprema
(Mt 26.59-66; Mc 14.55-64; Jn 18.19-24)
66 Al hacerse de día se reunieron los ancianos de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Condujeron a Jesús ante la Junta Suprema,j y allí le preguntaron:
67 – Dinos, ¿eres tú el Mesías?
–Si os digo que sí –les contestó–, no me vais a creer; 68 y si os hago preguntas, no me vais a responder. 69 Pero desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios todopoderoso.k
70 Todos le preguntaron:
–¿Así que tú eres el Hijo de Dios?
–Vosotros decís que lo soy –contestó Jesús.l
71 Entonces dijeron ellos:
–¿Qué necesidad tenemos de más testigos? ¡Nosotros mismos lo hemos oído de sus propios labios!m
Jesús ante Pilato
(Mt 27.1-2,11-14; Mc 15.1-5; Jn 18.28-38)
23
Se levantaron todos y condujeron a Jesús ante Pilato.a En presencia de este comenzaron a acusarle, diciendo:
–Hemos encontrado a este hombre alborotando a nuestra nación. Dice que no debemos pagar impuestos al césarb y afirma que él es el Mesías, el Rey.c
Pilato le preguntó:
–¿Eres tú el Rey de los judíos?
–Tú lo dices –contestó Jesús.d
Entonces Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y a la gente:
–No encuentro culpa alguna en este hombre.
Pero ellos insistían aún más:
–Con sus enseñanzas está alborotando a todo el pueblo. Empezó en Galilea y ahora sigue haciéndolo aquí, en Judea.
Jesús ante Herodes
Al oir esto, Pilato preguntó si Jesús era de Galilea. Y al saber que, en efecto, lo era, se lo envió a Herodes,e el gobernador de Galilea, que por aquellos días se encontraba también en Jerusalén. Al ver a Jesús, Herodes se alegró mucho, porque ya hacía bastante tiempo que quería conocerle, pues había oído hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro.f Le preguntó muchas cosas, pero Jesús no le contestó nada.g 10 También estaban allí los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que le acusaban con gran insistencia. 11 Entonces Herodes y sus soldados le trataron con desprecio, y para burlarse de él le pusieron un espléndido manto real. Luego Herodes se lo envió nuevamente a Pilato.h 12 Aquel día se hicieron amigos Pilato y Herodes, que hasta entonces habían sido enemigos.
Jesús, sentenciado a muerte
(Mt 27.15-26; Mc 15.6-15; Jn 18.39–19.16)
13 Pilato reunió a los jefes de los sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, 14 y les dijo:
–Aquí me habéis traído a este hombre, diciendo que alborota al pueblo, pero le he interrogado delante de vosotros y no le he encontrado culpable de nada de lo que le acusáis. 15 Ni tampoco Herodes, puesto que nos lo ha devuelto. Ya veis que no ha hecho nada que merezca la pena de muerte. 16 Le voy a castigar y luego lo pondré en libertad. [ 17 ] i
18 Pero todos a una comenzaron a gritar:j
–¡Fuera con ese! ¡Suéltanos a Barrabás!
19 Barrabás era uno que estaba en la cárcel por una rebelión en la ciudad, y por un asesinato. 20 Pilato, que quería poner en libertad a Jesús, les habló otra vez; 21 pero ellos gritaron más aún:
–¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!k
22 Por tercera vez les dijo Pilato:
–Pues ¿qué mal ha hecho? Yo no encuentro en él nada que merezca la pena de muerte. Le voy a castigar y luego lo pondré en libertad.
23 Pero ellos insistían a grandes voces, pidiendo que lo crucificase. Y como sus gritos crecían más y más, 24 Pilato decidió hacer lo que le pedían: 25 puso en libertad al que habían escogido, el que estaba en la cárcel por rebelión y asesinato, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
Crucifixión de Jesús
(Mt 27.32-44; Mc 15.21-32; Jn 19.17-27)
26 Cuando llevaban a crucificar a Jesús, echaron mano de un hombre de Cirene llamado Simón, que venía del campo, y le hicieron cargar con la cruz y llevarla detrás de Jesús.l
27 Mucha gente y muchas mujeres que lloraban y gritaban de dolor por él, le seguían. 28 Jesús las miró, y les dijo:
–Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos.m 29 Porque vendrán días en que se dirá: ‘¡Dichosas las que no pueden tener hijos, los vientres que nunca concibieron y los pechos que no dieron de mamar!’n 30 Y entonces comenzará la gente a decir a los montes: ‘¡Caed sobre nosotros!’, y a las colinas: ‘¡Escondednos!’ñ 31 Porque si con el árbol verde hacen todo esto, ¿qué no harán con el seco?o
32 También llevaban a dos malhechores, para matarlos junto con Jesús. 33 Cuando llegaron al sitio llamado de la Calavera,p crucificaron a Jesús y a los dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. 34 [Jesús dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”]q
Los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.r 35 La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él diciendo:
–Salvó a otros; ¡que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido!
36 Los soldados también se burlaban de Jesús. Se acercaban a él y le daban a beber vino agrio,s 37 diciéndole:
–¡Si eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo!
38 Y sobre su cabeza había un letrero que decía: “Este es el Rey de los judíos.”
39 Uno de los malhechores allí colgados le insultaba, diciéndole:
–¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!
40 Pero el otro reprendió a su compañero diciendo:
–¿No temes a Dios, tú que estás sufriendo el mismo castigo? 41 Nosotros padecemos con toda razón, pues recibimos el justo pago de nuestros actos; pero este no ha hecho nada malo.
42 Luego añadió:
–Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.
43 Jesús le contestó:
–Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.t
Muerte de Jesús
(Mt 27.45-56; Mc 15.33-41; Jn 19.28-30)
44 Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda aquella tierra quedó en oscuridad.u 45 El sol dejó de brillar y el velov del templo se rasgó por la mitad. 46 Jesús, gritando con fuerza, dijo:
–¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!w
Dicho esto, murió.
47 Cuando el centurión vio lo que había sucedido, alabó a Dios diciendo:
–¡No hay duda de que este hombre era inocente!
48 Toda la multitud que estaba presente y que vio lo ocurrido regresó a la ciudad golpeándose el pecho.x 49 Pero todos los amigos de Jesús, y también las mujeresy que le habían seguido desde Galilea, se quedaron allí, mirando de lejos aquellas cosas.z
Jesús es sepultado
(Mt 27.57-61; Mc 15.42-47; Jn 19.38-42)
50-51 Un hombre bueno y justo llamado José, que era miembro de la Junta Suprema de los judíos y que esperaba el reino de Dios, no estuvo de acuerdo con la actuación de la Junta. Este José, natural de Arimatea, un pueblo de Judea, 52 fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53 Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en un sepulcro excavado en una peña,a donde todavía no habían sepultado a nadie. 54 Era el día de la preparación, y el sábado estaba a punto de comenzar.b
55 Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galileac fueron y vieron el sepulcro, y se fijaron en cómo sepultaban el cuerpo. 56 Cuando volvieron a casa, prepararon perfumes y ungüentos.d
VI. ¡JESÚS HA RESUCITADO! (24)
El anuncio de la resurrección de Jesús
(Mt 28.1-10; Mc 16.1-8; Jn 20.1-10)
Las mujeres descansaron el sábado, conforme al mandamiento,e
24
pero el primer día de la semanaa volvieron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado. Al llegar, encontraron que la piedra que tapaba el sepulcro no se hallaba en su lugar; y entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Estaban asustadas, sin saber qué hacer, cuando de pronto vieron a dos hombres de pie junto a ellas, vestidos con ropas brillantes.b Llenas de miedo se inclinaron hasta el suelo, pero aquellos hombres les dijeron:
–¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí. Ha resucitado.c Acordaos de lo que os dijo cuando aún se hallaba en Galilea: que el Hijo del hombre había de ser entregado en manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría.d
Entonces recordaron ellas las palabras de Jesús, y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once apóstoles y a los demás. 10 Las que llevaron la noticia a los apóstoles fueron María Magdalena, Juana, María madre de Santiago, y las otras mujeres.e 11 Pero a los apóstoles les parecía una locura lo que ellas contaban, y no las creían.
12 Sin embargo, Pedro fue corriendo al sepulcro. Miró dentro, pero no vio más que las sábanas. Entonces volvió a casa admirado de lo que había sucedido.f
En el camino de Emaús
(Mc 16.12-13)
13 Dos de los discípulosg se dirigían aquel mismo día a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. 14 Iban hablando de todo lo que había pasado. 15 Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar a su lado. 16 Pero, aunque le veían, algo les impedía reconocerle.h 17 Jesús les preguntó:
–¿De qué venís hablando por el camino?
Se detuvieron tristes, 18 y uno de ellos llamado Cleofás contestó:
–Seguramente tú eres el único que, habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido estos días.i
19 Les preguntó:
–¿Qué ha sucedido?
Le dijeron:
–Lo de Jesús de Nazaret, que era un profetaj poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de todo el pueblo. 20 Los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. 21 Nosotros teníamos la esperanza de que él fuese el libertador de la nación de Israel, pero ya han pasado tres días desde entonces. 22 Sin embargo, algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro 23 y no encontraron el cuerpo; y volvieron a casa contando que unos ángeles se les habían aparecido y les habían dicho que Jesús está vivo. 24 Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero no vieron a Jesús.
25 Jesús les dijo entonces:
–¡Qué faltos de comprensión sois y cuánto os cuesta creer todo lo que dijeron los profetas!k 26 ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?l
27 Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas.m
28 Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante; 29 pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo:
–Quédate con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo de noche.
Entró, pues, Jesús, y se quedó con ellos. 30 Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. 31 En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús;n pero él desapareció. 32 Se dijeron el uno al otro:
–¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?
33 Sin esperar a más, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos. 34 Estos les dijeron:
–Verdaderamente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.ñ
35 Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
Jesús se aparece a los discípulos
(Mt 28.16-20; Mc 16.14-18; Jn 20.19-23)
36 Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:
–Paz a vosotros.o
37 Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu. 38 Pero Jesús les dijo:
–¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón? 39 Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.p
40 Al decirles esto, les mostró las manos y los pies.q 41 Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:
–¿Tenéis aquí algo de comer?
42 Le dieron un trozo de pescado asado,r 43 y él lo tomó y lo comió en su presencia.s 44 Luego les dijo:
–A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos,t tenía que cumplirse.u
45 Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, 46 y les dijo:
–Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día;v 47 y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados.w 48 Vosotros sois testigos de estas cosas.x 49 Y yo enviaré sobre vosotros lo que mi Padre prometió.y Pero vosotros quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis el poder que viene de Dios.z
Ascensión de Jesúsa
(Mc 16.19-20)
50 Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Betania,b y alzando las manos los bendijo. 51 Y mientras los bendecía se apartó de ellos y fue llevado al cielo.c 52 Ellos, después de adorarle,d volvieron muy contentos a Jerusalén. 53 Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios.
14 h 22.14 La hora: la de la cena pascual, después de la puesta del sol. i 22.14 Se sentaron: lit. se reclinaron; véase Mt 26.20 n. 16 j 22.16 Sobre la imagen del banquete, véase Mt 8.11 nota i; cf. Lc 13.29. 17 k 22.17 Solo Lc menciona una copa aquí, antes del pan (v. 19); más adelante (v. 20) menciona otra copa después de la cena. En realidad, parece que en la cena de Pascua se tomaban entonces al menos tres copas de vino. 19 l 22.19-20 Además de los pasajes paralelos, cf. Jn 6.51-58. Algunos mss. omiten la parte final del v. 19 (en concreto desde entregado a muerte) y todo el v. 20. 20 m 22.20 El nuevo pacto: Jer 31.31-34. Confirmado con mi sangre: El primer pacto o alianza que Dios hizo con Israel, se confirmó con la sangre de animales sacrificados (Ex 24.6-8; Heb 9.18-22). Cf. Heb 10.29; 13.20. 21 n 22.21 Sal 41.9. Los otros evangelios dejan abierta la posibilidad de que Judas no haya estado presente cuando Jesús instituyó la Cena; Lc, en cambio, da a entender que sí estaba. 22 ñ 22.22 El camino que se le ha señalado: es decir, el camino que Dios le ha señalado. 24 o 22.24 Mt 18.1; Mc 9.34; Lc 9.46. 25 p 22.25 Benefactores: Los griegos daban este título honorífico a los dioses, a los reyes y a otros personajes importantes. 26 q 22.25-26 Mt 20.25-27; 23.11; Mc 9.35; 10.42-44 ; cf. Eclo 3.18 . 27 r 22.27 Mt 20.28; Mc 10.45; Jn 13.12-15. 30 s 22.30 Dn 7.9-14; Mt 19.28; Ap 3.21; 20.4. 31 t 22.31 Zarandearos: esto es, sacudir o cribar; expresión que implica poner a prueba la fidelidad (cf. Am 9.9). 32 u 22.32 Cuando te hayas vuelto a mí: lit. cuando hayas vuelto; expresión que puede entenderse como volverse ya sea a Jesús o a Dios (esto es, arrepentirse después de negar a Jesús). 34 v 22.34 Respecto al canto del gallo, véase Mt 26.75 n. 35 w 22.35 Mt 10.9-10; Mc 6.8-9; Lc 9.3; 10.4. 36 x 22.36 Traer bolsa, provisiones y espada son expresiones que indican la actitud del que va a emprender un viaje peligroso, símbolo de la prueba que va a comenzar para Jesús y sus discípulos. 37 y 22.37 Is 53.12. 38 z 22.38 Ya basta: lit. basta. Los discípulos no habían entendido el sentido figurado de las palabras que Jesús acababa de dirigirles. 40 a 22.40 Tentación (aquí y en el v. 46): También puede traducirse por prueba (Mt 6.13 nota ñ); cf. las pruebas mencionadas en 22.28-36, y la dura prueba narrada a partir del v. 47. 41 b 22.41 Heb 5.7-8. 42 c 22.42 Esta copa amarga: lit. esta copa, en el sentido figurado de sufrimiento o prueba; véase Mt 26.39 n. 44 d 22.43-44 Varios mss. importantes omiten los vs. 43-44, impresos aquí entre corchetes. 48 e 22.47-48 Respecto al beso, véase Mt 26.48-49 n. 53 f 22.53 Lc 19.47; 21.37; Jn 18.19-21. g 22.53 Vuestra hora,... tinieblas: alusión a Satanás y a las fuerzas del mal; cf. Hch 26.18; Col 1.13. 61 h 22.61 Cf. v. 34. 63 i 22.63-65 Jn 18.22-23. 66 j 22.66 Junta Suprema: el Sanedrín o consejo supremo de los judíos; véase Índice temático. Véase también Mt 26.57 n. 69 k 22.69 Sal 110.1; Hch 7.56. La derecha es el lugar de honor. 70 l 22.70 La respuesta de Jesús puede entenderse como Vosotros decís que lo soy, o bien es así como decís, o vosotros sois quienes lo decís. 71 m 22.70-71 Cf. Jn 10.33. 23
a 23.1 Pilato: Véase Mt 27.2 n. Como prefecto o gobernador romano, Pilato trataba los casos de índole no religiosa.
b 23.2 Lc 20.20-26; los testigos dan una versión falsa.
c 23.2 El Mesías, el Rey: Véase Mesías en el Índice temático. Si Jesús hubiera pretendido ser rey en sentido político, ello habría constituido un acto de sedición contra Roma. Este cap. demuestra que Jesús era inocente de los tres cargos que le imputaban (cf. vs. 4,14,22).
d 23.3 Tú lo dices: respuesta enigmática, que puede entenderse como es así, como tú has dicho, o bien, tú eres quien lo dice. Jesús no era Rey de los judíos en sentido político. Véase Mt 27.11 n.
e 23.7 Herodes Antipas (Lc 3.1 nota d) gobernaba en la región donde Jesús había vivido y realizado la mayor parte de su actividad.
f 23.8 Lc 9.9. En Hch 4.26-28 se interpreta este episodio como el cumplimiento del Sal 2.1-2.
g 23.8-9 Mt 26.63; 27.12,14; Jn 19.8-9; cf. Is 53.7.
11 h 23.11 Cf. Mc 15.17-20.
17 i 23.17 Algunos mss. añaden el v. 17: Durante la fiesta, Pilato tenía que dar gusto a la gente dejando libre a un preso, probablemente incluido con base en Mt 27.15 y Mc 15.6.
18 j 23.18 No hay indicaciones de que esta multitud fuera la misma que había aclamado a Jesús anteriormente (Lc 19.37); véase Mt 27.20 n.
21 k 23.21 Véase Crucifixión, cruz en el Índice temático.
26 l 23.26 En cuanto al espectáculo que organizaban con los condenados a muerte, y en cuanto a Simón, véanse las notas sobre Mt 27.31 y Mc 15.21.
28 m 23.28 Expresión semítica, que equivale a: más que llorar por mí, llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
29 n 23.29 Cf. Lc 21.23.
30 ñ 23.30 Os 10.8; Ap 6.16.
31 o 23.31 Probable alusión a las calamidades que iban a venir sobre Jerusalén. Véase Lc 21.6 n.
33 p 23.33 La Calavera: Véase Gólgota en el Índice temático.
34 q 23.34 Cf. Is 53.12; Hch 7.60. El texto entre corchetes falta en algunos mss. de reconocida autoridad.
r 23.34 Alusión al Sal 22.18.
36 s 23.36 Cf. Sal 22.7-8; 69.21. Vino agrio: Véase Mt 27.48 n.
43 t 23.43 Paraíso: palabra aplicada primeramente al jardín de Edén (Gn 2.8–3.24) y después al lugar de felicidad donde los justos esperan el juicio final y la resurrección.
44 u 23.44 Véase Mt 27.45 n.
45 v 23.45 El velo: Cf. Ex 26.31-33. Se refiere probablemente al velo o cortina del templo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo (véase Mt 27.51 n.).
46 w 23.46 Sal 31.5; Hch 7.59.
48 x 23.48 Golpeándose el pecho: señal de angustia y quizá de remordimiento.
49 y 23.49 Las mujeres: Lc 8.1-3.
z 23.49 Sal 38.11.
53 a 23.53 Un sepulcro excavado en una peña: Véase Mt 27.60 n.
54 b 23.54 Día de la preparación: el viernes, día en que los judíos se preparaban para celebrar el sábado.
55 c 23.55 Cf. v. 49.
56 d 23.56 Perfumes y ungüentos: utilizados para embalsamar el cuerpo y completar así el ritual de la sepultura.
e 23.56 Descansaron el sábado, conforme al mandamiento: Ex 20.10; Dt 5.14. Como era tarde, las mujeres tenían que esperar a que pasara el sábado, día de reposo, antes de poder hacer cualquier trabajo (Mc 16.1).
24
a 24.1 El primer día de la semana: Jn 20.19; Hch 20.7 nota g.
b 24.4 Vestidos con ropas brillantes: Jn 20.12. Véase Mc 16.5 n.
c 24.6 Algunos mss. omiten la frase No está aquí. Ha resucitado: (cf. Mt 28.6; Mc 16.6).
d 24.6-7 Mt 16.21; 17.22-23; 20.18-19; Mc 8.31; 9.31; 10.33-34; Lc 9.22; 18.31-33.
10 e 24.10 Lc 8.2-3.
12 f 24.12 Algunos mss. omiten el v. 12 (cf. Jn 20.3,5-6, y véase Jn 20.6-7 n.).
13 g 24.13 Dos de los discípulos: seguidores de Jesús que no eran del grupo de los once apóstoles (v. 33).
16 h 24.16 Cf. Jn 20.14; 21.4.
18 i 24.18 Cleofás: nombre masculino griego; probablemente una persona distinta de la mencionada en Jn 19.25.
19 j 24.19 Profeta: Mt 21.11; Lc 7.16; 13.33; Hch 3.22.
25 k 24.25 Cf. Mc 16.14.
26 l 24.26 Cf. lo dicho por Jesús en Lc 9.22; 17.25.
27 m 24.27 Las Escrituras del AT comprendían principalmente los libros de Moisés y de los profetas (véanse Mt 5.17 nota y; Lc 24.44 nota u).
31 n 24.30-31 La expresión “partir el pan” fue específicamente aplicada por la iglesia primitiva a la Cena del Señor (Hch 2.42; 20.7; 1 Co 10.16), por lo que su uso aquí y en el v. 35 puede ser una alusión a ella.
34 ñ 24.34 Esta aparición a Simón Pedro no se menciona en los otros evangelios, pero Pablo se refiere a ella en 1 Co 15.5.
36 o 24.36 Paz a vosotros: saludo tradicional judío que en estas circunstancias adquiere un sentido más profundo; véase Jn 14.27 n. Algunos mss. omiten y los saludó diciendo: Paz a vosotros.
39 p 24.39 Mis manos y mis pies: En ellos se veían las marcas de la crucifixión; cf. también Jn 20.20,24-27. Tocadme y mirad: Cf. 1 Jn 1.1.
40 q 24.40 Algunos mss. omiten el v. 40.
42 r 24.42 Algunos mss. añaden y un panal de miel.
43 s 24.43 Hch 10.41.
44 t 24.44 El libro de los Salmos formaba la primera parte, y la más extensa, de la tercera división de las Escrituras del AT (véase Introducción al NT [4]).
u 24.44 Tenía que cumplirse: Se recalca, al final del evangelio, el tema introducido en Lc 4.21; cf. también Lc 18.31; 22.37.
46 v 24.46 Cf. Is 53.1-12; Os 6.2.
47 w 24.47 Los vs. 44-47 anticipan, en cierto modo, la proclamación que deberán hacer los apóstoles (cf. Hch 2.14-39; 3.17-26; 8.35; 13.16-41; 26.20).
48 x 24.47-48 Hch 1.8.
49 y 24.49 Lo que mi Padre prometió: es decir, el Espíritu Santo (Hch 1.4; 2.33; cf. Jn 14.16-17,26; 16.7; 20.21-22).
z 24.47-49 Estos vs. preparan al lector para la continuación del relato, que el mismo autor presenta al comienzo del libro de los Hechos (cf. especialmente Hch 1.1-11; 2.1-4).
50 a 24.50-53 La ascensión de Jesús se relata en forma más amplia en Hch 1.3-11.
b 24.50 Betania: aldea cercana a Jerusalén (Mt 21.17 n.).
51 c 24.51 Algunos mss. omiten y fue llevado al cielo.
52 d 24.52 Algunos mss. omiten las palabras después de adorarle.

© 2002 Sociedades Bíblicas Unidas y Sociedad Bíblica de España

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020