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1 a 42.1-9 En los vs. 1-7 de este cap. se encuentra el primero de los cuatro poemas designados habitualmente con el nombre de "Cantos del Siervo sufriente" (cf. 49.1-6; 50.4-9; 52.13–53.12). En estos poemas se describe al Siervo como un profeta elegido y llamado por el Señor, colmado de su espíritu y enviado a cumplir una misión en beneficio no solo de Israel sino de todas las naciones (cf. vs. 1,4). Para llevar a cabo su misión, debe afrontar muchos padecimientos, pero el Señor lo sostiene con su poder y al final lo eleva a una dignidad tal que provoca la admiración de reyes y naciones (cf. Is 52.13-15). El NT cita repetidamente estos "Cantos del Siervo sufriente" y los interpreta como una anticipación profética de la persona y la obra de Cristo. Cf. Mt 8.17; Hch 8.32-33; Ro 15.21. b 42.1 Mi siervo: En el AT reciben el título de siervo las personas que cumplen una tarea importante en el servicio del Señor, como Moisés, Josué, David y los profetas. Cf. Jos 1.1-2; 24.29; Sal 89.20; Jer 25.4. En Is 40–55 ese título se aplica con frecuencia al pueblo de Israel. Cf. Is 41.8; 44.2,21; 45.4; 48.20. Cf. también Ro 1.1; Flp 1.1. d 42.1 He puesto en él mi espíritu: El espíritu del Señor, en el AT, es un don concedido especialmente a los que deben llevar a cabo una tarea arriesgada o difícil, como los caudillos o jueces (Jue 3.10), los reyes (1 S 16.13) y los profetas (Nm 11.24-30). Cf. Ex 31.3-5; Is 11.2; 61.1.
2 e 42.2 A diferencia de los profetas anteriores al exilio, que debieron alzar la voz para anunciar el juicio divino sobre Israel, el Siervo del Señor anuncia su mensaje con dulzura y suavidad, aunque no desprovistas de firmeza (cf. v. 4).
3 f 42.3 La caña y la mecha son dos imágenes poéticas que en otros pasajes del AT se refieren a un pueblo que se ha quedado sin fuerzas. Cf. 1 R 14.15; 2 R 18.21; Is 43.17; Ez 29.6.
4 g 42.1-4 Cf. Mt 12.18-21.
5 h 42.5 Y lo extendió: Cf. Sal 104.2; véanse también Is 48.13 nota j; Jer 10.12 n.
6 j 42.6 Señal de mi pacto con el pueblo: lit. pacto del pueblo. El sentido exacto de esta expresión es dudoso, por lo que ha sido interpretada de distintas maneras. Según algunos, el Siervo está llamado a ser una alianza, es decir, un lazo de unión entre los miembros del pueblo de Dios; según otros intérpretes, su misión consiste en restablecer la relación entre el Señor e Israel y en hacer que el pueblo tome conciencia de las obligaciones que resultan de esa relación. Cf. Is 49.6.
9 n 42.9 Acerca del anuncio de cosas que se cumplirán en el futuro, véase Is 41.22 n.
10 ñ 42.10 La expresión canto nuevo aparece con frecuencia en el libro de los Salmos (véase Sal 33.3 n.). Nótese la correspondencia entre este canto nuevo y las cosas nuevas que el Señor está a punto de realizar (Is 42.9).
11 p 42.11 Quedar: Véase Sal 120.5 nota g.
14 r 42.14 En los Salmos de súplica, los salmistas suelen interrogar al Señor acerca del porqué de su silencio (cf. Sal 22.1-2; 28.1). El profeta emplea aquí la misma metáfora, pero en sentido contrario: el Señor sale de su silencio y entra en acción para liberar a su pueblo de la esclavitud. Véase Sal 78.65 n. s 42.14 Los dolores de parto representan simbólicamente el nacimiento de un nuevo orden de cosas (cf. Is 43.19; Ro 8.22).
15 t 42.15 Desiertos: traducción probable. Heb. países del mar.
17 u 42.17 Cf. Is 45.16,20.
18 v 42.18 Los vs. 18-25 son una respuesta a la queja de los israelitas en el exilio. Según Is 40.27, ellos se lamentaban de que el Señor no reparaba en el triste destino que les había tocado. Ahora el Señor les responde que los verdaderos ciegos y sordos son ellos, que ven y oyen, pero no comprenden lo que el Señor les está diciendo a través de los acontecimientos.
22 w 42.22 Cf. 2 R 24.1–25.21. |