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Conversión de Saulo
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1 Saulo,a respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al Sumo sacerdote
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1 a 9.1 Saulo: llamado Pablo a partir de Hch 13.9 (véase Hch 7.58 nota l).
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2 y le pidió cartasb para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallaba algunos hombres o mujeres de este Camino,c los trajera presos a Jerusalén.
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2 b 9.2 Cartas: del Concilio o Sanedrín en Jerusalén.
c 9.2 De este Camino: nombre dado al movimiento cristiano, con el significado de manera de proceder y de vivir; cf. el uso frecuente de camino en Sal y Pr; cf. también Hch 19.9,23; 22.4; 24.14,22 y Jn 14.6.
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3 Pero, yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente lo rodeó un resplandor de luz del cielo;
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4 y cayendo en tierra oyó una voz que le decía:
--Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?d
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4 d 9.4 Cf. Mt 10.40; 25.40,45.
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5 Él dijo:
--¿Quién eres, Señor?
Y le dijo:
--Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.e
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5 e 9.5 Respecto a la imagen del aguijón, véase Hch 26.14 nota h.
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6 Él, temblando y temeroso, dijo:
--Señor, ¿qué quieres que yo haga?
El Señor le dijo:
--Levántate y entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que debes hacer.f
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6 f 9.5-6 En diversos ms. no aparece el siguiente texto: desde dura cosa (v. 5b) hasta El Señor le dijo: (v. 6).
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7 Los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie.
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8 Entonces Saulo se levantó del suelo, y abriendo los ojos no veía a nadie. Así que, llevándolo de la mano, lo metieron en Damasco,
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9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
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10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión:
--Ananías.
Él respondió:
--Heme aquí, Señor.
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11 El Señor le dijo:
--Levántate y ve a la calle que se llama Derecha,g y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso,h porque él ora,
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11 g 9.11 La calle que se llama Derecha era, y todavía es, una calle importante de Damasco.
h 9.11 Tarso: Véase Hch 11.25 nota l.
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12 y ha visto en visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
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13 Entonces Ananías respondió:
--Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;
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14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
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15 El Señor le dijo:
--Ve, porque instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles,i de reyes y de los hijos de Israel,
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15 i 9.15 De los gentiles: Hch 22.21; Ro 1.5; Gl 1.16. A Pablo se le conoce como el «apóstol de los gentiles», o sea de los no judíos. Cf. Ro 11.13.
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16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.j
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16 j 9.16 2 Co 11.23-28.
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17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos,k dijo:
--Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
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17 k 9.17 Poniendo sobre él las manos: Véase Hch 6.6 n.
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18 Al instante cayeron de sus ojos como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado;
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19 y habiendo tomado alimento, recobró las fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.
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Saulo predica en Damasco
20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios.
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21 Y todos los que lo oían estaban atónitos, y decían:
--¿No es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?
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22 Pero Saulo mucho más se enardecía, y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.l
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22 l 9.22 Saulo les demostraba esto por medio de las Escrituras (cf. Hch 17.2-3; nótese también 18.28).
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Saulo escapa de los judíosm
23 Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarlo;
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23 m 9.23-25 2 Co 11.32-33.
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24 pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarlo.
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25 Entonces los discípulos, tomándolo de noche, lo bajaron por el muro, descolgándolo en una canasta.
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Saulo en Jerusalénn
26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuera discípulo.
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26 n 9.26-30 Según Gl 1.17-19, Pablo no fue a Jerusalén sino después de tres años; al parecer, se dirigió primero a Arabia (o Nabatea; véase 2 Co 11.32-33 n.) y volvió después a Damasco, pero no es posible precisar el orden de los sucesos.
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27 Entonces Bernabé, tomándolo, lo trajo a los apóstoles y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.
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28 Y estaba con ellos en Jerusalén; entraba y salía,
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29 y hablaba con valentía en el nombre del Señor, y discutía con los griegos;ñ pero estos intentaban matarlo.
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29 ñ 9.29 Los griegos: lit. los helenistas; véase Hch 6.1 nota c.
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30 Cuando supieron esto los hermanos,o lo llevaron hasta Cesarea y lo enviaron a Tarso.
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30 o 9.30 Hermanos: Véase Hch 1.16 nota o.
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31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea,p Galilea y Samaria; eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
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31 p 9.31 Las iglesias tenían: otros ms. dicen: la iglesia tenía.
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Curación de Eneas
32 Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.
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33 Halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.
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34 Pedro le dijo:
--Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama.
Y en seguida se levantó.
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35 Y lo vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.
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Dorcas es resucitada
36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita,q (que traducido es «Dorcas»). Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía.
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36 q 9.36 El nombre arameo Tabita, que en griego se traduce por Dorcas, significa gacela.
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37 Aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala.
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38 Como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: «No tardes en venir a nosotros».
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39 Pedro se levantó entonces y fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron a la sala, donde lo rodearon todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.
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40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: «¡Tabita, levántate!».
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.r
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40 r 9.40 Cf. Mc 5.40-41.
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41 Él le dio la mano y la levantó; entonces llamó a los santos y a las viudas y la presentó viva.
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42 Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor.
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43 Pedro se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.
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© 1995 Sociedades Bíblicas Unidas |
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