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San Lucas 9.51-19.27

San Lucas :Introducción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

4. EL VIAJE A JERUSALÉN (9.51--19.27)h
Jesús reprende a Jacobo y a Juan
51 Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. 52 Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. 53 Pero no lo recibieron, porque su intención era ir a Jerusalén.i 54 Al ver esto, Jacobo y Juan, sus discípulos, le dijeron:
--Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo,j como hizo Elías,k y los consuma?
55 Entonces, volviéndose él, los reprendió diciendo:l
--Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, 56 porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.
Y se fueron a otra aldea.
Los que querían seguir a Jesús
(Mt 8.18-22)
57 Yendo por el camino, uno le dijo:
--Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
58 Jesús le dijo:
--Las zorrasm tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.
59 Y dijo a otro:
--Sígueme.
Él le respondió:
--Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
60 Jesús le dijo:
--Deja que los muertos entierren a sus muertos;n pero tú vete a anunciar el reino de Dios.
61 Entonces también dijo otro:
--Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
62 Jesús le contestó:
--Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrásñ es apto para el reino de Dios.
Misión de los setenta
10
Después de estas cosas, el Señor designó también a otros setenta,a a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les dijo:
«La mies a la verdad es mucha, pero los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.b Id; yo os envío como corderos en medio de lobos.c No llevéis bolsa ni alforja ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.d En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: “Paz sea a esta casa”.e Si hay allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Quedaos en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den, porque el obrero es digno de su salario.f No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan delante y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: “Se ha acercado a vosotros el reino de Dios”. 10 Pero en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid por sus calles y decid: 11 “¡Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros!g Pero sabed que el reino de Dios se ha acercado a vosotros”. 12 Os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodomah que para aquella ciudad.
Ayes sobre las ciudades impenitentes
(Mt 11.20-24)
13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentadas en ceniza y con vestidos ásperos, se habrían arrepentido.i 14 Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. 15 Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hadesj serás abatida.
16 »El que a vosotros oye, a mí me oye;k y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió».
Regreso de los setenta
17 Regresaron los setental con gozo, diciendo:
--¡Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre!
18 Les dijo:
--Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.m 19 Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones,n y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.ñ
Jesús se regocija
(Mt 11.25-27; 13.16-17)
21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.o
22 »Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;p y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar».q
23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte:
--Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis, 24 pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oir lo que oís, y no lo oyeron.r
El buen samaritano
25 Un intérprete de la Ley se levantó y dijo, para probarlo:s
--Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
26 Él le dijo:
--¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?
27 Aquel, respondiendo, dijo:
--Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente;t y a tu prójimo como a ti mismo.u
28 Le dijo:
--Bien has respondido; haz esto y vivirás.v
29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús:
--¿Y quién es mi prójimo?w
30 Respondiendo Jesús, dijo:
--Un hombre que descendía de Jerusalén a Jericóx cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y al verlo pasó de largo. 32 Asimismo un levita,y llegando cerca de aquel lugar, al verlo pasó de largo. 33 Pero un samaritano que iba de camino, vino cerca de él y, al verlo, fue movido a misericordia.z 34 Acercándose, vendó sus heridas echándoles aceite y vino,a lo puso en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él. 35 Otro día, al partir, sacó dos denarios,b los dio al mesonero y le dijo: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando regrese”. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimoc del que cayó en manos de los ladrones?
37 Él dijo:
--El que usó de misericordia con él.d
Entonces Jesús le dijo:
--Ve y haz tú lo mismo.
Jesús visita a Marta y a María
38 Aconteció que, yendo de camino, entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.e 40 Marta, en cambio, se preocupaba con muchos quehaceres y, acercándose, dijo:
--Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
41 Respondiendo Jesús, le dijo:
--Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 42 Pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Jesús y la oración
(Mt 6.9-15; 7.7-11)
11
Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
--Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.a
Él les dijo:
--Cuando oréis, decid:b

»“Padrec nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.d
Venga tu Reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.e
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.f
Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.g
Y no nos metas en tentación,h
mas líbranos del mal”.

Les dijo también:
--¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje y no tengo qué ofrecerle”; y aquel, respondiendo desde adentro, le dice: “No me molestes; la puerta ya está cerrada y mis niños están conmigo en cama. No puedo levantarme y dártelos”? Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. Por eso os digo: Pedid, y se os dará;i buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, 10 porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla;j y al que llama, se le abrirá.k
11 »¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? 12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?l
Una casa dividida contra sí misma
(Mt 12.22-30; Mc 3.20-27)
14 Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que, después de salir el demonio, el mudo hablóm y la gente quedó maravillada. 15 Pero algunos de ellos decían:
--Por Beelzebú,n príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.
16 Otros, para tentarlo, le pedían señal del cielo.ñ
17 Pero él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo:
--Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y una casa dividida contra sí misma, cae. 18 De igual manera, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? Os digo esto ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios. 19 Si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan?o Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 20 Pero si por el dedo de Diosp echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.
21 »Mientras el hombre fuerte y armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. 22 Pero cuando viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita todas las armas en que confiaba y reparte el botín.q
23 »El que no es conmigo, contra mí es;r y el que conmigo no recoge, desparrama.
El espíritu impuro que vuelve
(Mt 12.43-45)
24 »Cuando el espíritu impuro sale del hombre, anda por lugares secoss buscando reposo; pero, al no hallarlo, dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”. 25 Cuando llega, la halla barrida y adornada. 26 Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; y entran y viven allí, y el estado final de aquel hombre viene a ser peor que el primero.t
Los que en verdad son bienaventurados
27 Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo:
--¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los senos que mamaste!
28 Pero él dijo:
--¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!
La generación perversa demanda señal
(Mt 12.38-42)
29 Apiñándose las multitudes, comenzó a decir:
«Esta generación es mala; demanda señal,u pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás, 30 porque así como Jonás fue señal a los ninivitas,v lo será también el Hijo del hombre a esta generación. 31 La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón,w y en este lugar hay alguien que es másx que Salomón. 32 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque ante la predicación de Jonásy se arrepintieron, y en este lugar hay alguien que es más que Jonás.
La lámpara del cuerpo
(Mt 6.22-23)
33 »Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo de una vasija, sino en el candelero,z para que los que entran vean la luz. 34 La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas.a 35 Cuidado, pues, no sea que la luz que en ti hay no sea luz, sino tinieblas. 36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor».
Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la Ley
(Mt 23.1-36; Mc 12.38-40; Lc 20.45-47)
37 Tan pronto terminó de hablar, un fariseo le rogó que comiera con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. 38 El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiera lavado antes de comer.b 39 Pero el Señor le dijo:
--Vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. 40 ¡Necios!, el que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? 41 Dad limosna de lo que tenéis,c y entonces todo os será limpio.
42 »Pero ¡ay de vosotros,d fariseos!, que diezmáis la menta, la ruda y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios.e Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
43 »¡Ay de vosotros, fariseos!, que amáis las primeras sillas en las sinagogas y las salutaciones en las plazas.
44 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan por encima no lo saben.f
45 Respondiendo uno de los intérpretes de la Ley, le dijo:
--Maestro, cuando dices esto, también nos ofendes a nosotros.
46 Él dijo:
--¡Ay de vosotros también, intérpretes de la Ley!, porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.
47 »¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! 48 De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; a la verdad ellos los mataron, pero vosotros edificáis sus sepulcros.g
49 »Por eso la sabiduría de Dios también dijo: “Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán”, 50 para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo,h 51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el Templo;i sí, os digo que será demandada de esta generación.
52 »¡Ay de vosotros, intérpretes de la Ley!, porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.j
53 Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo en gran manera y a provocarlo para que hablara de muchas cosas, 54 acechándolo y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarlo.
La levadura de los fariseos
12
Mientras tanto, millares de personas se habían juntado, hasta el punto que unos a otros se atropellaban. Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos:
--Guardaos de la levaduraa de los fariseos, que es la hipocresía, porque nada hay encubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse.b Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.
A quién se debe temer
(Mt 10.26-31)
»Os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, pero después nada más pueden hacer. Os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que, después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno. Sí, os digo, a este temed.c
»¿No se venden cinco pajarillosd por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios, pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.e
El que me confiese delante de los hombres
»Os digo que todo aquel que me confiese delante de los hombres, también el Hijo del hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.f
10 »Todo aquel que diga alguna palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado.g
11 »Cuando os traigan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir, 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debéis decir.h
El rico insensato
13 Le dijo uno de la multitud:
--Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.i
14 Pero él le dijo:
--Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?
15 Y les dijo:
--Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste enj la abundancia de los bienes que posee.
16 También les refirió una parábola, diciendo: «La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: “¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?”. 18 Y dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y los edificaré más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: ‘Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y regocíjate’ ”.k 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién será?”. 21 Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios».l
La angustia y la ansiedad
(Mt 6.25-34)
22 Dijo luego a sus discípulos: «Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan; que ni tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?m 25 ¿Y quién de vosotros podrá, con angustiarse, añadir a su estatura un codo?n 26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os angustiáis por lo demás?
27 »Considerad los lirios,ñ cómo crecen: no trabajan ni hilan, pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.o 28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? 29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud, 30 porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ellas.p 31 Buscad, más bien, el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Tesoro en el cielo
(Mt 6.19-21)
32 »No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino. 33 Vended lo que poseéis y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye,q 34 porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
El siervo vigilante
35 »Tened vuestra cintura ceñida y vuestras lámparas encendidas; 36 sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regreser de las bodas, para que, cuando llegue y llame, le abran en seguida. 37 Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá y hará que se sienten a la mesa y vendrá a servirles.s 38 Y aunque venga a la segunda vigilia o a la tercera vigilia,t si los halla velando, bienaventurados son aquellos siervos. 39 Pero sabed esto, que si supiera el padre de familia a qué hora el ladrón había de llegar, velaría ciertamente y no lo dejaría entraru en su casa. 40 Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis el Hijo del hombre vendrá».v
El siervo infiel
(Mt 24.45-51)
41 Entonces Pedro le dijo:
--Señor, ¿dices esta parábola a nosotros o también a todos?
42 Dijo el Señor:
--¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa para que a tiempo les dé su ración? 43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así. 44 En verdad os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes. 45 Pero si aquel siervo dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y a beber y a embriagarse, 46 vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera y a la hora que no sabe, y lo castigará duramentew y lo pondrá con los infieles.
47 »Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no se preparó ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48 Pero el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco,x porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
Jesús, causa de división
(Mt 10.34-36)
49 »Fuegoy vine a echar en la tierra. ¿Y qué quiero, si ya se ha encendido? 50 De un bautismo tengo que ser bautizado.z ¡Y cómo me angustio hasta que se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido para traer paz a la tierra? Os digo: no, sino enemistad. 52 De aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres; 53 estará dividido el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.a
¿Cómo no reconocéis este tiempo?
(Mt 16.1-4; Mc 8.11-13)
54 Decía también a la multitud: «Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: “Agua viene”, y así sucede. 55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: “Hará calor”, y lo hace.b 56 ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿y cómo no distinguís este tiempo?
Arréglate con tu adversario
(Mt 5.25-26)
57 »¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura arreglarte con él en el camino, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun la última blanca».
Arrepentíos o pereceréis
13
En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.a Respondiendo Jesús, les dijo:
--¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloéb y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
Parábola de la higuera estérilc
Dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo halló.d Y dijo al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo. ¡Córtala! ¿Para qué inutilizar también la tierra?”. Él entonces, respondiendo, le dijo: “Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. Si da fruto, bien; y si no, la cortarás después”».e
Jesús sana a una mujer en sábadof
10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado,g 11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:
--Mujer, eres libre de tu enfermedad.
13 Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios. 14 Pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado, dijo a la gente:
--Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado.h
15 Entonces el Señor le respondió y dijo:
--¡Hipócrita!, ¿no desatáis vosotros vuestro buey o vuestro asno del pesebre y lo lleváis a beber en sábado?i 16 Y a esta hija de Abraham,j que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado?
17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.
Parábola de la semilla de mostaza
(Mt 13.31-32; Mc 4.30-32)
18 Dijo:
--¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? 19 Es semejante al grano de mostazak que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.l
Parábola de la levadura
(Mt 13.33)
20 Y volvió a decir:
--¿A qué compararé el reino de Dios? 21 Es semejante a la levaduram que una mujer tomó y mezcló con tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado.
La puerta estrecha
(Mt 7.13-14,21-23)
22 Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, mientras se encaminaba a Jerusalén.n 23 Alguien preguntó:
--Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Él les dijo:
24 --Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.ñ 25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: “Señor, Señor, ábrenos”, él, respondiendo, os dirá: “No sé de dónde sois”.o 26 Entonces comenzaréis a decir: “Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste”. 27 Pero os dirá: “Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad”.p 28 Allí será el llanto y el crujir de dientes,q cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. 29 Vendrán gentes del oriente y del occidente, del norte y del sur,r y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.s 30 Hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.t
Lamento de Jesús sobre Jerusalén
(Mt 23.37-39)
31 Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole:
--Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.u
32 Él les dijo:
--Id y decid a aquella zorra:v “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”. 33 Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.w 34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetasx y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste!y 35 Vuestra casaz os es dejada desierta; y os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el tiempo en que digáis: “Bendito el que viene en nombre del Señor”.a
14 Jesús sana a un hidrópicoa
Aconteció que un sábadob Jesús entró a comer en casa de un gobernante fariseo, y ellos lo acechaban. Y estaba delante de él un hombre hidrópico.c Entonces Jesús habló a los intérpretes de la Ley y a los fariseos, diciendo:
--¿Es lícito sanar en sábado?
Pero ellos callaron. Él, tomándolo, lo sanó y lo despidió. Y dirigiéndose a ellos, dijo:
--¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo saca inmediatamente, aunque sea sábado?d
Y no le podían replicar a estas cosas.
Los convidados a las bodas
Observando cómo los convidados escogían los primeros asientose a la mesa, les refirió una parábola, diciéndoles: «Cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: “Da lugar a este”, y entonces tengas que ocupar avergonzado el último lugar. 10 Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa.f 11 Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».g
12 Dijo también al que lo había convidado:
--Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado. 13 Cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos; 14 y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.h
Parábola de la gran cenai
15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo:
--¡Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios!
16 Entonces Jesús le dijo: «Un hombre hizo una gran cenaj y convidó a muchos. 17 A la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: “Venid, que ya todo está preparado”. 18 Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: “He comprado una hacienda y necesito ir a verla. Te ruego que me excuses”. 19 Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego que me excuses”. 20 Y otro dijo: “Acabo de casarme y por tanto no puedo ir”. 21 El siervo regresó e hizo saber estas cosas a su señor. Entonces, enojado el padre de familia, dijo a su siervo: “Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos”. 22 Dijo el siervo: “Señor, se ha hecho como mandaste y aún hay lugar”. 23 Dijo el señor al siervo: “Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar para que se llene mi casa, 24 pues os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados gustará mi cena”».
Lo que cuesta seguir a Cristo
25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les decía: 26 «Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre,k madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27 El que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.l 28 ¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? 29 No sea que, después que haya puesto el cimiento, no pueda acabarla y todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, 30 diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar”. 31 ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? 32 Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos le envía una embajada y le pide condiciones de paz. 33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que posee,m no puede ser mi discípulo.
Cuando la sal pierde su sabor
(Mt 5.13; Mc 9.50)
34 »Buena es la sal; pero si la sal se hace insípida,n ¿con qué se sazonará? 35 Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oir, oiga».
15 La parábola de la oveja perdidaa
(Mt 18.10-14)
Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírlo, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo:
--Este recibe a los pecadoresb y come con ellos.c
Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: «¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?d Cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido”.e Os digo que así habrá más gozo en el cielof por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justosg que no necesitan de arrepentimiento.
Parábola de la moneda perdida
»¿O qué mujer que tiene diez dracmas,h si pierde una dracma, no enciende la lámpara, barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido”.i 10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente».
Parábola del hijo pródigo
11 También dijo: «Un hombre tenía dos hijos, 12 y el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde”. Y les repartió los bienes.j 13 No muchos días después, juntándolo todo,k el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó él a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envió a su hacienda para que apacentara cerdos. 16 Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.l 17 Volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros’ ”. 20 Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó. 21 El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo”. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies.m 23 Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, 24 porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado”. Y comenzaron a regocijarse.
25 »El hijo mayorn estaba en el campo. Al regresar, cerca ya de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados le preguntó qué era aquello. 27 El criado le dijo: “Tu hermano ha regresado y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberlo recibido bueno y sano”. 28 Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara. 29 Pero él, respondiendo, dijo al padre: “Tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo”. 31 Él entonces le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas. 32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado”».ñ
16 Parábola del mayordomo infiela
Dijo también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y este fue acusado ante él como derrochador de sus bienes.b Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo”. Entonces el mayordomo dijo para sí: “¿Qué haré?, porque mi amo me va a quitar la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que haré para que, cuando se me quite la mayordomía, me reciban en sus casas”. Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?”. Él dijo: “Cien barriles de aceite”. Le dijo: “Toma tu cuenta, siéntate pronto y escribe cincuenta”. Después dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?”. Este contestó: “Cien medidas de trigo”.c Él le dijo: “Toma tu cuenta y escribe ochenta”. Y alabó el amo al mayordomo malo por haber actuado sagazmente, porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.
»Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando estas falten, os reciband en las moradas eternas.
10 »El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.e 11 Si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? 12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?
13 »Ningún siervo puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas».f
14 Oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él. 15 Entonces les dijo: «Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
La Ley y el reino de Dios
16 »La Ley y los Profetasg llegan hasta Juan.h Desde entonces es anunciado el reino de Dios y todos se esfuerzan por entrar en él.i
17 »Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Ley.j
Jesús enseña sobre el divorcio
(Mt 19.1-12; Mc 10.1-12)k
18 »Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.
El rico y Lázaro
19 »Había un hombre rico, que se vestía de púrpural y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perrosm venían y le lamían las llagas. 22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham;n y murió también el rico, y fue sepultado.
23 »En el Hadesñ alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”. 25 Pero Abraham le dijo: “Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá”.
27 »Entonces le dijo: “Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento”. 29 Abraham le dijo: “A Moisés y a los Profetaso tienen; ¡que los oigan a ellos!”. 30 Él entonces dijo: “No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos, se arrepentirán”. 31 Pero Abraham le dijo: “Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos”».
Ocasiones de caer
(Mt 18.6-7,21-22; Mc 9.42)
17
Dijo Jesús a sus discípulos: «Imposible es que no vengan tropiezos;a pero ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.b ¡Mirad por vosotros mismos!c Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.d Y si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo».e
Auméntanos la fe
Dijeron los apóstoles al Señor:
--Auméntanos la fe.
Entonces el Señor dijo:
--Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: “Desarráigate y plántate en el mar”, y os obedecería.f
El deber del siervo
»¿Quién de vosotros, teniendo un siervog que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: “Pasa, siéntate a la mesa”? ¿No le dice más bien: “Prepárame la cena, cíñete y sírveme hasta que haya comido y bebido. Después de esto, come y bebe tú”? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. 10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”».
Diez leprosos son limpiados
11 Yendo Jesús a Jerusalén,h pasaba entre Samaria y Galilea. 12 Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos,i los cuales se pararon de lejos 13 y alzaron la voz, diciendo:
--¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!
14 Cuando él los vio, les dijo:
--Id, mostraos a los sacerdotes.j
Y aconteció que, mientras iban, quedaron limpios.k
15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz, 16 y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias. Este era samaritano.l 17 Jesús le preguntó:
--¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero?
19 Y le dijo:
--Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
La venida del Reino
(Mt 24.23-28,36-41)
20 Preguntado por los fariseos cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo:
--El reino de Dios no vendrá con advertencia, 21 ni dirán: “Helo aquí”, o “Helo allí”, porque el reino de Dios está entre vosotros.m
22 Y dijo a sus discípulos:
--Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombren y no lo veréis. 23 Y os dirán: “Helo aquí” o “Helo allí”. No vayáis ni los sigáis, 24 porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del hombre en su día.ñ 25 Pero primero es necesario que padezca mucho y sea desechado por esta generación. 26 Como fue en los días de Noé,o así también será en los días del Hijo del hombre. 27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca y vino el diluvio y los destruyó a todos. 28 Asimismo, como sucedió en los días de Lot,p cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
31 »En aquel día, el que esté en la azoteaq y tenga sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que esté en el campo, asimismo no vuelva atrás.r 32 Acordaos de la mujer de Lot.s 33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.t
34 »Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama: el uno será tomado y el otro será dejado. 35 Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada y la otra dejada. 36 Dos estarán en el campo: el uno será tomado y el otro dejado.u
37 Respondiendo, le dijeron:
--¿Dónde, Señor?
Él les dijo:
--Donde esté el cuerpo, allí se juntarán también las águilas.v
Parábola de la viuda y el juez injusto
18
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar,a diciendo: «Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: “Hazme justiciab de mi adversario”. Él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: “Aunque ni temo a Dios ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo me agote la paciencia”».c
Y dijo el Señor: «Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?d Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?».
Parábola del fariseo y el publicano
A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10 «Dos hombres subieron al Templo a orar:e uno era fariseof y el otro publicano.g 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismoh de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayunoi dos veces a la semana, diezmoj de todo lo que gano”. 13 Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,k diciendo: “Dios, sé propicio a mí,l pecador”. 14 Os digo que este descendió a su casa justificadom antes que el otro, porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».n
Jesús bendice a los niños
(Mt 19.13-15; Mc 10.13-16)
15 Traían a él niños para que los tocara. Al verlo los discípulos, los reprendieron. 16 Pero Jesús, llamándolos, dijo:
--Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. 17 De cierto os digo que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.ñ
El joven rico
(Mt 19.16-30; Mc 10.17-31)
18 Un dignatarioo le preguntó, diciendo:
--Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?p
19 Jesús le dijo:
--¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. 20 Los mandamientos sabes: “No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”.q
21 Él dijo:
--Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
22 Al oir esto, Jesús le dijo:
--Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.r
23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico. 24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo:
--¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!s 25 Porque es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.t
26 Los que oyeron esto dijeron:
--¿Quién, pues, podrá ser salvo?
27 Él les dijo:
--Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
28 Entonces Pedro dijo:
--Pues nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido.
29 Y él les dijo:
--De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o padres o hermanos o mujer o hijos, por el reino de Dios, 30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
Jesús anuncia por tercera vez su muerte
(Mt 20.17-19; Mc 10.32-34)
31 Tomando Jesús a los doce, les dijo:
--Cuando lleguemos a Jerusalénu se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del hombre, 32 pues será entregado a los gentiles,v se burlarán de él, lo insultarán y le escupirán.w 33 Y después que lo hayan azotado, lo matarán; pero al tercer día resucitará.x
34 Sin embargo, ellos nada comprendieron de estas cosas, porque esta palabra les era encubierta y no entendían lo que se les decía.
Un ciego de Jericó recibe la vistay
(Mt 20.29-34; Mc 10.46-52)
35 Aconteció que, acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando, 36 y al oir a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37 Le dijeron que pasaba Jesús nazareno. 38 Entonces gritó, diciendo:
--¡Jesús, Hijo de David,z ten misericordia de mí!
39 Los que iban delante lo reprendían para que callara; pero él gritaba aún más fuerte:
--¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
40 Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerlo a su presencia. Cuando llegó, le preguntó, 41 diciendo:
--¿Qué quieres que te haga?
Y él dijo:
--Señor, que reciba la vista.
42 Jesús le dijo:
--Recíbela, tu fe te ha salvado.
43 Al instante recobró la vista, y lo seguía glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.
Jesús y Zaqueo
19
Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un hombre llamado Zaqueo,a que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y, corriendo delante, se subió a un sicómorob para verlo, porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo:
--Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa.
Entonces él descendió aprisa y lo recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un hombre pecador.c Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor:
--Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado.
Jesús le dijo:
--Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham,d 10 porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.e
Parábola de las diez minas
11 Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente.
12 Dijo, pues: «Un hombre noble se fue a un país lejano para recibir un reino y volver.f 13 Llamó antes a diez siervos suyos,g les dio diez minash y les dijo: “Negociad entre tanto que regreso”. 14 Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron tras él una embajada, diciendo: “No queremos que este reine sobre nosotros”.
15 »Aconteció que, al regresar él después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 16 Se presentó el primero, diciendo: “Señor, tu mina ha ganado diez minas”. 17 Él le dijo: “Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades”.i 18 Llegó otro, diciendo: “Señor, tu mina ha producido cinco minas”. 19 También a este dijo: “Tú también sé sobre cinco ciudades”.
20 »Se presentó otro, diciendo: “Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo, 21 porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo que tomas lo que no pusiste y siegas lo que no sembraste”. 22 Entonces él le dijo: “Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo soy hombre severo que tomo lo que no puse y siego lo que no sembré. 23 ¿Por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que, al volver, lo hubiera recibido con los intereses?”. 24 Y dijo a los que estaban presentes: “Quitadle la mina y dadla al que tiene las diez minas”. 25 Ellos le dijeron: “Señor, tiene diez minas”. 26 “Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.j 27 Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinara sobre ellos, traedlos acá y decapitadlos delante de mí”».

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-ltima actualización del programa: 7/4/2020