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1 a 2 Salmo real, utilizado originariamente en la ceremonia de entronización o ascensión al trono de un nuevo rey, perteneciente a la dinastía davídica. Sobre los ritos de entronización, cf. 1 R 1.28-53; 2 R 11.12.
c 2.2 Su ungido. Se llamaba al rey «el Ungido de Jehová», porque en el momento de recibir la investidura real era «ungido», es decir, un sacerdote derramaba sobre su cabeza aceite consagrado (2 R 11.12; cf. 1 S 10.1; 16.13). Las palabras Mesías y Cristo, procedentes una del hebreo y la otra del griego, significan originariamente ungido. Véanse Escoger (c), Ungido y los términos Cristo y Mesías en la Concordancia temática.
6 e 2.6 Sión era el nombre de la fortaleza que David arrebató a los jebuseos para hacerla capital de su reino (2 S 5.7). Luego, ese mismo nombre se aplicó a la colina situada un poco más al norte, donde Salomón construyó el templo de Dios (cf. Sal 78.68-69). También pasó a designar toda la ciudad de Jerusalén (cf. Sal 48.12-14). Los salmos aluden constantemente a Sión y a su Templo, y lo llaman monte santo porque Jehová lo ha elegido para habitación suya ( Sal 132.13). Véase Sión en la Concordancia temática.
7 f 2.7 El decreto: posible referencia al documento que establecía las prerrogativas del rey en el día de su entronización.
g 2.7 En el día de su elevación al trono, el rey era constituido «hijo de Dios» por adopción, de acuerdo con la promesa de 2 S 7.14: «Yo le seré un padre, y él me será un hijo» (cf. Sal 89.26-27). El NT cita estas palabras en Hch 13.33; Heb 1.5; 5.5.
9 h 2.9 Vara de hierro: es decir, el cetro, la insignia del poder real que incluye el gobierno de la comunidad, el mando militar y la responsabilidad de administrar justicia. Cf. Sal 45.4; 72.1-4; 110.2.
10 i 2.10 Ap 2.27-28; 12.5; 19.15.
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