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Mateo 5-7

Mateo :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28

5 III. SERMÓN DEL MONTE (5–7)a
Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se sentó.b Sus discípulos se le acercaron, y él comenzó a enseñarles diciendo:
La dicha verdadera ("Bienaventuranzas")c
(Lc 6.20-23)
“Dichosos los que reconocen su pobreza espiritual,d porque suyo es el reino de los cielos.e
“Dichosos los que sufren,f porque serán consolados.g h
“Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra que Dios les ha prometido.i
“Dichosos los que tienen hambre y sedj de justicia,k porque serán satisfechos.l
“Dichosos los compasivos, porque Dios tendrá compasión de ellos.
“Dichosos los de corazón limpio,m porque verán a Dios.
“Dichosos los que trabajan por la paz,n porque Dios los llamará hijos suyos.
10 “Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo,ñ porque suyo es el reino de los cielos.
11 “Dichosos vosotros, cuando la gente os insulte y os maltrate, y cuando por causa mía digan contra vosotros toda clase de mentiras.o 12 ¡Alegraos, estad contentos, porque en el cielo tenéis preparada una gran recompensa!p Así persiguieron también a los profetas que vivieron antes que vosotros.q
Sal y luz del mundo
(Mc 9.50; Lc 14.34-35)
13 “Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿cómo seguirá salando? Ya no sirve para nada, así que se la arroja a la calle y la gente la pisotea.r
14 “Vosotros sois la luz de este mundo.s Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; 15 y una lámparat no se enciende para taparla con alguna vasija,u sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa.v w 16 Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo.x
El verdadero sentido de la ley
17 “No penséis que yo he venido a poner fin a la ley de Moisés y a las enseñanzas de los profetas.y No he venido a ponerles fin, sino a darles su verdadero sentido.z 18 Porque os aseguro que mientras existan el cielo y la tierra no se le quitará a la ley ni un punto ni una coma,a hasta que suceda lo que tenga que suceder. 19 Por eso, el que quebranteb uno de los mandamientos de la ley, aunque sea el más pequeño, y no enseñe a la gente a obedecerlos, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedezca y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos.
Una justicia superior
20 "Porque os digo que si no superáis a los maestros de la ley y a los fariseosc en hacer lo que es justo delante de Dios,d no entraréis en el reino de los cielos.
1. El homicidioe
(Lc 12.57-59)
21 “Habéis oído que a vuestros antepasados se les dijo: ‘No mates,f pues el que mata será condenado.’ 22 Pero yo os digo que todo el que se enoje con su hermanog será condenado; el que insulteh a su hermano será juzgado por la Junta Suprema,i y el que injurie gravementej a su hermano se hará merecedor del fuego del infierno.k l
23 “Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.
25 “Si alguien quiere llevarte a juicio, procura ponerte de acuerdo con él mientras aún estés a tiempo, para que no te entregue al juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y te meterán en la cárcel. 26 Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo.m n
2. El adulterio
27 “Habéis oído que antes se dijo: ‘No cometas adulterio.’ñ 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira con codicia a una mujer ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29 “Por tanto, si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácalo y échalo lejos de ti; mejor es que pierdas una sola parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtala y échala lejos de ti; mejor es que pierdas una sola parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.o
3. El divorcio
(Mt 19.9; Mc 10.11-12; Lc 16.18)p
31 “También se dijo: ‘Cualquiera que se separe de su esposa deberá darle un certificado de separación.’q 32 Pero yo os digo que todo aquel que se separa de su esposa, a no ser en caso de inmoralidad sexual,r la pone en peligro de cometer adulterio. Y el que se casa con una mujer separada también comete adulterio.
4. El juramento
33 “También habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No dejes de cumplir lo que hayas ofrecido bajo juramento al Señor.’s 34 Pero yo os digo que no juréis por nada ni por nadie. No juréis por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies;t ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.u 36 Ni siquiera juréis por vuestra propia cabeza, porque no podéis hacer que os salga blanco o negro ni un solo cabello. 37 Si decís ‘Sí’, que sea sí; y si decís ‘No’, que sea no. Lo que se aparta de esto, es malo.v w
5. La venganza
(Lc 6.29-30)
38 “Habéis oído que antes se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’x 39 Pero yo os digo: No resistáis a quien os haga algún daño. Al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra.y 40 Si alguien te demanda y te quiere quitar la túnica, déjale también la capa.z 41 Y si alguien te obliga a llevar carga una milla, ve con él dos.a 42 Al que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda a quien te pida prestado.b
6. El amor a los enemigos
(Lc 6.27-28, 32-36)
43 “También habéis oído que antes se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’c 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen.d 45 Así seréis hijos de vuestro Padree que está en el cielo, pues él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¡Hasta los que cobran impuestos para Romaf se portan así! 47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¡Hasta los paganos se portan así! 48 Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto.g
6 La práctica de la piedada
“No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean.b Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
1. La limosna
“Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo.c Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
2. La oración
(Lc 11.2-4)
“Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pied en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea.e Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.f
“Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los paganos,g que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido.h Vosotros debéis orar así:i
‘Padre nuestroj que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.k
10 Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra
así como se hace en el cielo.l
11 Danos hoy el pan que necesitamos.m
12 Perdónanos nuestras ofensasn
como también nosotros perdonamos
a quienes nos han ofendido.
13 Y no nos expongas a la tentación,ñ
sino líbranos del maligno.’o
14 “Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo os perdonará también a vosotros; 15 pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotros hacéis.p
3. El ayuno
16 “Cuando ayunéis,q no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, 18 para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa.
Riquezas en el cielor
(Lc 12.33-34)
19 “No acumuléis riquezas en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. 20 Acumulad más bien vuestras riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye, ni las cosas se echan a perder, ni los ladrones entran a robar.s 21 Porque donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.
La lámpara del cuerpo
(Lc 11.34-36)
22 “Los ojos son como la lámpara del cuerpo. Si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo será luminoso; 23 pero si tus ojos son malos, todo tu cuerpo será oscuridad.t Y si la luz que hay en ti resulta ser oscuridad, ¡qué negra no será la propia oscuridad!
Dios y las riquezas
(Lc 16.13)
24 “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero.u
Dios cuida de sus hijos
(Lc 12.22-31)
25 “Por tanto, os digo: No estéis preocupados por lo que habéis de comer o beber para vivir, ni por la ropa con que habéis de cubrir vuestro cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? 26 Mirad las aves que vuelan por el cielo: ni siembran ni siegan ni almacenan en graneros la cosecha; sin embargo, vuestro Padre que está en el cielo les da de comer. Pues bien, ¿acaso no valéis vosotros más que las aves?v 27 Y de todos modos, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?w
28 “¿Y por qué estar preocupados por la ropa? Mirad cómo crecen los lirios del campo:x no trabajan ni hilan. 29 Sin embargo, os digo que ni aun el rey Salomón, con todo su lujo,y se vestía como uno de ellos. 30 Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¿no os vestirá con mayor razón a vosotros, gente falta de fe? 31 No estéis, pues, preocupados y preguntándoos: ‘¿Qué vamos a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué nos vamos a vestir?’ 32 Los que no conocen a Dios se preocupan por todas esas cosas, pero vosotros tenéis un Padre celestial que ya sabe que las necesitáis. 33 Por lo tanto, buscad primeramente el reino de los cielos y el hacer lo que es justo delante de Dios,z y todas esas cosas se os darán por añadidura.a 34 No estéis, pues, preocupados por el día de mañana, porque mañana ya habrá tiempo de preocuparse. A cada día le basta con sus propios problemas.
No juzgar a otros
(Lc 6.37-38,41-42)
7
“No juzguéis a nadie,a para que Dios no os juzgue a vosotros.b Pues Dios os juzgará de la misma manera que vosotros juzguéis a los demás; y con la misma medida con que midáis, Dios os medirá a vosotros.c ¿Por qué miras la paja que tu hermano tiene en su ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo?d Y si tú tienes un tronco en el tuyo, ¿cómo podrás decirle a tu hermano: ‘Déjame sacarte la paja que tienes en el ojo’¡ ¡Hipócrita!, sácate primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
“No deis las cosas sagradas a los perros, no sea que se revuelvan contra vosotros y os hagan pedazos. Y no echéis vuestras perlas a los cerdos, para que no las pisoteen.e
Pedir, buscar y llamar a la puerta
(Lc 11.9-13; 6.31)
“Pedid y Dios os dará,f buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide recibe, el que busca encuentrag y al que llama se le abre.
“¿Acaso alguno de vosotros sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? 10 ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? 11 Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan!h
12 “Así pues, haced con los demás lo mismo que queréis que los demás hagan con vosotros.i Esto es lo que mandan la ley de Moisés y los escritos de los profetas.
La puerta estrecha
(Lc 13.24)
13 “Entrad por la puerta estrecha. Porque la puerta y el camino que conducen a la perdición son anchos y espaciosos, y muchos entran por ellos; 14 pero la puerta y el camino que conducen a la vida son estrechos y difíciles, y pocos los encuentran.j
El árbol se conoce por su fruto
(Lc 6.43-44)
15 “¡Cuidado con los falsos profetas! Vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.k 16 Por sus frutos los conoceréis, pues no se recogen uvas de los espinos ni higos de los cardos.l 17 Así, todo árbol bueno da buen fruto; pero el árbol malo da fruto malo. 18 El árbol bueno no puede dar mal fruto, ni el árbol malo dar fruto bueno. 19 Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.m 20 De modo que por sus frutos los conoceréis.n
De la entrada en el reino de los cielos
(Lc 13.25-27)
21 “No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad de mi Padre celestial.ñ 22 Aquel díao muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros hablamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.’ 23 Pero yo les contestaré: ‘Nunca os conocí.p ¡Apartaos de mí, malhechores!’q
Parábola de los dos cimientos
(Mc 1.22; Lc 6.46-49)
24 “Todo el que oye mis palabras y hace caso a lo que digo es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. 26 Pero todo el que oye mis palabras y no hace caso a lo que digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. 27 Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos, y la casa se derrumbó. ¡Fue un completo desastre!”
28 Cuando Jesús acabó de hablar,r la gente estaba admirada de cómo les enseñaba, 29 porque lo hacía con plena autoridad y no como sus maestros de la ley.s

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