La plaga de ranas
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1 Entonces Jehová dijo a Moisés:
--Entra a la presencia del faraón, y dile: “Jehová ha dicho así: ‘Deja ir a mi pueblo para que me sirva,
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2 porque si no lo dejas partir, yo castigaré con ranasa todos tus territorios.
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2 a 8.2 Ranas: Cf. Ap 16.13.
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3 El río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la habitación donde duermes y sobre tu cama; en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.
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4 Las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo y sobre todos tus siervos’ ”.
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5 Y Jehová dijo a Moisés:
--Di a Aarón: “Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y estanques, y haz subir ranas sobre la tierra de Egipto”.
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6 Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto.
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7 Pero los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra de Egipto.
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8 Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo:
--Orad a Jehová para que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová.b
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8 b 8.8 El poder de las “señales” divinas vence por un instante el poder del faraón y lo obliga a reconocer al Dios de Israel como el verdadero Dios, confesándose culpable y suplicando a Moisés que interceda por él. (Cf. Ex 9.27-28; 10.16-17; 12.31-32.) Pero se trata de un cambio pasajero. Véanse 10.16-17 n.; 11.1-10 n.; y cf. 14.5.
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9 Respondió Moisés al faraón:
--Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas se aparten de ti y de tus casas, y queden solamente en el río.
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10 --Mañana --dijo él.
Moisés respondió:
--Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehová, nuestro Dios.
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11 Las ranas se apartarán de ti y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedarán en el río.
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12 Entonces salieron Moisés y Aarón de la presencia del faraón. Moisés clamó a Jehová tocante a las ranas que había mandado sobre el faraón.
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13 E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés: murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de los campos.
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14 Las juntaron en montones, y apestaba la tierra.
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15 Pero al ver el faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, tal como Jehová lo había dicho.
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La plaga de piojos
16 Entonces Jehová dijo a Moisés:
--Di a Aarón: “Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se convierta en piojos por todo el país de Egipto”.
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17 Ellos lo hicieron así; Aarón extendió su mano con la vara y golpeó el polvo de la tierra, el cual se convirtió en piojos que se lanzaron sobre los hombres y las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo el país de Egipto.
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18 Los hechiceros también intentaron sacar piojos con sus encantamientos, pero no pudieron. Hubo, pues, piojos tanto en los hombres como en las bestias.
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19 Entonces los hechiceros dijeron al faraón:
--Es el dedo de Dios.c
Pero el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como Jehová lo había dicho.
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19 c 8.19 Es el dedo de Dios: Véase Lc 11.20 n.
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La plaga de moscas
20 Jehová dijo a Moisés:
--Levántate de mañana y ponte delante del faraón, cuando él salga al río, y dile: “Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo para que me sirva,
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21 porque si no dejas ir a mi pueblo, yo enviaré sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas toda clase de moscas;d las casas de los egipcios se llenarán de toda clase de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén.
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21 d 8.21 Moscas: No está claro a qué insectos se refiere el texto. Probablemente se trata de un término general para designar una terrible invasión de toda clase de insectos.
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22 Aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que no haya en ella ninguna clase de moscas, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra.
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23 Y yo pondré redencióne entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal”.
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23 e 8.23 Pondré redención: heb. realizaré una liberación: Cf. v. 22; Ex 9.4; 11.7.
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24 Jehová lo hizo así, y vino toda clase de moscas molestísimas sobre la casa del faraón, sobre las casas de sus siervos y sobre todo el país de Egipto; la tierra fue corrompida a causa de ellas.
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25 Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo:
--Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios, pero dentro del país.
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26 Moisés respondió:
--No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová, nuestro Dios, lo que es la abominación para los egipcios.f Si sacrificáramos lo que es abominación para los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían?
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26 f 8.26 Abominación para los egipcios: Estos, en efecto, consideraban que ciertos animales como el carnero, el chivo o el toro eran sagrados; por lo tanto, ofrecer esos animales como víctimas de los sacrificios sería visto como una grave ofensa.
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27 Iremos por el desierto, tres días de camino, y ofreceremos sacrificios a Jehová, nuestro Dios, como él nos diga.
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28 Dijo el faraón:
--Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová, vuestro Dios, en el desierto, con tal que no vayáis más lejos; orad por mí.
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29 Y Moisés respondió:
--Al salir yo de tu presencia, rogaré a Jehová que las diversas clases de moscas se alejen del faraón, de sus siervos y de su pueblo mañana; con tal de que el faraón no nos engañe más, impidiendo que el pueblo vaya a ofrecer sacrificios a Jehová.
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30 Entonces Moisés salió de la presencia del faraón, y oró a Jehová.
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31 Jehová hizo conforme a la palabra de Moisés y apartó todas aquellas moscas del faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedara una.
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32 Pero también esta vez el faraón endureció su corazón y no dejó partir al pueblo.
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© 1995 Sociedades Bíblicas Unidas |
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