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Marcos 10

Marcos :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

La enseñanza de Jesús acerca del divorcio
(Mt 19.13-15; Lc 16.18)
10
Salió Jesús de Cafarnaún y se fue a la región de Judea y a la tierra que está al oriente del Jordán.a Allí volvió a reunírsele la gente, y él comenzó de nuevo a enseñar, como tenía por costumbre. Algunos fariseos se acercaron a Jesús, y para tenderle una trampa le preguntaron si al esposo le está permitido separarse de su esposa.b Él les contestó:
–¿Qué os mandó Moisés?
Dijeron:
–Moisés permitió despedir a la esposa entregándole un certificado de separación.c
Entonces Jesús les dijo:
–Moisés os dio ese mandato por lo tercos que sois. Pero en el principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer.d Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa,e y los dos serán como una sola persona. Así que ya no son dos, sino uno solo.f De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido.
10 Cuando ya estaban en casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre este asunto. 11 Jesús les dijo:
–El que se separa de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera; 12 y si la mujer deja a su esposo y se casa con otro, también comete adulterio.g
Jesús bendice a los niños
(Mt 19.13-15; Lc 18.15-17)
13 Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. 14 Jesús, viendo esto, se enojó y les dijo:
–Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 15 Os aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él.h
16 Tomó en sus brazos a los niños y los bendijo poniendo las manos sobre ellos.
El hombre rico
(Mt 19.16-30; Lc 18.18-30)
17 Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó:
–Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?i
18 Jesús le contestó:
–¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: ‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no mientas en perjuicio de nadie ni engañes, y honra a tu padre y a tu madre.’j
20 El hombre le dijo:
–Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.
21 Jesús le miró con afecto y le contestó:
–Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego, ven y sígueme.
22 El hombre se afligió al oir esto; se fue triste, porque era muy rico.
23 Jesús entonces miró alrededor y dijo a sus discípulos:
–¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!k
24 Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús volvió a decirles:
–Hijos, ¡qué difícil esl entrar en el reino de Dios! 25 Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una agujam que a un rico entrar en el reino de Dios.
26 Al oirlo, se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros:
–¿Y quién podrá salvarse?
27 Jesús los miró y les contestó:
–Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él no hay nada imposible.n
28 Pedro comenzó a decirle:
–Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido.
29 Jesús respondió:
–Os aseguro que todo el que por mi causa y por causa del evangelio deje casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras, 30 recibirá ya en este mundo cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones; y en el mundo venidero recibirá la vida eterna. 31 Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.ñ
Jesús anuncia por tercera vez su muerte
(Mt 20.17-19; Lc 18.31-34)
32 Se dirigían a Jerusalén y Jesús caminaba delante de los discípulos. Ellos estaban asombrados, y los que iban detrás tenían miedo. Jesús, llamando de nuevo aparte a los doce discípulos, comenzó a hablarles de lo que había de sucederle:
33 –Como veis, ahora vamos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros.o 34 Se burlarán de él, le escupirán, le golpearán y lo matarán; pero tres días después resucitará.p
Jesús responde a Santiago y Juan
(Mt 20.20-28)
35 Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron:
–Maestro, queremos que nos hagas el favor que vamos a pedirte.
36 Él les preguntó:
–¿Qué queréis que haga por vosotros?
37 Le dijeron:
–Concédenos que en tu reino glorioso nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.q
38 Jesús les contestó:
–No sabéis lo que pedís. ¿Acaso podéis beber esa copa amarga que voy a beber yo, y recibir el bautismo que yo voy a recibir?r
39 Ellos contestaron:
–Podemos.
Jesús les dijo:
–Vosotros beberéis esa copa amarga y recibiréis el bautismo que yo voy a recibir,s 40 pero el que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo. Les será dado a aquellos para quienes está preparado.
41 Cuando los otros diez discípulos oyeron todo esto, se enojaron con Santiago y Juan. 42 Pero Jesús los llamó y les dijo:
–Sabéis que entre los paganos hay jefes que creen tener el derecho de gobernar con tiranía a sus súbditos, y sobre estos descargan los grandes el peso de su autoridad. 43 Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros, que sirva a los demás; 44 y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea esclavo de todos.t 45 Porque tampoco el Hijo del hombre ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.u
Jesús sana a Bartimeo el ciego
(Mt 20.29-34; Lc 18.35-43)
46 Llegaron a Jericó.v Y cuando ya salía Jesús de la ciudad seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. 47 Al oir que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar:
–¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!w
48 Muchos le reprendían para que se callara, pero él gritaba más aún:
–¡Hijo de David, ten compasión de mí!
49 Jesús se detuvo y dijo:
–Llamadle.
Llamaron al ciego y le dijeron:
–Ánimo, levántate. Te está llamando.
50 El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, 51 que le preguntó:
–¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
–Maestro, quiero recobrar la vista.
52 Jesús le dijo:
–Puedes irte. Por tu fe has sido sanado.x
En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús.

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020