Restauración futura de Israel
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1 »Tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel,a y di: “¡Montes de Israel, oíd palabra de Jehová!
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1 a 36.1 El profeta se dirige a los montes de Israel como ya lo había hecho antes ( Ez 6.1), pero esta vez para anunciarles la salvación. Véase Ez 34.11-31 n.
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2 Así ha dicho Jehová, el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de vosotros: ‘¡Ea! también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad’;
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3 profetiza, por tanto, y di que así ha dicho Jehová, el Señor: Por cuanto os asolaron y os asediaron de todas partes para que fuerais heredad de las otras naciones, y se os ha hecho caer en boca de lenguaraces y ser calumniados por los pueblos,
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4 por eso, montes de Israel, oíd palabra de Jehová, el Señor: Así ha dicho Jehová, el Señor, a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas, que fueron convertidas en botín y en objeto de burla para las otras naciones de su alrededor;
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5 por eso, así ha dicho Jehová, el Señor: He hablado de cierto en el fuego de mi celo contra las demás naciones y contra Edom, las cuales, con mucho regocijo y enconamiento del ánimo, se disputaron mi tierra por heredad, para que los expulsados de ella fueran presa suya.
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6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y di a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles que así ha dicho Jehová, el Señor: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis cargado con la calumnia de las naciones.
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7 Por lo cual, así ha dicho Jehová, el Señor: Yo he alzado mi mano, he jurado que las naciones que están a vuestro alrededor han de cargar con su desprecio.
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8 »Pero vosotros, montes de Israel, daréis vuestras ramas y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel, porque están a punto de llegar.
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9 Porque he aquí que yo estoy por vosotros, a vosotros me volveré y seréis labrados y sembrados.
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10 Yo haré que se multipliquen los hombres sobre vosotros, a toda la casa de Israel, a toda ella. Las ciudades serán habitadas y edificadas las ruinas.
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11 Multiplicaré sobre vosotros hombres y ganado: serán multiplicados y crecerán. Os haré habitar como solíais hacerlo antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros comienzos. Y sabréis que yo soy Jehová.
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12 Y haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel. Tomarán posesión de ti, tú les serás por heredad y nunca más les matarás a sus hijos.
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13 Así ha dicho Jehová, el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: ‘Devoradora de hombres y matadora de los hijos de tu nación has sido’;
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14 por eso, no devorarás más a los hombres ni volverás nunca a matar a los hijos de tu nación, dice Jehová, el Señor.
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15 Y nunca más te haré oir ultraje de las naciones, ni cargarás más con la afrenta de los pueblos, ni harás más morir a los hijos de tu nación, dice Jehová, el Señor”».
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16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
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17 «Hijo de hombre, mientras la casa de Israel habitaba en su tierra, la contaminó con su mala conducta y con sus obras; como inmundicia de menstruosa fue su conducta delante de mí.
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18 Y derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra, porque con sus ídolos la contaminaron.
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19 Los esparcí por las naciones y fueron dispersados por los países; conforme a su conducta y conforme a sus obras los juzgué.
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20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos: “Estos son pueblo de Jehová, y de la tierra de él han salido”.
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21 Pero he sentido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde fueron.b
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21 b 36.20-21 Si la dispersión de los israelitas se prolongara indefinidamente, el nombre del Señor seguiría siendo profanado entre las naciones y estas no tendrían ningún motivo para reconocer el poder del Dios de Israel y respetar su autoridad. De ahí el celo del Señor por reivindicar entre las naciones el honor de su nombre.
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22 »Por tanto, di a la casa de Israel: “Así ha dicho Jehová, el Señor: No lo hago por vosotros,c casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.d
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22 c 36.22 No lo hago por vosotros: Ezequiel no ha cesado de insistir en la responsabilidad personal (véase Ez 18.1-32 n.), pero con no menos fuerza pone también de relieve la iniciativa de Dios. Sin esperar a que su pueblo se convierta totalmente, el Señor lo reunirá y le dará un corazón nuevo y... un espíritu nuevo (v. 26), para que se vuelva a él y cumpla su voluntad, no forzada sino espontáneamente. Cf. Jer 31.34.
d 36.22 La derrota sufrida por los israelitas a causa de sus pecados dio motivo a los paganos para pensar que el Dios de Israel era incapaz de impedir que su pueblo fuera humillado y llevado al exilio. Por eso, el Señor va a borrar la afrenta que le han hecho, mostrando a la vista de todos, por medio de los actos que está a punto de realizar para la liberación de Israel, que él está presente en todo lo que acontece, tanto para el juicio como para la salvación. Véase Ez 20.41 n.
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23 Santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones,e el cual profanasteis vosotros en medio de ellas. Y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová, el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.
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23 e 36.23 Santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones: es decir, el Señor hará que su nombre sea reconocido como santo. Cf. Mt 6.9.
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24 Y yo os tomaré de las naciones, os recogeré de todos los países y os traeré a vuestro país.
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25 Esparciré sobre vosotros agua limpiaf y seréis purificados de todas vuestras impurezas, y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
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25 f 36.25 En un país como Palestina, donde la sequía era una de las más terribles plagas (cf. 1 R 17.1; 18.5; Jl 1.9-12,17-20), el agua llegó a ser uno de los símbolos por excelencia de la vida (cf. Ez 47.1-12). El agua era también instrumento de purificación, como lo atestiguan las numerosas aspersiones y abluciones que se practicaban en el culto (cf. Lv 14.8-9; 15.1-18; Mc 7.3-4). Sin embargo, la purificación y la renovación anunciadas aquí por Ezequiel superarán en eficacia a todos los ritos antiguos.
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26 Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.g
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26 g 36.26 Cf. Sal 51.10; Is 44.3; Ez 18.31.
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27 Pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra.h
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27 h 36.25-27 Ezequiel había repetido incansablemente que el pueblo de Israel se había vuelto impuro a causa de sus pecados e idolatrías. Ahora anuncia un tiempo en que el Señor va a intervenir para transformar interiormente a su pueblo y limpiarlo de todas sus impurezas. La idea de la total transformación interior se expresa con la imagen del corazón y del espíritu nuevos, mientras que el simbolismo del agua limpia pone de relieve la profundidad y eficacia de esa acción purificadora. Véase Ez 2.2 nota c, y cf. Jer 31.31-33; Ro 8.5-6; Gl 5.22-25; 1 Jn 3.24.
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28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.i
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28 i 36.26-28 Ez 11.19-20.
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29 Yo os guardaré de todas vuestras impurezas. Llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no os expondré más al hambre.
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30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones.
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31 Os acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras obras que no fueron buenas, y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.
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32 No lo hago por vosotros, dice Jehová, el Señor, sabedlo bien. ¡Avergonzaos y cubríos de deshonra por vuestras iniquidades, casa de Israel!
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33 »Así ha dicho Jehová, el Señor: El día que os purifique de todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y las ruinas serán reedificadas.
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34 La tierra asolada será labrada, después de haber permanecido asolada ante los ojos de todos los que pasaban.
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35 Y dirán: ‘Esta tierra desolada se ha convertido en un huerto de Edén,j y estas ciudades arruinadas, desoladas y destruidas, están fortificadas y habitadas’.
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35 j 36.35 Huerto de Edén: Gn 2.8; cf. Is 51.3.
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36 Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado y planté lo que estaba desolado; yo, Jehová, he hablado, y lo haré.
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37 »Así ha dicho Jehová, el Señor: Aún me suplicará la casa de Israel, para que les haga esto: multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños.
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38 Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus fiestas solemnes, así las ciudades arruinadas serán llenas de rebaños de seres humanos. Y sabrán que yo soy Jehová”».
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© 1995 Sociedades Bíblicas Unidas |
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