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Sabiduría 11,22 - 12,2

Sabiduría :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19

22 Porque el mundo entero es ante ti
como la pesa más pequeña en la balanza,n
o como una gota de rocío
que cae al amanecer sobre la tierra.
23 Sin embargo, tú de todos tienes compasión,
porque lo puedes todoñ
y no te fijas en los pecados de los hombres,
para que se arrepientan.o
24 Amas a todos los seres
y no aborreces nada de lo que has hecho;
si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado.
25 ¿Cómo podrían existir los seres,
si tú no lo hubieras querido?
¿Cómo podrían conservarse,
si tú no lo ordenaras?
26 Tú tienes compasión de todos,
porque todos, Señor, te pertenecen
y amas todo lo que tiene vida,
12
porque en todos los seres está tu espíritu inmortal.
Por eso, a los que pecan
los corriges y reprendes poco a poco,
y les haces reconocer sus faltas,
para que apartándose del mal crean en ti, Señor.
Moderación de Dios con Canaána
A los antiguos habitantes de tu santa tierrab
los aborreciste por sus prácticas odiosas,
por practicar la magia y otros actos perversos,
por matar sin compasión a los niños
y por comer en sus banquetes vísceras, carne
y hasta sangre de seres humanos.
A ellos, que practicaban tales ritos,
padres asesinos de criaturas indefensas,
decidiste eliminarlos por medio de nuestros antepasados,
para que esta tierra, para ti la más preciosa de todas,
pudiera recibir al pueblo de tus hijos.c
Pero aun de ellos, por ser hombres, tuviste compasión:
como vanguardia de tu ejército,
les enviaste avispas,
para que acabaran con ellos poco a poco.d
Hubieras podido, en batalla campal,
poner a los impíos en manos de los justos,
o aniquilarlos en un solo instante
por medio de fieras salvajes,
o con una severa orden de mando;
10 sin embargo, para darles oportunidad de arrepentirse,
los castigaste poco a poco,
sabiendo que eran malos por naturaleza
y perversos desde su nacimiento,
y que nunca cambiarían su modo de pensar,
11 porque eran una nación maldita desde el comienzo.e
Nuevas razones de la moderación de Dios
No fue por miedo a nadie
por lo que dejaste sin castigo sus pecados,
12 pues, ¿quién podrá pedirte cuentas de lo que hacesf
u oponerse a tu sentencia?
¿Quién podrá acusarte de haber destruido
naciones que tú mismo hiciste?
¿Quién puede levantarse contra ti
para defender a los malvados?
13 Pues no existe ningún dios, fuera de ti,g
que tenga todo bajo su cuidado
y a quien tú tengas que dar cuentas
de si has juzgado rectamente o no;
14 ni hay rey o gobernante que pueda hacerte frente
para defender a los que tú has castigado.
15 Puesto que eres justo, todo lo gobiernas con justicia;
y juzgas indigno de tu poder
condenar al que no merece castigo.
16 Porque tu poder es la base de tu justicia,
y como eres el dueño de todos,
de todos tienes compasión.h
17 Tú despliegas tu fuerza
ante aquellos que dudan de tu gran poder,
y confundes a los que, conociéndolo, se muestran insolentes;
18 pero, precisamente porque dispones de tan gran poder,
juzgas con bondad y nos gobiernas con gran misericordia,
porque puedes usar de tu poder en el momento que quieras.
Lo que nos enseña la actuación moderada de Dios
19 Actuando así, enseñaste a tu pueblo
que el hombre justo debe ser bondadoso,i
y llenaste a tus hijos de una bella esperanza
al darles la oportunidad de arrepentirse de sus pecados.
20 Si a los cananeos, que eran enemigos de tus hijosj
y merecían la muerte,
los castigaste con tanta bondad y consideración,
dándoles oportunidad de dejar su maldad,
21 con mayor delicadeza aún has juzgado a tus hijos,
pues tú habías hecho un pacto con sus antepasados
y con juramento les habías prometido grandes bienes.k
22 Mientras que a nuestros enemigos les envías mil castigos,
a nosotros nos corriges,
para que a la hora de juzgar a otros pensemos en tu bondad,
y cuando nos toque ser juzgados esperemos tu misericordia.
Dios tiene compasión, pero también juzga con rigor
23 Por eso, a los egipcios insensatos,
que habían pasado su vida haciendo el mal,l
los atormentaste con los mismos seres odiosos que adoraban:
24 se habían extraviado mucho siguiendo el camino del error,
aceptando como dioses a los animales más feos y repugnantes,
dejándose engañar como niños sin inteligencia;
25 y por eso, como a niños sin uso de razón,
les enviaste un castigo que los puso en ridículo.m
26 Y como no escarmentaron con el ridículo y la corrección,
tuvieron que sufrir el juicio de Dios que merecían.n
27 Ellos, al verse castigados con aquellos animales
que habían tenido como dioses
y que ahora eran su tormento,
reconocieron que el verdadero Dios era aquel
a quien se habían negado a conocer.ñ
¡Así cayó sobre ellos el castigo final!
13 El culto a los astros y a las fuerzas naturalesa
Faltos por completo de inteligencia
son todos los hombres que vivieron sin conocer a Dios;
quienes, a pesar de ver tantas cosas buenas,
no reconocieron al que verdaderamente existe.
¡A pesar de ver sus obras,
no descubrieron al que las hizo!b
En cambio, tuvieron por dioses que gobiernan el mundo
al fuego, al viento,
al aire ligero, a las estrellas del firmamento,
al agua caudalosa y a los astros del cielo.
Si con la belleza de esos seres tanto se encantaron
que llegaron a tenerlos por dioses,
deberían comprender que mucho más hermoso
es el Señor de todos ellos,
pues él, el autor de la belleza, fue quien los creó.c
Si los asombró el poder y la actividad de aquellos seres,
deberían saber que más poderoso es quien los hizo;
pues, partiendo de la grandeza y la belleza de lo creado,
se puede reflexionar y llegar a conocer a su creador.d
A esos hombres, sin embargo, no se les puede culpar del todo,
porque quizás se equivocaron
en su afán mismo de buscar a Dios y querer encontrarlo.e
Pasan la vida en medio de las obras de Dios, tratando de estudiarlas,
y se dejan engañar por su apariencia,
ya que las cosas que ven son efectivamente bellas.
Sin embargo, no tienen excusa,
porque si fueron capaces de saber tanto,
hasta el punto de investigar el universo,
¿por qué no descubrieron antes al Señor de todos?
El culto a los ídolosf
10 ¡Pero qué desgraciados son
los que llaman dioses a cosas hechas por los hombres,
a objetos de oro y plata artísticamente trabajados,
a figuras de animales,
a una piedra sin valor, tallada hace mucho por un escultor,
pues ponen su esperanza en cosas muertas!
11 Pongamos por ejemplo un carpintero:
corta un árbol fácil de manejar,
con habilidad le quita toda la corteza,
lo labra con cuidado
y hace un objeto útil para las necesidades ordinarias;
12 la madera que le sobra
la usa para preparar toda la comida que quiere.
13 Y lo que queda todavía,
un palo torcido y nudoso, que no sirve para nada,
lo toma, lo labra simplemente por pasar el tiempo,
y lo modela, con habilidad y sin esfuerzo,
hasta sacar la imagen de un hombre
14 o lograr el parecido de un animal despreciable.
Lo cubre luego de pintura roja
tapando así todas las imperfecciones;
15 le hace después un nicho apropiado,
lo coloca en la pared y lo sujeta con un clavo.
16 Tiene que tomar precauciones para que no se caiga,
porque sabe que el ídolo mismo no puede valerse:
no es más que una imagen, y necesita ayuda.
17 Y a pesar de todo, le pide por sus bienes de fortuna,
por su esposa y por sus hijos;
no le da vergüenza dirigir la palabra
a un objeto que no tiene vida.
Para pedir la salud, acude a un ser que no la tiene;
18 para pedir la vida, acude a un ser muerto;
para conseguir protección, recurre al más incapaz;
para pedir un buen viaje, a un ser que ni siquiera puede andar;
19 para lograr éxito en los negocios, las actividades y los trabajos,
pide ayuda a quien no tiene la menor fuerza en sus manos.

14
Otro hombre, que está a punto de embarcarse
y cruzar olas enfurecidas,
ora ante un palo más frágil que la embarcación que le transporta.
El deseo de ganancia ideó la embarcación,
y la habilidad técnica la construyó,
pero es tu providencia, Padre, quien la guía,
pues tú trazaste un camino en el mar
y un sendero seguro entre las olas,a
demostrando así que puedes salvar de cualquier peligro,
para que aun el más inexperto pueda embarcarse.
No quieres que sea inútil lo hecho con tu sabiduría;
por eso, los hombres confían su vida a un débil barco de madera,
en el que cruzan las olas
y llegan a tierra sanos y salvos.
Así también, al comienzo,
cuando murieron los orgullosos gigantes,b
la esperanza del mundo se refugió en una balsa
que, conducida por tu mano, dejó al mundo
la semilla de una nueva humanidad.c
¡Bendita la madera que se usa rectamente!
¡Maldita la madera de la que se hace un ídolo!
¡Maldito el ídolo y el que lo hace:
este por haberlo fabricado
y aquel porque, siendo cosa que se pudre, fue llamado dios!
Dios aborrece tanto al malo como al mal que hace;
10 y, tanto la obra como el que la hace, serán castigados.
11 Por eso, Dios destruirá también a los ídolos de los paganos,
porque, aunque eran cosas creadas por Dios,
fueron convertidas en cosas detestables,
un peligro para la vida de los hombres
y una trampa para los pies de los incautos.
Origen del culto a los ídolos
12 De la invención de los ídolos derivó la inmoralidad;d
fue algo que destruyó la vida.
13 Los ídolos no existían desde el principio,
ni existirán siempre.
14 Vinieron al mundo por la superstición de los hombres,
y por eso Dios ha decretado que pronto desaparezcan.

15 Un padre, desconsolado por la muerte temprana de su hijo,
que le fue arrebatado bruscamente,
hace una imagen de él,
y al que antes era un simple hombre muerto,
lo venera luego como a un dios,
y establece, para sus familiares, ritos y ceremonias.e
16 Más tarde, con el tiempo, esta impía costumbre se arraiga
y se observa como ley.

17 De igual manera, por orden de los gobernantes
se da culto a sus estatuas.
Como la gente que vivía lejos
no podía rendirles honores personalmente,
hicieron algo que tuviera algún parecido
y reprodujera visiblemente
la imagen del rey que querían honrar,
deseosos de adularlo, estando ausente,
como si estuviera presente.
18 Luego, la ambición del artista fomentó
en los que no conocían al rey
el deseo de venerarlo,
19 pues, deseando sin duda agradar al gobernante,
exageró con arte la belleza de la imagen.
20 Así la gente, atraída por el encanto de la obra,
consideró como objeto de adoración
al que poco antes honraba tan solo como hombre.
21 Esto se convirtió en una trampa para los hombres,
porque ellos, esclavos de la desgracia o de la tiranía,
dieron a la piedra y al palo
el nombre que solo pertenece a Dios.
Consecuencias del culto a los ídolos
22 Pero no contentos con su error de no conocer a Dios,
viven los hombres en una espantosa guerra
causada por la ignorancia,
¡y a tan terribles males llaman paz!
23 Practican ritos en los que matan a niños,
celebran cultos misteriosos
o realizan locas fiestas de extrañas ceremonias;
24 no respetan ni la vida ni el matrimonio,
sino que un hombre mata a otro a traición
o le hace sufrir cometiendo adulterio con su esposa.
25 Todo es confusión, muerte, asesinato, robo, engaño,
sobornos, infidelidad, desorden, juramentos falsos,
26 confusión de los valores, ingratitud,
corrupción de las almas, perversión sexual,
destrucción del matrimonio, adulterio e inmoralidad.f
27 El culto a ídolos que no son nada
es principio, causa y fin de todo mal:
28 quienes los adoran celebran fiestas en las que se pierde el juicio,
o pronuncian falsas profecías, o viven en la injusticia,
o juran en falso con facilidad.
29 Como ponen su confianza en ídolos sin vida,
piensan que el jurar en falso no les traerá ningún mal.
30 Pero serán condenados por dos razones:
por tener una falsa idea de Dios, dando culto a los ídolos,
y por jurar contra la verdad y la justicia,
despreciando cuanto hay de más sagrado.
31 No es que los ídolos por los que juran tengan poder alguno,
sino que el castigo reservado a los pecadores
cae siempre sobre quienes cometen malas acciones.
15 Israel no adora a falsos diosesa
Tú, Dios nuestro, eres bueno y fiel,
eres paciente y todo lo gobiernas con misericordia.
Aunque pequemos, somos tuyos y reconocemos tu poder;
pero no pecaremos, sabiendo que nos consideras tuyos.
Conocerte a ti es rectitud perfecta,
y reconocer tu poder es la raíz de la inmortalidad.b
Pues no nos hemos dejado engañar
por esos ídolos inventados por la habilidad perversa de los hombres
y por el infructuoso trabajo de los pintores,
cuya vista despierta pasiones en los hombres sin razón
que se entusiasman con la imagen sin vida de un ídolo muerto.
Tanto los que hacen ídolos
como los que los aman y les dan culto,
están enamorados del mal
y no merecen esperar nada mejor.
Símil del alfareroc
El alfarero, por ejemplo,
amasa laboriosamente el barro blando
y moldea cada vasija que necesitamos;
pero del mismo barro hace por igual
las que sirven para usos nobles
y las que sirven para otros usos;
es él, sin embargo, quien decide
cuál ha de servir para este o aquel uso.d
Luego, dedicándose a una labor reprobable,
modela con el mismo barro un falso dios;
lo hace un hombre que ayer mismo nació de la tierra
y que pronto volverá a la tierra de donde fue sacado,
cuando tenga que entregar la vida que recibió prestada.
En vez de pensar en que tiene que morir
y en que su vida es corta,
hace competencia a los que trabajan el oro y la plata,
imita a los que labran el bronce
y se siente orgulloso de hacer falsificaciones.
10 Su corazón es como ceniza;
su esperanza, más despreciable que la tierra;
su vida vale menos que el barro,
11 porque no reconoció a Dios, que le formó,
le infundió un alma activa
y le comunicó aliento de vida.e
12 El alfarero pensó que la vida es un juego,
y la existencia un mercado para obtener ganancias.
Dijo: “De todo, hasta del mal,
hay que valerse para hacer dinero.”f
13 Este hombre, que hace con el mismo barro
lo mismo ídolos que vasijas que se rompen,
sabe mejor que nadie que comete una mala acción.g
La idolatría de los egipcios
14 Pero los más faltos de inteligencia
y peores que niños sin razón
fueron los enemigos que oprimieron a tu pueblo,
15 pues aceptaron como dioses
a todos los ídolos de las demás naciones,
ídolos que tienen ojos y no pueden ver,
que tienen narices y no pueden respirar,
que tienen oídos y no pueden oir,
que tienen dedos y no pueden tocar,
que tienen pies y no pueden andar.h
16 Ídolos hechos por los hombres,
formados por un ser con vida prestada,
pues ningún hombre es capaz de hacer un dios igual a él;
17 siendo mortal, sus manos pecadoras
solo fabrican algo sin vida;
él vale más que los objetos que adora,
pues al menos él tiene vida, y ellos no.
18 Los egipcios adoran, además,
a los animales más repugnantes,i
que, comparados con los demás,
resultan los más estúpidos;
19 no tienen belleza alguna que los haga atractivos,
como la tienen otros animales;
son animales que no recibieron
la aprobación y bendición de Dios.j
16 Comparación entre Egipto e Israel: a) Las ranas y las codornicesa
Por eso los egipcios fueron castigados,
como merecían,
por medio de semejantes seres,
y atormentados por una multitud de animalejos.b
A tu pueblo, en cambio, en vez de castigarlo, lo favoreciste
y, para satisfacer su apetito,
le diste un alimento que no conocía: las codornices.c
Los egipcios, a pesar de tener hambre, perdieron su apetito
ante el aspecto repugnante
de los animales que les habías enviado.
Tu pueblo, en cambio,
después de haber pasado necesidad por corto tiempo,
disfrutó de un alimento nuevo para ellos.
Era justo que a los opresores
les viniera un hambre irresistible
y que, en cambio, tu pueblo tuviera tan solo una muestra
de los tormentos que sufrían sus enemigos.
b) Las langostas y la serpiente de bronce
Y cuando animales venenosos
atacaron a tu pueblo con furor terrible
y serpientes tortuosas sembraban la muerte con su mordedura,d
tu ira no duró hasta el final.
Los asustaste un poco, para que escarmentaran
pero les diste una señal de salvación,e
para que recordaran los mandatos de tu ley.
Quien se volvía hacia aquella señal, se salvaba,
no en virtud de la señal misma que veía,
sino gracias a ti, salvador de todos.f
De ese modo mostraste a nuestros enemigos
que eres tú quien libra de todo mal.
Ellos murieron picados por langostas y mosquitos,g
sin hallar un remedio para salvar su vida.
Al fin y al cabo merecían tal castigo.
10 Tus hijos, en cambio, no fueron vencidos
ni aun por los colmillos de las serpientes venenosas,
porque tu misericordia vino en su ayuda y los salvó.
11 Ellos eran mordidos y sanados inmediatamente
para que recordaran tus palabras,
para que no olvidaran fácilmente
ni se hicieran insensibles a tus beneficios.
12 No fue ninguna hierba, ni ungüento alguno,
lo que los sanó,
sino tu palabra, Señor, que da a todos la salud.
13 Pues tú tienes poder sobre la vida y la muerte,
tú nos bajas al reino de la muerte, y nos sacas de él.
14 En cambio el hombre, en su maldad,
puede quitar la vida, es cierto,
pero no puede devolverla
ni hacer regresar el alma
que ha sido arrebatada por la muerte.
Los elementos naturales y el maná
15 Nadie puede escapar de tu mano.
16 Los impíos, que no quisieron reconocerte,
fueron azotados por tu brazo poderoso,
perseguidos por lluvias desacostumbradas,
por granizo y tremendas tormentas,h
y consumidos por el fuego.
17 Y lo más maravilloso fue
que con agua, que lo apaga todo,
el fuego tomaba mayor fuerza.
Y es que la misma naturaleza defiende a los justos.
18 Unas veces las llamas disminuían,
para no destruir a los animales enviados contra los impíos,
y para que estos comprendieran, al ver tal fenómeno,
que la justicia de Dios los perseguía.
19 Otras veces, aun en medio del agua,
la llama ardía con más fuerza que cualquier fuego,
para destruir las cosechas de aquella nación malvada.
20 A tu pueblo, en cambio,
le diste a comer alimento de ángeles.i
Sin que tuvieran que trabajar,
les enviaste desde el cielo
un pan listo ya para comer, que podía agradar a todos
y era apropiado a todos los gustos.
21 Este sustento que le dabas
mostraba la ternura que sientes por tus hijos:
se acomodaba al gusto del que lo comía
y se convertía en lo que cada uno quería.
22 Además, aunque era como nieve o como hielo,j
resistía el fuego sin derretirse.
Así podían darse cuenta
de que, mientras el fuego que ardía en medio del granizo
y centelleaba en medio del aguacero
destruía las cosechas de los enemigos,
23 ese mismo fuego perdía su energía propia
para que los justos pudieran alimentarse.

24 Porque la creación, sirviéndote a ti, su creador,
actúa con más fuerza para castigar a los malvados,
y se calma en favor de los que en ti confían.
25 Así fue como, en aquella ocasión,
ella, por una transformación total,
se puso al servicio de tu bondad, que a todos alimenta,
para satisfacer los deseos de los que a ti acudían,
26 para que aprendieran tus amados hijos, Señor,
que no son las cosechas de la tierra
las que alimentan al hombre,
sino que es tu palabra
la que mantiene a los que en ti confían.k
27 El maná, que no era destruido por el fuego,
se derretía simplemente
con el calor del primer rayo de sol,l
28 a fin de que tu pueblo supiera que es preciso
levantarse antes del amanecer, para darte gracias
y orar antes de que salga el sol,
29 pues la esperanza del ingrato
se derretirá como escarcha de invierno
y se escurrirá como agua inútil.
17 Oscuridad y luza
Tus juicios son grandiosos e inexplicables.b
Por eso, la gente que no aprende se equivoca.
Los malvados pensaron que podían oprimir
al pueblo consagrado a ti,
pero fueron ellos los que, aprisionados por la oscuridad
y cautivos de una noche interminable,c
tuvieron que quedarse encerrados en sus casas,
sin gozar de la luz que tú, en tu providencia, siempre das.
Pensaron que los pecados que cometían en secreto
quedarían ocultos
bajo el oscuro manto del olvido,
pero, en realidad, tuvieron que huir en todas direcciones,
terriblemente asustados por apariciones
que los llenaban de terror.
De hecho, ni siquiera escondiéndose en sus casas
pudieron librarse de ese miedo.
Por todas partes oían ruidos que los aterraban,
y se les aparecían figuras espantosas de aspecto horrible.
El fuego no tenía fuerza suficiente para darles luz,
ni el resplandor brillante de los astros
lograba iluminar aquella horrible noche.
Para ellos brillaba solamente
un fuego que los espantaba y que ardía por sí solo;
y era tal el miedo, que cuando la visión desaparecía de su vista
todavía les parecía más terrible.
Los trucos de la magia fracasaron,
y la ciencia de que presumían quedó en ridículo,d
pues los que prometían librar de temores y angustias
a los hombres enfermos,
estaban a su vez enfermos de un miedo ridículo.
Y aunque no hubiera nada terrible que los asustara,
los pasos de los animales
y el silbido de las serpientes
los llenaban de pavor;
se morían de miedo,
y ni siquiera se atrevían a mirar el aire,
del que es imposible escapar.
10 Ciertamente la maldad es cobarde,
pues tiene en sí misma un testigo que la condena;
acosada por la conciencia,
siempre imagina lo peor.
11 El miedo, en realidad, no es otra cosa
que no querer servirse de la ayuda de la razón.
12 Mientras menores son los recursos interiores,
peor parece la causa desconocida del tormento.

13 Los egipcios, en medio de aquella oscuridad
–que en realidad no tenía ningún poder,
pues venía de las profundidades
del reino impotente de la muerte–,
aunque dormían como de costumbre,
14 se veían perseguidos por horribles fantasmas,
o se sentían paralizados y sin fuerzas,
a causa del terror que, de repente
y sin que lo esperasen, los había invadido.
15 Así, todos por igual, donde estuvieran,
caían como presos en una cárcel sin rejas:
16 lo mismo agricultores que pastores,
o los que trabajaban en los campos solitarios,
todos, de improviso, sufrían este castigo,
sin poder escapar,
pues la oscuridad los tenía presos a todos por igual.
17 El silbido del viento,
el melodioso canto de los pájaros en las ramas de los árboles,
el rumor acompasado del agua que corría con fuerza,
el ruido seco de las piedras al caer,
18 la invisible carrera de los animales que brincaban,
el rugido de las fieras salvajes
o el eco en las cavernas de los montes
los paralizaban de terror.
19 El resto del mundo,
iluminado por una luz resplandeciente,
se entregaba libremente a sus tareas;
20 solo sobre los egipcios se extendía una pesada noche,
imagen de la oscuridad en que iban a caer;
pero ellos eran para sí mismos
más insoportables que la oscuridad.

18
Para tu pueblo santo, en cambio, brillaba una luz intensa.a
Los egipcios, al oirles hablar sin poder verlos,
envidiaban su felicidad por no sufrir como ellos;
les agradecían que, a pesar de los malos tratos recibidos,
no hubieran tomado venganza contra ellos,
y les pedían perdón por haberlos tratado como enemigos.
A tu pueblo, en vez de tinieblas,
le diste una columna de fuego,b
como un sol que no hacía daño,
para que lo guiara en su desconocido viaje,
en su gloriosa expedición.
Los egipcios merecieron quedarse sin luz,
esclavos de la oscuridad,
por haber tenido presos a tus hijos,
que tenían la misión de trasmitir al mundo
la luz inagotable de tu ley.c
La muerte
Los egipcios decidieron matar a los niños de tu pueblo santo,
y solo se salvó Moisés, que fue abandonado.d
Pero, en castigo, les quitaste a ellos muchos hijos
e hiciste que se ahogaran todos juntos
en el agua enfurecida.e
Lo que aquella noche había de suceder,
nuestros antepasados lo supieron de antemano,
para que, teniendo tal seguridad,
se sintieran animados
por las promesas en que habían creído.f
Tu pueblo esperó al mismo tiempo
la salvación de los inocentes
y la perdición de sus enemigos,
pues con los mismos medios castigaste a estos
y nos honraste llamándonos a ti.g
Los piadosos herederos de tus bendiciones
ofrecieron sacrificios a escondidas;
de común acuerdo se comprometieron a cumplir la ley divina
y a compartir la prosperidad y los peligros,
y cantaron ya los himnos tradicionales.h
10 Con estos himnos contrastaban
los gritos confusos de los enemigos
y los quejidos dolorosos
de quienes lloraban a sus hijos muertos.
11 Señores y esclavos sufrieron igual castigo;
el hombre del pueblo corrió igual suerte que el rey.
12 Todos por igual tuvieron innumerables muertos,
que de igual forma perecieron.
Los vivos no daban abasto para enterrarlos,
pues en un instante pereció lo mejor de su nación.
13 Así ellos, que confiados en su magia
no habían creído en ninguna de las advertencias,
reconocieron, al ver muertos a sus hijos mayores,
que nuestro pueblo era hijo de Dios.i
14 Porque a la medianoche,
cuando la paz y el silencio todo lo envolvían,
15 tu palabra omnipotente, cual guerrero invencible,j
salió del cielo, donde tú reinas como rey,
y cayó en medio de aquella tierra maldita.
Llevando, como afilada espada, tu orden terminante,
16 entró en acción y todo lo llenó de muerte;
con su cabeza tocaba el cielo, y con sus pies, la tierra.
17 Entonces, horribles pesadillas angustiaron a los egipcios,
y los asaltó un terror que no habían imaginado.
18 Y al caer por tierra, moribundos, en diversos sitios,
mostraron claramente quién les había enviado la muerte.
19 Los sueños que los atormentaron
habían sido una advertencia,
para que no murieran
sin saber la razón de su desgracia.

20 Pero también los justos
tuvieron que experimentar la muerte:
muchos de ellos perecieron en el desierto.
Pero tu ira no duró mucho tiempo,
21 pues Aarón, un hombre irreprochable,
se convirtió en su defensor
con las armas de su oficio sacerdotal:
la oración y el incienso con que alcanzó el perdón.
Hizo así frente a tu ira
y puso término a la calamidad,
mostrando que era en verdad tu servidor.k
22 Venció a tu ira, no con la fuerza de su cuerpo
ni con el poder de las armas,
sino que calmó tu enojo con su palabra,
recordándote los pactos y promesas
que habías hecho a sus antepasados.
23 Cuando ya se amontonaban los cadáveres unos sobre otros,
se interpuso, detuvo el avance de tu ira
y le cerró el paso hacia los sobrevivientes.
24 En su larga vestidura
estaba representado todo el mundo;
en las cuatro hileras de piedras talladas
estaban los gloriosos nombres de los antepasados,
y sobre el turbante que llevaba en la cabeza
estaba tu majestad.l
25 Ante esto, el destructor retrocedió, lleno de miedo,
pues con solo probar tu ira era suficiente.
El paso del mar Rojo
19
Pero los impíos sufrieron el castigo en todo su rigor,
porque tú sabías de antemano lo que iban a hacer:
iban a dejar salir a tu pueblo, urgiéndole a que se fuera,a
para luego, cambiando de parecer, perseguirle.b
Cuando todavía estaban de luto
y lloraban junto a las tumbas de sus muertos,
tuvieron la insensata idea
de perseguir a tu pueblo, como si estuviera huyendo,
después de haberle suplicado que se fuera.
El castigo que habían merecido
los llevó a este extremo
y les hizo olvidar lo sucedido;
por esto, sufrieron los tormentos
que faltaban todavía para completar el castigo.
Así, mientras tu pueblo realizaba un maravilloso viaje,
ellos encontraron la muerte fuera de su patria.
Toda la creación, obedeciendo tus órdenes,
cambió por completo su naturaleza,
para que tus hijos no sufrieran daño alguno.c
Se vio la nube cubrir con su sombra el campamento,d
y donde antes había agua, surgir la tierra seca;
en el mar Rojo apareció un camino despejado,
y una verde llanura entre las impetuosas olas.e
Por allí pasó todo el pueblo, protegido por tu mano,
presenciando prodigios asombrosos.
Parecían caballos que pastaban,
saltaban de alegría como corderitos
y te alababan a ti, Señor, que los habías librado.
10 Porque todavía recordaban lo que había sucedido
en aquel país donde habían estado desterrados:
cómo la tierra, en vez de ganado, produjo mosquitos,
y el río, en vez de peces, innumerables ranas.f
11 Más tarde vieron una nueva manera de nacer las aves:
cuando acosados por el hambre
pidieron alimentos delicados,
12 las codornices salieron del mar, para satisfacerlos.g
Egipto, más culpable que Sodoma
13 Los castigos cayeron sobre esa nación pecadora,
después de haber sido anunciados por violentos truenos.h
Ellos sufrieron justamente, por su maldad,
pues habían mostrado un odio cruel hacia los extranjeros.
14 Los habitantes de Sodoma no acogieron
a personas deconocidas que llegaron a su ciudad.i
Pero los egipcios convirtieron en esclavos
a extranjeros que estaban prestándoles servicios.j
15 Los de Sodoma fueron castigados
por haber recibido a los extranjeros como enemigos.
16 Pero los egipcios, después de haber recibido cordialmente a los israelitas,
y cuando estos ya gozaban de iguales derechos,
los maltrataron sometiéndolos a trabajos forzados.
17 Por esto fueron heridos de ceguera,
como los de Sodoma a la puerta de Lot, hombre justo;
quedaron envueltos en tan densa oscuridad,
que cada cual buscaba a tientas la puerta de su propia casa.k
La transformación de la naturaleza
18 Los elementos de la naturaleza cambiaron sus propiedadesl
del mismo modo que, en un instrumento de cuerda,
las notas pueden variar el ritmo
conservando el mismo tono.
Y esto puede deducirse de los siguientes hechos:
19 los seres terrestres pudieron pasar por el agua,
y los animales que nadan salieron a la tierra;
20 el fuego se hizo más intenso en el agua,
y esta perdió su propiedad de apagarlo.
21 Las llamas no quemaban
a los débiles animales que pasaban por ellas
ni derretían el maná caído del cielo,
tan fácil de fundir por su semejanza con la escarcha.

22 En todo, Señor,
has hecho grande y glorioso a tu pueblo.
¡Nunca ni en ningún lugar
dejaste de ayudarlo!

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020