3. APÉNDICES (17.1--21.25)
17 Las imágenes y el sacerdote de Micaíaa
1 En los montes de Efraín vivía un hombre que se llamaba Micaía,b
2 el cual dijo a su madre:
--Los mil cien siclos de plata que te robaron, por los cuales maldijiste y de los cuales me hablaste, están en mi poder; yo tomé ese dinero.
Entonces la madre dijo:
--¡Bendito seas de Jehová, hijo mío!
3 Cuando él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre, esta dijo:
--En verdad, por mi hijo he dedicado el dinero a Jehová, para hacer una imagen de talla y una de fundición; pero ahora te lo devuelvo.c
4 Cuando él devolvió el dinero a su madre, ella tomó doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo con ellos una imagen de talla y una de fundición,d la cual fue puesta en la casa de Micaía.
5 Este hombre Micaía tuvo así un lugar donde adorar a sus dioses. Hizo un efode y unos terafines,f y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.
6 En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía.g
7 Había un joven de Belén de Judá, el cual era levita y forastero allí.h
8 Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar un lugar. En su viaje llegó a los montes de Efraín, a la casa de Micaía.
9 Micaía le preguntó:
--¿De dónde vienes?
El levita le respondió:
--Soy de Belén de Judá y voy a vivir donde pueda encontrar lugar.i
10 Micaía le propuso:
--Quédate en mi casa, y para mí serás padrej y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida.
Y el levita se quedó.
11 Le agradó, pues, al levita quedarse con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.
12 Micaía consagró al levita; aquel joven le sirvió de sacerdote y permaneció en casa de Micaía.
13 Entonces Micaía pensó:
«Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo a un levita por sacerdote».
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