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2 Macabeos 7

2 Macabeos :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

7 Martirio de siete hermanos y su madrea
Sucedió también que siete hermanos, junto con su madre, fueron arrestados. El rey quería obligarlos, azotándolos con látigos y nervios de buey, a comer carne de cerdo, prohibida por la ley. Uno de ellos, en nombre de todos, habló así: “¿Qué quieres saber al interrogarnos? Estamos dispuestos a morir antes que faltar a las leyes de nuestros antepasados.” Enfurecido, el rey mandó poner al fuego grandes sartenes y calderas. Cuando estuvieron calientes, ordenó que le cortaran la lengua al que había hablado en nombre de todos, que le arrancaran el cuero cabelludo y que le cortaran los pies y las manos en presencia de su madre y de los demás hermanos. Cuando ya estaba completamente mutilado, el rey mandó acercarlo al fuego y, todavía con vida, arrojarlo a la sartén. Mientras el humo de la sartén se esparcía por todas partes, los otros hermanos y la madre se animaban entre sí a morir valientemente. Decían: “Dios el Señor está mirando, y en verdad tiene compasión de nosotros. Eso fue lo que Moisés dijo en su canto, cuando echó en cara al pueblo su infidelidad: ‘El Señor se compadecerá de sus siervos.’ ”b Así murió el primero.
Entonces llevaron al segundo al suplicio y, después de arrancarle el cuero cabelludo, le preguntaron:
–¿Quieres comer, para que no te corten el cuerpo en pedazos?
Él, respondiendo en su lengua materna, dijo:
–¡No!
Así que fue sometido igualmente al tormento. Pero él, exhalando el último suspiro, dijo:
–Tú, criminal, nos quitas la vida presente. Pero el Rey del mundo nos resucitará a una vida eternac a nosotros que morimos por sus leyes.
10 En seguida torturaron al tercero. Este, cuando se lo pidieron, sacó inmediatamente la lengua, extendió sin miedo las manos 11 y dijo valientemente: “De Dios recibí estos miembros pero por sus leyes los desprecio y de él espero recobrarlos.” 12 Hasta el rey y los que estaban con él quedaron impresionados con el ánimo del joven, que de tal modo despreciaba los tormentos.
13 Muerto este, también el cuarto fue sometido a la tortura. 14 Y cuando estaba a punto de morir, dijo: “Acepto morir a manos de los hombres, esperando las promesas hechas por Dios de que él nos resucitará. Para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.”
15 En seguida trajeron al quinto y lo torturaron. 16 Él, mirando al rey, dijo: “Aunque eres mortal, tienes poder sobre los hombres y haces lo que quieres. Pero no pienses que Dios ha abandonado a nuestro pueblo.d 17 Aguarda un poco y verás cómo él, con su gran poder, te atormentará a ti y a tus descendientes.”e
18 Después trajeron al sexto, quien, estando a punto de morir, dijo: “No te hagas ilusiones, por nuestra culpa sufrimos esto, porque hemos pecado contra nuestro Dios, por eso nos han sucedido cosas terribles. 19 Pero tú, que te has atrevido a luchar contra Dios, no pienses que quedarás sin castigo.”
20 Pero mucho más admirable aún y digna de glorioso recuerdo fue la madre, quien, viendo morir a sus siete hijos en un solo día, lo sobrellevó todo con fortaleza de alma, sostenida por la esperanza en el Señor. 21 Animaba a cada uno hablándole en su idioma materno y llena de nobles sentimientos, y uniendo un ardor varonil a sus reflexiones maternales, les decía: 22 “No sé cómo aparecisteis en mis entrañas; no fui yo quien os dio la vida y el aliento, ni quien organizó vuestro cuerpo. 23 Es el creador del mundo, que hizo todas las cosas, quien forma al hombre desde el primer momento.f Él, en su misericordia, os devolverá la vida y el aliento, pues vosotros, por las leyes de Dios, no pensáis en vosotros mismos.”
24 Antíoco creyó que se burlaba de él, y pensó que le estaba insultando. Como el más joven estaba aún con vida, el rey no solo trataba de convencerle, sino que con juramento se comprometió a hacerle rico y dichoso, y a contarle entre sus amigosg y confiarle altos cargos si se apartaba de las leyes de sus antepasados. 25 Pero el joven no hizo caso. Entonces el rey mandó a la madre que aconsejase al joven salvar la vida. 26 Tanto le insistieron, que ella al fin consintió en hablar a su hijo. 27 Se inclinó hacia él y, burlándose del cruel tirano, dijo al hijo en su lengua materna: “Hijo, ten piedad de mí que te llevé nueve meses en mi seno, que te di el pecho durante tres años y que te he criado y educado hasta la edad que ahora tienes. 28 Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra, que veas todo lo que hay en ellos y entiendas que de la nada Dios lo hizo todo;h y que de la misma manera creó al género humano. 29 No temas a este verdugo; muéstrate digno de tus hermanos y acepta la muerte, para que por la misericordia de Dios yo te recobre junto con ellos.”
30 Todavía estaba ella hablando, cuando el joven dijo: “¿Qué esperáis? No obedezco las órdenes del rey; obedezco los mandamientos de la ley que Dios dio a nuestros antepasados por medio de Moisés. 31 Y tú, rey, autor de todos los males que afligen a los judíos, no escaparás de las manos de Dios. 32 Nosotros sufrimos por nuestros propios pecados. 33 Si para castigarnos y corregirnos, el Señor de la vida se ha enojado momentáneamente con nosotros, nuevamente habrá de reconciliarse con sus siervos.i 34 Tú, impío, el más criminal de todos los hombres, no te enorgullezcas sin razón ni te llenes de vanas esperanzas para levantar tu mano contra los siervos de Dios. 35 Aún no has escapado del juicio del Señor todopoderoso, que todo lo ve. 36 Nuestros hermanos, después de soportar un sufrimiento pasajero, gozan ya de la vida eterna que Dios ha prometido;j tú, en cambio, recibirás de Dios el castigo que mereces por tu orgullo. 37 Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de nuestros antepasados, y suplico a Dios que tenga pronto compasión de su pueblo, y que con calamidades y castigos te obligue a ti a confesar que él es el único Dios. 38 ¡Que en mí y en mis hermanos se detenga la ira del Todopoderoso, justamente desatada contra nuestro pueblo!”
39 Enfurecido el rey, y no pudiendo soportar la burla, torturó a este con más crueldad que a los otros. 40 Así murió el muchacho, sin haber comido cosa impura y con una gran confianza en el Señor. 41 Finalmente, después de sus hijos, murió también la madre.
42 Con esto terminamos nuestro relato sobre la comida de alimentos impuros y las extraordinarias crueldades que se cometieron.

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020